Muchos mexicanos se entusiasmaron cuando vieron por primera vez a una joven activista política aparecer en los comerciales de Morena. El lector recordará seguramente aquel vídeo donde Luisa María Alcalde canta alegremente en un bus a la vez que hace propaganda a su nueva casa política.

Luisa María, electa diputada federal, enfrentó valientemente al secretario Luis Videgaray en San Lázaro, cuando éste último ejercía como secretario de Hacienda –vicepresidente de facto- en el marco de la promulgación de las reformas estructurales en 2012.

En aquel momento, Luisa María Alcalde era percibida como una mujer aguerrida, dispuesta de defender sus convicciones e ideales ante lo que ella misma suponía se trataba de una nueva estratagema priista dirigida a privilegiar a un puñado de políticos. Tras haberse lanzado contra el vilipendiado Pedro Aspe, no escatimó recursos para pintar a Luis Videgaray como un cómplice de las trapacerías del Peña Nieto y del PRI.

Tras su aparición en la vida pública del país, Luisa María Alcalde continuó ascendiendo inexorablemente entre las filas morenistas y ante la opinión de AMLO, hasta convertirse, una vez él instalado en Palacio, en secretaria del Trabajo. Muy relevante y motivador. Por primera vez en la historia de México, una valiente mujer mexicana sería la responsable de dirigir la política laboral del país.

A su paso por la ST, Luisa María impulsó exitosamente la iniciativa contra el outsourcing y el aumento al salario mínimo, enfrentando una oleada de críticas en torno a los peligros suscitados por la inflación y al desmantelamiento de una práctica laboral que, para bien o mal, ofrecía a las empresas una posibilidad de emplear a trabajadores.

Las columnas más leídas de hoy

Y finalmente, su llegada a Bucareli como secretaria de Gobernación, tras la salida de Adán Augusto López, encendió nuevamente el entusiasmo de un grupo de mexicanos de izquierda que ven en Luisa María una nueva promesa política.

Desafortunadamente, a la luz de los acontecimientos recientes, el futuro de Luisa María Alcalde se ha ensombrecido, al menos, fuera de los círculos inmediatos de la 4T. En el marco del informe de labores del presidente del Senado, la secretaria de Gobernación aseguró que “las leyes deben ser protegidas tras haber sido aprobadas por la mayoría del pueblo de México… y que la visión de una persona que no fue electa no puede imponerse a la de millones aquí representados”.

El discurso se enmarcó en los ataques reiterados perpetrados por AMLO contra el Poder Judicial, tras haber echado por tierra un parte importante de su paquete de sus reformas, y en medio de la promesa del presidente mexicano de reformarlo para “democratizarlo” cuando se trata, en realidad, de un deseo de doblarles, y con ello, asegurar la sobrevivencia de la 4T mismo si ello conlleva la violación de las leyes y de la Carta Magna.

Luisa María Alcalde, egresada de las aulas de la UNAM y con un posgrado en la Universidad de Berkeley… ¿conoce los principios elementales de la división de poderes y cómo el Poder Judicial tiene el deber de velar por la legalidad constitucional sin distingos de colores partidistas? ¿habrá leído durante su paso por esas universidades los dictados del barón de Montesquieu? ¿o se trata simplemente de una funcionaria de escritorio sin criterios propios decidida a secundar los instintos autoritarios de AMLO?