Los qatarís prepararon durante más de una década el pimer Mundial en territorio árabe, en el desierto para decirlo de manera más sencilla; gastaron millones de dólares, invirtieron en tecnología de punta para mitigar los problema que pudieran tener por las condiciones climatolóficas de la región y hasta hicieron que se cambiará a fin de año.

Pero por más millones que hayan gastado en la construcción o remodelación de sus estadios, no contaron con que tendrían un enemigo silencioso que ha golpeado el ya de por sí áspero ambiente que se vive en los estadios.

El termómetro marca entre 28 y 32 grados centígrados al momento del Inglaterra vs Irán en el estadio Internacional Al Khalifa. Una temperatura relativamente agradable para jugar al futbol, aunque en las tribunas se siente frío.

“Es una locura, es gastar mucha energía y ni siquiera es agradable”, comenta un aficionado a quien el intenso viento frío que sale de los conductos que están detrás de él, le pega directamente en la espalda.

En los preparativos de este Mundial, los organizadores presumieron en muchas ocasiones la tecnología que utilizarían para tener un “ambiente agradable” durante los partidos. Hablaban de que los estadios estarían cerca de los 21 grados centígrados, pero la realidad golpea con un par de grados menos y por más difícil de creer que parezca, habrá que llevar una sudadera o chamarra a la tribuna.

Por supuesto que hay quien no le pone atención al tema, pero un buen número de aficionados se quejan del fuerte viento frío que recorre las tribunas... Otra cuestión a considerar por los organizadores, quienes sobre la marcha han tenido que arreglar caos en entradas al Fan Fest, transporte y hasta la regulación de la venta de cerveza.

El Mundial de Qatar camino lento, y frío, tanto así, que ya no es extraño ver a gente con chamarras en pleno desierto.