He leído la carta de la ganadora del premio Bruguera, Wendy Guerra, dirigida al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Guerra, escritora cubana, autora de la novela Todos se van, siente “dolor profundo, profunda vergüenza” por el hecho de que nuestro presidente haya recibido como invitado de honor en las fiestas patrias a Miguel Díaz-Canel, quien encabeza la dictadura en Cuba.
Estoy totalmente de acuerdo con la escritora; y lo estoy por lo que a continuación voy a contar, relacionado con mi profesión, reumatóloga pediatra.
En alguna ocasión me pidieron mi opinión sobre un niño en Cuba, que tenía una aparente enfermedad reumática, a través de una persona que viajaba periódicamente para allá. La medicina que le indiqué no la tenían en ese país, así que la persona que me contactó le llevó algo de medicamento desde México.
Seguramente la evolución natural de su padecimiento sin tratamiento le ocasionó al niño una discapacidad que le robó su infancia y su futuro.
Cuando pienso en ese pequeño y en todos los niños cubanos que seguramente están, como él, destinados a la incapacidad funcional, no puedo mas que estar en total acuerdo con Wendy Guerra. Reproduzco la carta de esta escritora, que debe ser leída por todos y todas en México:
La carta de la escritora cubana a AMLO
Presidente Andrés Manuel Lopez Obrador.
Le propongo un reto: 15 días en Cuba viviendo como cualquier cubano, alimentándose con los víveres de la libreta de abastecimiento, haciendo colas interminables, sin agua o electricidad, sin oxígeno o medicamentos, sin transporte público ni dólares americanos, sin derecho a huelgas, ni a expresar sus ideas libremente, ni en la calle, ni en su trabajo, ni en sus redes sociales.
Sin poder hacer campaña para gobernar como hoy lo hace en su propio país. Le prometo que dará “el grito”, pero “en cubano” y pagará por ello con juicio sumarísimo y varios años de cárcel. Entonces, señor presidente, dudo que a usted se le ocurra manipular así una fecha tan grande para los mexicanos.
¿Qué necesidad tiene de pasearse con un dictador por un lugar sagrado como el Zócalo de la Ciudad de México? ¿Es eso lo que espera su pueblo de usted? ¿Acaso quiere mandarle un mensaje a su pueblo sobre lo que quiere ser en el futuro para ellos? ¿Por qué ha seleccionado este modelo para un día tan importante para las mexicanas y los mexicanos? Cuidado presidente, los lazos que unen a nuestros países son demasiado grandes y su gesto es demasiado bajo. Dolor profundo. Vergüenza profunda.
Sobre la autora de este artículo
(La doctora Nadina Rubio Pérez es reumatóloga pediatra graduada en la Universidad Autónoma de Nuevo León, con subespecialidad en el Boston Children’s Hospital de la Harvard Medical School. Cursó un doctorado en medicina en la Universidad Autónoma de Madrid)