“Soy políticamente daltónica, solo veo un color: el color de México.”
XÓCHITL GÁLVEZ
“Te voy a enseñar a querer
Cariño de mi corazón
Te quiero y te quiere mi amor
Y quiero tus besos sentir
Tus ojos los quiero mirar
Muy cerca de mi corazón
Te voy a enseñar a querer
Y a entregarme tu amor.”
MANOELLA TORRES
Lugar, colores, acompañantes, símbolos y discurso. Será políticamente daltónica, pero bien que Xóchitl Gálvez tiene claras las claves de lo que la ciudadanía opositora esperaba escuchar.
Ayer, en el Ángel de la Independencia, al recibir su constancia como candidata presidencial por el Frente Amplio por México, Xóchitl integró un discurso que movió a más de uno. No fue de esos discursos acartonados de siempre, tampoco uno que llamara al odio y a la división, como son el sello de Andrés Manuel de los últimos tiempos.
Al contrario. Un llamado a la reconstrucción de un México que ya existe, que está aquí, latente, pero que requiere del trabajo y la unión de todos para hacerse ver. Dejó ver sus prioridades y el porqué de estas.
Ante miles de personas que llegaron con un interés genuino, la hidalguense afirmó que el Frente alcanzará a Morena en la intención del voto de aquí a junio del 2024, lo cual será bueno y muy positivo puesto que “los integrantes de ese partido no pudieron hacer historia…”. Primer “out” diplomático a quién tanto ha presumido de construir una herencia histórica.
El segundo llegó cuando recordó su regla de oro: “ni huevones ni rateros ni pendejos. Yo a mis equipos les exijo el cien por ciento de trabajo, de honestidad y de capacidad; con eso lo podemos lograr”. Muy diferente al “90% de honestidad y 10% de capacidad”. Era obvio, pues estos no están peleados, ni tendrían por qué ser excluyentes. Se necesita hoy más que nunca de personas honestas, trabajadores, capaces y ¡mucho muy aspiracionistas!
El tercero, ponchando a López Obrador, vino cuando sin refrescos, boings, tortas, pizzas (¿verdad Adán Augusto?) u otras dádivas llenó una buena parte de la avenida Reforma. Nada de acarreados. Y eso que fue solo la primera entrada…
El mensaje de Xóchitl esbozó algo de su estrategia; el integrar a todo México, buscar la unidad, dejar atrás la propuesta de dividir y sí, buscar soluciones para los problemas que como nación más nos duelen. Invitó a la representante de las Madres Buscadoras, las mismas que no quiso recibir López Obrador porque “devalúan la investidura presidencial”. Diferencia nada sutil: una las invitó, el otro les cerró las puertas.
Primera gran señal: ella sí está en el ánimo de escuchar; de invitar a los más desfavorecidos. A quienes, aunque digan lo contrario, la 4t no está ayudando. Fue también un aviso del compromiso que la candidata opositora está tomando en temas como son la seguridad y la justicia (las víctimas ante todo; esas que el gobierno obradorista quiere borrar de los registros de violencia o de desapariciones).
Estuvo rodeada también de las mujeres trabajadoras. Aquellas que perdieron las estancias infantiles, el tamiz neonatal para sus hijos y han sufrido en su familia una disminución en la atención a la salud. El mensaje a todos los trabajadores de México que aspiran a tener un mejor nivel de vida pero que también requieren las oportunidades —no lo mismo que apoyos en especie o económicos— para poder superarse.
Se comienza a dibujar una propuesta de desarrollo social con economía social alternativo. Los pisos mínimos para lograr una movilidad social de quienes buscan un mejor futuro basado en su trabajo y anhelan un país más justo y también más seguro para sus hijos.
Invitar a los pueblos originarios resulta de que es parte de la identidad de ella como política y ciudadana. Entendiendo y atendiendo la pluriculturalidad e impulsando la misma. Ofreciendo respeto a sus culturas, pero integrándolos a la evolución del país.
La integración real basada en capacitación laboral y respeto.
Por último y muy importante: “recuperar la esperanza” y la confianza; entender que la oposición no ha muerto, que se puede vencer en las urnas.
El sector de la población que ya no aguanta más improvisaciones, más caprichos, resentimientos, revanchas e ideología. Que busca una visión de futuro, sin perder lo bueno del presente y del pasado; en la que quepamos todos (menos los huevones, los rateros, los pendejos).
Se debate la cifra sobre cuántas personas asistieron al evento de este domingo; se habla de una pobre marcha, ignorando se trató de un mitin. Sin embargo queda de manifiesto que hay una persona que vez tras vez a ha demostrado capacidad de aglutinar. Que no tiene miedo en enfrentar al poder de Morena (a la Presidencia de la República, 23 estados, un congreso, un partido, los dineros públicos y las estructuras) y proponer un cambio de rumbo.