“‘Te amo’: Las frases que marcaron el inicio del juicio contra García Luna”; “Juicio García Luna: el gesto de amor que el ex policía lanzó a su esposa Linda Pereyra” (El Financiero). “García Luna lanzó besos a su esposa e hija; a ‘El Grande’ no lo volteó a ver” (El Universal).

No, no se trata de los últimos chismes de la farándula publicados en TV & Novelas, TV Notas o Vanidades. Se trata de la coberturas “hard” (sarcasmo) sobre el llamado “Juicio del Siglo” a Genaro García Luna, segundo al mando durante el sexenio espurio y sangriento de FElipe CALderón y uno de los responsables de la fallida guerra contra el narco con la que el PANazi buscó legitimarse (nunca lo logró).

Este intento de “humanizar” al narcotraficante señalado por enriquecimiento ilícito, tráfico de toneladas de cocaína a los Estados Unidos y de permitir que 12 de sus agentes fueran torturados, violados y asesinados al abandonarlos a su suerte en Michoacán, de acuerdo a un reporte de Dolia Estévez es realmente de lo más bajo que me ha tocado leer en la prensa vendida y derechosa de nuestro país.

De las defensas mentirosas, empantanadas y cuasi criminales de algunos “columnistas” que siguen intentando vender la imagen de “El señor de la Muerte” García Luna cómo un “Superpolicía” que enfrentó valientemente “al narco” (siempre y cuando no fuera el Cártel de Sinaloa) mejor ni hablamos. Además de mentirosos, vendidos y cínicos, tienen una piel muy delgadita y ya me los imagino contactando frenéticamente a los directivos de este medio quejándose amargamente de este y otros textos en donde se señala su pequeñez y su miseria. Pero ahí los podrán identificar usando Google y buscando “Presunción de Inocencia de García Luna”.

Estaremos muy pendientes del juicio del apodado “Genarco” en Nueva York, principalmente para enterarnos, esperemos, de los nombres de los periodistas “ilustres” que publicaban los comunicados mentirosos de García Luna y su extinta AFI y Policía Federal cómo si sus mentiras fueran la ley, recibiendo jugosos “apoyos” de por medio. Porque ese apoyo desmedido, desaforado y diría yo, desesperado, no es de a gratis.