Ya es reiterativo decir que la oposición en México no tiene argumento, proyecto o propuesta alguna. Más allá de repetir como pericos en cocaína consignas del estilo “dictador, dictador”, “se robaron el Fonden, el Fonden” e “imposición, omposición”, no tienen nada que ofrecerle a los votantes “indecisos”, ni tienen la capacidad de atacar de forma estratégica los puntos débiles de la 4T, que si existen.

Aún así, el peso de la realidad material, más allá de la cada vez menos efectiva campaña propagandística en medios tradicionales -prácticamente ya sin impacto en la generación de menos de 30 años- es un lastre al cual no se podrá enfrentar Santiago Taboada, impuesto por “consenso”, sin encuestas, elecciones, foros, ni “consulta a las bases”, como flamante (sarcasmo) candidato del PRIAN a la gubernatura de la CDMX (el “Porrodé” ya ni cuenta. A Zambrano lo siguen invitando a las fotos básicamente por lástima).

Y he aquí. El enfrentamiento entre Morena y la izquierda versus el viejo y desprestigiado régimen de derechas será encarnado entre Clara Brugada, una mujer y activista surgida del pueblo y Santiago Taboada, un corrupto y conservador más surgido de las fábrica de la derecha en donde crearon previos “terminators” de nombre Santiago Creel y Ricardo Anaya. Son lo mismo.

Territorio versus blanquitud; progreso social versus Cártel Inmobiliario; consenso versus imposición; utopía versus distopía. A lo único a lo que le apuesta a ganar la derecha mexicana -y a lo que volcará todos sus recursos ante el colapso de la candidatura ya testimonial de Xóchitl Gálvez- es la Ciudad de México. Agárrense.