El presidente AMLO ha sido objeto nuevamente de innumerables críticas tras haber declarado la necesidad de proteger la vida de los delincuentes, pues son – recogiendo las palabras del jefe del Estado- vidas humanas. Enseguida, el presidente hizo alusión al riesgo de caer en la tentación de aplicar la Ley del Talión y del “ojo por ojo”.

El comentario de AMLO ha sido desafortunado en el contexto de recientes asesinatos de periodistas. Como es bien sabido, tres profesionales del periodismo han perdido la vida en los últimos días. Los nombres de Yesenia Mollinedo, Shelia Johana García y Luis Enrique Ramírez se han sumado a la lista de víctimas del crimen organizado. Con ello el número de asesinatos de periodistas en México ha ascendido a once en 2022, lo que coloca a nuestro país en el vergonzoso primer peldaño en la asignatura.

A raíz de estos lamentables acontecimientos, la opinión pública nacional e internacional ha repudiado los hechos. La Unión Europea, a través de su Delegación en México, emitió un comunicado publicado el día de ayer, por el cual condena los lamentables sucesos a la vez que exhorta al Estado mexicano a dirigir esfuerzos hacia la protección de los periodistas y al combate contra el crimen organizado.

Lo que el presidente AMLO quizá confunde es la separación entre la defensa de la vida humana y la aplicación de la justicia. México, al igual que todos los Estados del mundo occidental (con la clara excepción de los Estados Unidos, tanto a nivel federal como en la mayoría de las entidades) no contempla en el código penal la pena de muerte. Es decir, un criminal, no obstante la gravedad de sus crímenes y las posibles repercusiones sobre sus víctimas y familiares, no teme por su vida en el sistema de justicia mexicano.

AMLO, por el contrario, asegura defender la vida de los criminales no mediante su protección una vez que han enfrentado la justicia – y a la luz de nuestro código penal- sino con la fracasada política de “abrazos no balazos”, es decir, con las fuerzas del Estado mexicano mirando hacia otro lado mientras las organizaciones criminales asesinan periodistas, envenenan a nuestros jóvenes, corrompen a las policías y ponen de rodillas a unas débiles autoridades locales.

En suma, la defensa de la vida de los criminales debe darse frente a los tribunales, mediante la protección de nuestro código penal y el sostenimiento de los principios contra la pena de muerte en México. Esta defensa no debe interpretarse –como lo hace AMLO- con una política de impunidad que ha costado la vida a tantos mexicanos.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4