Fui alumno del profesor Richard Neustadt en Harvard. Era un eminente politólogo que hizo contribuciones significativas para nuestra comprensión del liderazgo político, la institución de la presidencia y los procesos de toma de decisiones. Durante los cursos que tomé con Neustadt aprendí que quien aspire a ser presidente de una nación debe saber combinar el pensamiento analítico, el pensamiento político y el pensamiento soberano. Eso no es fácil. También aprendí que, en una república, el poder presidencial está fincado en 5 pilares:

  • Persuasión: la capacidad para persuadir e influir en otros, tanto dentro del gobierno como entre el público. Los presidentes deben comunicar de manera efectiva sus objetivos, valores y políticas para generar apoyo y reunir el capital político para lograr sus objetivos.
  • Reputación profesional: la reputación y credibilidad profesional de un presidente es vital. Su capacidad para ganar un sólido reconocimiento como líder capaz y bien informado mejora su poder de persuasión, facilita las alianzas y el apoyo de otros actores políticos.
  • Negociación: los presidentes deben entender y practicar el arte de la negociación. Navegan panoramas políticos complejos y trabajan con actores diversos. La capacidad de llegar a compromisos, crear coaliciones y negociar con eficacia es crucial para el éxito.
  • Prestigio personal: prestigio, aprobación pública e imagen positiva de un presidente influyen en su capacidad para ejercer presión sobre el Congreso, dar forma a la opinión pública, movilizar apoyo para sus iniciativas y dominar las decisiones políticas.
  • Habilidad legislativa: la capacidad de comprender las complejidades del proceso legislativo, establecer relaciones con los legisladores y navegar eficazmente por los procesos del Congreso es crucial para avanzar en la agenda del presidente.

Los pilares pueden ser sólidos, pero se podrían derrumbar si el jefe del gobierno no cuenta con la capacidad para combinar tres tipos de pensamiento:

Pensamiento analítico:

El pensamiento analítico, como lo enfatiza Neustadt, se refiere al examen racional y sistemático de problemas, políticas y decisiones. Implica recopilar y analizar información relevante, discernir patrones, identificar relaciones causales y evaluar los posibles resultados de diferentes opciones. El pensamiento analítico se basa, en gran medida, en los datos, la evidencia y el razonamiento lógico para guiar la toma de decisiones.

Según Neustadt, el pensamiento analítico es un componente crucial de una gobernanza eficaz. Brinda a los líderes la capacidad de comprender problemas complejos, anticipar desafíos potenciales y diseñar estrategias apropiadas. A través del pensamiento analítico, los líderes pueden comprender mejor las implicaciones de sus decisiones y evaluar la viabilidad de varias opciones de política. Neustadt argumentó que el pensamiento analítico es un requisito previo fundamental para el liderazgo político, pero subrayó que, por sí solo, es insuficiente para navegar por la intrincada dinámica del gobierno.

Pensamiento político:

No basta con el pensamiento analítico para reconocer la naturaleza inherentemente política de los procesos de toma de decisiones. Neustadt sostuvo que el pensamiento político implica comprender y aprovechar las motivaciones, los intereses y las limitaciones de los individuos y las instituciones dentro del sistema político. Es vital reconocer el papel del poder, la persuasión, la negociación y el compromiso en la configuración de los resultados de las políticas públicas.

El pensamiento político, como lo describió Neustadt, requiere una comprensión profunda del panorama político, incluidas las preferencias, alianzas y presiones que enfrentan los diversos interesados. Exige una gran habilidad para la comunicación estratégica, la formación de coaliciones y la navegación de intereses contrapuestos para lograr los objetivos de las políticas públicas. Neustadt argumentó que el pensamiento político es esencial para que los líderes movilicen apoyo, generen consenso e implementen sus decisiones de manera efectiva.

Pensamiento soberano:

Neustadt introdujo el concepto de “pensamiento soberano” como una forma distintiva de mentalidad de liderazgo. El pensamiento soberano abarca una conciencia del contexto más amplio y las consecuencias a largo plazo de las decisiones. Implica la capacidad de trascender las presiones políticas inmediatas y considerar los intereses duraderos de la nación. Sin embargo, a veces también se degrada, cuando un líder asume que él mismo es el Estado. Pensamiento soberano sin pensamiento analítico se convierte en una receta para el autoritarismo y el desastre.

Según Neustadt, el pensamiento soberano requiere que los líderes equilibren las consideraciones a corto plazo con los objetivos a largo plazo, lo que garantiza la coherencia y la estabilidad en la toma de decisiones. Alienta a los líderes a asumir la responsabilidad de tomar decisiones difíciles por el bien común, incluso si pueden ser políticamente impopulares a corto plazo. Neustadt argumentó que los líderes que exhiben un buen pensamiento soberano inspiran confianza y dejan un impacto duradero en sus organizaciones o sociedades.

