Más allá de las expectativas sobre un invierno más relajado en cuanto a contagios de Covid-19, parece que la situación seguirá siendo delicada, al menos hasta el año 2022.
Aún con sus relativamente buenos porcentajes de vacunación, Alemania ha presentado un enorme incremento en los contagios por el virus, registrando 34 mil nuevos casos este jueves.
Expertos advierten que aún con las vacunas, la transmisión del virus está ocurriendo de forma acelerado y golpeando la región Europea “con dureza”.
A estas alturas, es imposible negar un hecho: que las vacunas no reducen la transmisión del virus cómo se esperaba y que prácticamente todos los países del bloque capitalista han abandonado la estrategia de “cero covid” y se han preparado para sacrificar a su población en aras del “libre mercado”.
En México, pese a que se manejan cifras oficiales que hablan una reducción en meses consecutivos de cifras de Covid-19, la excepción es Baja California, mi estado natal y actual lugar de residencia, mismo que se encuentra en semáforo naranja, con miles de casos activos principalmente en Mexicali, la ciudad que más brutalmente ha sido afectada por la pandemia en la región.
Aún con espeluznantes cifras de más de 3 mil casos activos y fallecimientos todos los días, se ha procedido tanto a los planes de reabrir la frontera para que las personas puedan ir por sus dosis de “fayuca” que no han podido adquirir los últimos dos años, cómo con la reapertura de las escuelas.
Peor aún, tanto Tijuana cómo Mexicali son ciudades de mucho tránsito turístico en las próximas fechas decembrinas, por lo cual una estrategia de lucha contra el covid a nivel nacional debería comenzar con controlar este infierno epidemiológico en la región. Pero aparentemente no hay plan, no hay medidas, no hay nada.
Mientras tanto, la pandemia sigue y aparentemente seguirá siendo, un cuento de nunca acabar, hasta que existan medicinas terapéuticas o mejores vacunas que prevengan también los contagios. Pobres de nosotros.