“Hijo de anciano, huérfano temprano”

No es un refrán que aplique a Marcelo Ebrard a quien su padre en la política le duró mucho tiempo, demasiado lamentablemente para el actual canciller. Otra sería su suerte si se hubiera quedado sin la guía de Manuel Camacho bastantes años antes de la desaparición física de este personaje en 2015. La orfandad temprana debe ser muy triste, pero si se supera el dolor con inteligencia el abandonado aprende a caminar por sí mismo, sin la dirección de alguien más experimentado.

¿A qué viene eso? Estoy reflexionando sobre la columna de este viernes de Raymundo Riva Palacio, en la que tocó el tema de la orfandad de Ebrard: “Marcelo es muy inteligente pero tiene un problema… y es que siempre necesita quién le diga qué hacer”. Eso le comentó alguien al mencionado columnista; Raymundo añadió que, durante toda la vida pública de Marcelo, a este lo dirigió Manuel Camacho, quien al morir dejó al hoy titular de Relaciones Exteriores en el peor abandono.

Gracias a los consejos de Camacho, pudo Ebrard antes de 2006 entender al entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Tan lo entendió que logró el apoyo de AMLO para sucederlo al frente de la administración pública capitalina.

Ahora mismo, sin Camacho a su lado para guiarlo, se nota que Ebrard simple y sencillamente no encuentra la forma correcta de relacionarse con un superior jerárquico tan complejo como el presidente López Obrador.

De ahí que la comentocracia se pregunte cuándo renunciará Ebrard a la cancillería.

Ese es el sentido de la columna de Alfredo C. Villeda en Milenio —”¡Qué difícil chamba la de Marcelo!”—, en el que el autor de plano dice que Ebrard no hace nada en la SRE porque el propio Andrés Manuel “ha tomado en sus manos las relaciones internacionales”.

El presidente tiene derecho a eso y a mucho más, sin duda. Con habilidad, Marcelo Ebrard pudo haber utilizado tan decisión de AMLO de manejar la política exterior para incrementar sus posibilidades presidenciales, pero ha ocurrido exactamente lo contrario. Le ha falto destreza quizá porque ya no cuenta con la asesoría de Manuel Camacho para sacarle provecho a los aparentes conflictos diplomáticos con España y Panamá generados por alguna estrategia de López Obrador.

Riva Palacio, en El Financiero, ha hecho la lista de los problemas de Ebrard causados por su mala relación actual con López Obrador:

√ Se ve Marcelo como “figura desechable” por el presidente.

√ Ebrard ha caído en “la ignominia”.

√ “El pastelazo” que AMLO lanzó a España “le pegó en la cara a Ebrard”.

√ Andrés Manuel no consultó a Marcelo antes de designar embajador en Estados Unidos a Esteban Moctezuma.

√ AMLO destituyó, sin consultar a su canciller, a la agregada cultural en Madrid.

√ Tampoco supo Marcelo que el presidente propondría a Pedro Salmerón y a Jesusa Rodríguez para la embajada de México en Panamá.

√ AMLO corrigió públicamente a Ebrard a propósito de enviar una representación oficial a la toma de protesta de Daniel Ortega en Nicaragua.

√ El presidente le quitó al secretario de la SRE la responsabilidad de la adquisición de vacunas anti-covid y se la dio a Hugo López-Gatell.

√ AMLO no le hizo caso a Ebrard cuando este quiso tratar un tema acerca del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

√ Contra los deseos de Marcelo, Andrés Manuel instruyó a Rocío Nahle a ser muy dura en una reunión con la secretaria de Energía de Estados Unidos.

√ “Lo que Ebrard teje durante el día, muchas veces el presidente se lo desteje al siguiente”.

Ebrard a una juzgado en Nueva York

Para colmo, la Línea 12 del metro —desastre de obra pública en tiempos de Ebrard como jefe de gobierno— ha empezado a litigarse en Estados Unidos.

Lo cuenta Darío Celis, en El Financiero:

√ Las familias de las víctimas por la tragedia de esa línea del metro han demandado en Nueva York a las empresas Alstom (de Mayté Ramos), ICA (de Guadalupe Phillips) y Grupo Carso (de Carlos Slim).

√ “La querella se basa en las conclusiones de DNV, la firma noruega de manejo de riesgos que fue contratada por la administración de Claudia Sheinbaum para esclarecer las causas del accidente”.

√ Desde hace rato sabemos que la Línea 12 se cayó por fallas de origen, es decir, porque no se construyó adecuadamente, lo que a fuerza es culpa tanto de las empresas contratistas como del gobierno en ese tiempo encabezado por Ebrard.

Lo que Camacho no pudo ya aconsejar a Ebrard

¿Por qué Andrés Manuel parece haberle perdido la confianza a Marcelo Ebrard? Desde luego, por la posibilidad de que hubiese existido corrupción en la construcción de la Línea 12, pero sobre todo porque desde el arranque del sexenio el canciller insistió en presentarse como un vicepresidente de México e inclusive como otro presidente, el sofisticado, el cosmopolita, el calificado para rodearse con los líderes globales, mientras el mandatario electo se quedaba en el país para ocuparse solo de los asuntos internos. Marcelo se chifló, pues.

Manuel Camacho le habría dicho a su pupilo Marcelo Ebrard: “Bájala varias rayitas a tu protagonismo, recuerda que al jefe no se le rebasa ni en la carretera”.

Pero Camacho ya no pudo decirle eso a Ebrard, así que este, hinchado por la soberbia, intentó rebasar a Andrés Manuel, quien lo único que hizo fue meterle el pie a su acelerado canciller y lo tumbó feamente.

Todavía puede Ebrard levantarse, pero si no le baja a las rayitas que le habría señalado Camacho, pronto será invitado a irse de la 4T a probar suerte en los partidos de oposición que no lo quieren como candidato en 2024 —en el PRI y en el PAN no confían en Marcelo, de plano no— o en el instituto político que no lo necesita para la próxima contienda presidencial, Movimiento Ciudadano, donde Dante Delgado tiene tres opciones: (i) la opción frívola, Ricardo Monreal; (ii) la opción para negociarlo a la hora buena, Enrique Alfaro, y (iii) la opción seria, Luis Donaldo Colosio Riojas.