Interacción y relevancia:

Si bien son distintas, las tres formas de pensamiento están interrelacionadas y se influyen mutuamente. Los líderes efectivos, como postula Neustadt, deben dominar las tres formas de pensamiento y desplegarlas estratégicamente según la situación. El pensamiento analítico proporciona la base para comprender los problemas, mientras que el pensamiento político ayuda a navegar por las complejidades del panorama partidista, legislativo y gubernamental. El pensamiento soberano, por su parte, asegura una perspectiva más amplia, responsable y una visión de largo plazo.

Neustadt enfatizó que estas formas de pensamiento no son atributos fijos sino habilidades que se pueden desarrollar y perfeccionar con el tiempo. Los líderes deben cultivar activamente sus habilidades a través del aprendizaje continuo, la experiencia y la autorreflexión.

Hasta aquí lo que nos enseñaba el profesor Neustadt.

Importancia de los equipos:

Hace unos días leí un twitt de Vala Afshar, de Salesforce, que decía: “todo gran equipo tiene un narrador, diseñador, constructor, mago, estabilizador, luchador, explorador, soñador, mentor, reclutador, animador, alquimista, conector, negociador, profesor, antropólogo, científico, futurista, matemático, periodista”.

El éxito de los gobiernos no depende solamente de sus líderes o del poder presidencial. La formulación e implementación de políticas públicas exigen un trabajo de equipo. Y, en los equipos de gobierno, yo creo que la combinación de varios tipos de pensamiento es indispensable:

  • Pensamiento estratégico: establecer prioridades, asignar recursos y adaptarse a las circunstancias cambiantes; considerar metas y objetivos a largo plazo y desarrollar planes y estrategias para alcanzarlos. Comprender integralmente dl panorama político, anticipar los desafíos futuros y formular enfoques proactivos para abordarlos.
  • Pensamiento sistémico: ver los problemas y desafíos dentro de un contexto más amplio y comprender interconexiones e interdependencias. Analizar cómo las decisiones pueden afectar a diferentes sectores. Identificar consecuencias no deseadas y diseñar soluciones holísticas que consideren las implicaciones más amplias.
  • Pensamiento analítico: evaluar críticamente la información, examinar datos e identificar patrones y relaciones. Comprender problemas complejos, realizar investigaciones y tomar decisiones basadas en evidencia. Evaluar los posibles resultados e implicaciones de diferentes opciones de políticas.
  • Pensamiento político: reconocer la influencia de la política y las dinámicas de poder en los procesos de toma de decisiones. Comprender motivaciones, intereses y perspectivas de las diferentes partes interesadas dentro y fuera del gobierno. Navegar por las complejidades de crear consensos, movilizar apoyos y gestionar intereses contrapuestos.
  • Pensamiento creativo: generar ideas y soluciones innovadoras para abordar desafíos complejos. Pensar fuera de la caja, desafiar los supuestos tradicionales y explorar nuevas posibilidades. Fomentar una cultura de innovación y desarrollar enfoques novedosos para la formulación de políticas y la prestación de servicios.
  • Pensamiento ético: considerar las dimensiones morales y éticas de las decisiones y políticas. Evaluar el impacto potencial en la equidad, la justicia y los valores sociales. Garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la gobernanza responsable.
  • Pensamiento colaborativo: trabajar de manera efectiva en equipos, fomentar la colaboración y aprovechar las diversas perspectivas. Escuchar, comunicar y participar en la creación de consensos. Aprovechar la sabiduría y la experiencia colectivas de los miembros del equipo y las partes interesadas para lograr objetivos comunes.
  • Pensamiento visual: mantener recuerdos visuales, traducir instantáneamente los textos a imágenes con visión panorámica. Procesar la información de manera diferente en imágenes fotorrealistas y videoclips cortos, como los de TikTok. Utilizar el diseño y la resolución práctica de problemas. Ver las pequeñas cosas que otros pasan por alto.
  • Pensamiento abstacto: comprender grandes ideas y conceptos que no están directamente vinculados a objetos concretos. Pensar más allá de lo inmediato y tangible. Captar los aspectos más amplios y generales de la información. Analizar, sintetizar y manipular ideas, patrones y relaciones, independientemente de su presencia física o contextual.
  • Pensamiento sustentable: abordar los desafíos y problemas con un enfoque en el bienestar ambiental, social y económico a largo plazo. Considerar los impactos potenciales de nuestras acciones y decisiones en el planeta, la sociedad y las generaciones futuras. La decisión que tomamos hoy debe permitirnos tomar decisiones mañana.

En fin, estos tipos de pensamiento no se excluyen mutuamente, sino que a menudo se superponen y complementan entre sí. Los equipos gubernamentales exitosos incorporan una amplia gama de estilos de pensamiento y promueven un entorno que fomenta el análisis crítico, las ideas innovadoras y la toma de decisiones inclusiva. Cuando diferentes tipos de pensadores se unen, y se reconoce el valor de sus diferentes enfoques, se puede armar un gran equipo y producir resultados extraordinarios.