Los expertos gringos en campañas políticas tienen un grupo de operadores denominados “Oppo Research”, o “investigadores de la oposición”.

Mediante el uso de expertos e investigadores privados, tanto los adversarios como asesores de la misma campaña política, buscan puntos flacos, posibles actos pasados de corrupción y potenciales escándalos personales para intentar explotarlos o resarcirlos, según sea el caso.

En medio del desorden y el abandono, el equipo de Xóchitl Gálvez falló en cubrir esos flancos y ahora pagan las consecuencias. El video que surgió las últimas horas de Juan Pablo, hombre de casi 27 años de edad con un problema para controlar la bebida y su prepotencia, fue un misilazo abajo de la línea de flotación de campaña. Pero eso no fue todo.

En otro artículo difundido este viernes, nos enteramos que la hija de Xóchitl, que también forma parte de la campaña y del entramado “empresarial” de Gálvez al aparecer como accionaria en las mismas, tiene doble acta de nacimiento y, posiblemente, utiliza ambos nombres en cuestiones fiscales.

Aunque estas actas y CURPS duplicadas ocurren en ocasiones por trámites de adopción, no hay que hacer cosas malas que parezcan buenas, aún más con una candidata presidencial con señalamientos de aprovecharse de sus cargos públicos para acumular riqueza.

A estas alturas, hay que preguntarse si estas malas decisiones de Xóchitl y su campaña son desorden y descuido, o simplemente cinismo. Y aún con la actitud franca de Claudia Sheinbaum de no involucrar temas familiares en la campaña presidencial, que Xóchitl y su equipo sigan empecinados en utilizar esta estrategia difícilmente le ayudara a fortalecer tantos francos débiles en los atribulados dos meses que aún le restan a esta campaña.