Las encuestas favorecen a Morena, trátese de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum o de cualquier hombre o mujer que sea honrado con el espaldarazo de AMLO y con la bendición de la dirigencia del partido oficial.  A pesar del golpeteo mediático por parte de la oposición, AMLO y su partido se perfilan hacia el triunfo en 2024.

AMLO mantiene su popularidad e impulsa a Morena

No obstante los fracasos en todas la materias evaluables, AMLO conserva una popularidad envidiable para cualquier jefe de Estado en el mundo. Con niveles de inseguridad disparados, un crecimiento mediocre de la economía, una inflación que ha alcanzado a todos los hogares mexicanos y con el incremento del número de pobres, Morena mantiene las preferencias hacia las próximas elecciones presidenciales. Para la mala fortuna de México y para la mayoría de los países en desarrollo, los bajos niveles educativos hacen a la población vulnerable frente al discurso populista.

Con el extraordinario genio comunicativo que le caracteriza, AMLO es capaz de transformar en el imaginario de la mayoría de los mexicanos una realidad adversa en una oportunidad política. Con sus discursos mañaneros, el presidente convierte un dato duro en una nueva ocasión para descalificar a la oposición, y con ello, mantener o elevar sus niveles de aceptación.

¿Por qué la oposición difícilmente ganará en las próximas elecciones presidenciales?

Sencillo. Porque no tienen candidatos populares. Veamos un par de casos.

  • Ricardo Anaya: A pesar de su elocuencia discursiva y del hecho de presentar propuestas de vanguardia, el queretano no es popular. Su residencia en Atlanta y aquel apodo de Ricky Riquín hicieron mella en 2018 y continúa, al día de hoy, alterando su percepción pública. Poco importará si el queretano habla sobre el crecimiento del PIB, del cambio climático o de relaciones internacionales, los mexicanos, en su inmensa mayoría, lo ven como un político lejano de las necesidades de la gente.
  • Enrique de la Madrid: otro candidato que sería un buen presidente de México. Desafortunadamente, el peso de su apellido y el hecho de no saber conectar con la mayoría de los mexicanos hacen de su triunfo una aspiración casi inalcanzable. En otras palabras, a pesar de sus propuestas, difícilmente el hijo del expresidente tendrá posibilidades reales de ser presidente de México.

La oposición, con miras a 2024, deberá buscar un candidato que sea capaz de “conectar” con el electorado. Desafortunadamente, poco valdrán las propuestas de política pública o el constante recordatorio de los fracasos de la 4T. Lo que marcará la diferencia, y que permitiría, eventualmente, arrebatar a Morena las posibilidades de ganar la presidencia, es el carisma del candidato. ¿Hay algún candidato popular dentro la oposición? Por ahora no lo han encontrado.