Para nadie es desconocido el tema del cambio climático, y todos tenemos claro que la industria aérea colabora con emisiones de Co2. Lo que ya no es tan ampliamente conocido es qué son las estelas de condensación en la aviación y cuál es su relación con la huella de carbono.

Las estelas son esas “rayas blancas” que muchos vemos en el cielo, y que contrastan con el fondo azul. Son emitidas por las aeronaves y son visibles gracias al efecto de condensación debido a que a mayor altura, menor temperatura, y los motores al expulsar aire caliente se condensa formando las famosas estelas, también conocidos como cirros artificiales.

Como dato cultural: la temperatura exterior en los vuelos comerciales, dependiendo de la altitud de crucero en la que viaje la aeronave, oscila entre los -50° y -70° grados centígrados.

Estas emisiones del sector aéreo representan entre el 2% y 3% del Co2 a nivel mundial; aunque los científicos todavía no se ponen de acuerdo en las cifras definitivas, algunos han llegado a mencionar que el impacto climático que se tiene en la industria aeronáutica es considerablemente mayor, pero sin tener cifras certeras, ya que dentro del efecto de las estelas de condensación también se libera óxido de nitrógeno, que representan un 57%.

La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) reconoce este impacto, y es por eso que también se encuentra trabajando en el plan de “cero emisiones para el 2050″.

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Hay mucha gente que tiene teorías diferentes sobre las estelas de condensación, afirmando que son estelas químicas “chemtrails”, que sirven para envenenar a la población, que de esa forma propagaron el Covid, o la enfermedad que a ustedes se les ocurra. Asegurando que esas estelas son pruebas irrefutables de que nos “están fumigando”. Nada más falso, la realidad es otra.

Una duda que puede surgir es ¿estas mismas estelas de condensación seguirán a pesar de utilizar combustible sostenible?, la respuesta es sí. La diferencia con el combustible sostenible (SAF por sus siglas en inglés) es que reduce en un 80 por ciento las partículas de hollín. Sin embargo las estelas con este combustible reducirían su impacto ambiental en un 50 por ciento, esto por el efecto de condensación que ya explicamos anteriormente.

Y en el caso del combustible de hidrógeno, este sólo emite vapor de agua, que también podrían generar estelas de condensación con la gran diferencia de que estas se disiparían de una manera mucho más rápida.

Un estudio del año 2020 realizado en el espacio aéreo japonés concluyó que solo un 2% de los vuelos provocaban el 80% de las estelas, y que desviando el curso del avión un 1,7% se podría reducir este fenómeno en un 59% sin impactar en el consumo de carburante. Y es que estas nubes solo se forman con ciertas condiciones de humedad y temperatura, por lo que sugieren evitar las zonas donde es más posible que se den estas circunstancias meteorológicas, y con ello evitar que estas estelas desaten el miedo en algunas personas que ven los aviones desde tierra.

Pero el punto interesante, más allá de “desaparecer” las estelas de condensación, es que se busca reducir su impacto dentro del fenómeno del calentamiento global. Justamente la investigación con nuevos combustibles es precisamente para mitigar las emisiones de Co2 en la atmósfera.

Hace pocos días la armadora Airbus tuvo un vuelo en su modelo A380 con combustible 100 por ciento sostenible; ahora la aerolínea British Airways comenzará a utilizar en sus vuelos el combustible sostenible que la refinería Phillps 66 Humber produce a partir de materia prima de desecho sostenible, como gases residuales, residuos agrícolas y forestales, desechos domésticos y comerciales y aceite de cocina. Esta empresa alimentará varias terminales incluyendo el famoso Heathrow.

¿Qué sucede en nuestro país? Sería un buen punto a considerar que a la par de la construcción de la refinería “Dos Bocas”, se buscara e impulsara la creación de combustibles sostenibles para la aviación, y con ello reducir el impacto que causan las estelas de condensación en el calentamiento global. Es una gran oportunidad la que se vislumbra, ojalá que la actual administración se percate de ella, y abra las puertas a proyectos de Universidades e Iniciativa privada, que seguramente ya existen.