Más allá de escribir de política, hablaré de mi realidad. Esta realidad que no sé si es comparable con otras realidades. Esta realidad que pueden señalar de dramática y cursi. Pero mi realidad hoy en día no es buena, o al menos así la siento.
Algo pasa que el dinero dentro de mi familia nos está alcanzando realmente para bastante poco. Antes teníamos la libertad de poder ir al cine y disfrutar de palomitas y cosas de la dulcería. Ahora tenemos que detenernos a pensar y planear en cuánto nos saldrá esa visita al cine y ya al final dudamos en ir.
Hace unos días, fui a la tienda de conveniencia (esas que no quiere el presidente) a comprar una bolsa de papitas y un chocolate. Ingenuamente le entregué a la cajera cuatro monedas de diez pesos. Pensé que sería suficiente y hasta me sobraría.
La cajera se me quedó viendo con tristeza y me dijo: “¡Uy Señora!, son 65 pesos”. La verdad en ese momento exploté, evidentemente no contra ella, pero quise desahogarme preguntándole si acaso eso no era una broma. Me miró con tristeza y me dijo “las cosas no andan bien”... Tuve que dejar el chocolate.
En temas de salud no quiero ni pensar. Me da muchísima ansiedad pensar en ello. Siendo yo una mujer que tuvo cáncer de mama y ahora presentando una lesión “sospechosa” en mi seno derecho.
No sé cómo podré sobrevivir en mi país. Si me atiendo en hospitales públicos, por supuesto que me muero. Y si me atiendo en privado me quedo sin nada. Porque tampoco pude sostener pagar el seguro de gastos médicos que me cobraba casi 60 mil cada 6 meses. Me resultó insostenible. No resistió la cuerda.
A mis 48 años, es difícil pensar en obtener un trabajo con un sueldo digno. He pasado largas noches de insomnio pensando qué me depara el futuro a mí y a mi familia. Dándole vueltas a las angustias y tratando de mantener la calma y la fe.
Sin embargo, cuando entró en estos estados de ansiedad pienso que finalmente Dios siempre me sostiene y me da la mano. Sé que muchos que me leen no son creyentes, por lo que no se enganchen con esto último que escribí.
Quizás, mi artículo no aporte nada bueno a nadie. Solo busqué el espacio en donde poder desahogarme y compartirles lo que siento y pienso.
Porque no sé si soy yo, pero siento que estamos cayendo al abismo en temas de seguridad, de salud y de economía. Me siento con constante incertidumbre por el futuro. Porque desgraciadamente no lo siento esperanzador.
Hace unos meses, todavía pensaba que podría sostenerse la cuerda y que iríamos librando el día a día . Pero hoy ya no me siento segura de ello.
Es decir, en general, el dinero no está alcanzando. Lo noto en mis idas al supermercado, con mil pesos hacía un súper bastante basto, incluso metiendo al carrito licores o dulces, es decir extras y gustos y uno que otro lujito.
Ahora, solo alcanza para lo indispensable. El carrito no se llena ni de broma, porque no nos alcanza con mil pesos para llenarlo; si acaso 5 o 6 cosas y nada más dentro de él, y ya ni hablar de los gustos extra que antes podíamos darnos.
Desgraciadamente, ante la situación, la gente también cobra mucho más por sus servicios. Intenté rentar un local para convertirlo en consultorio para mí (soy psicóloga) y la dueña del local me dijo gustosa que la renta estaba mensualmente en 8 mil 500 pesos.
¡¡¡Jajaja!!! ¿Cuántos pacientes tendría que atender y cuánto tendría que cobrarles para pagarle la renta y además para que me quedara dinero a mí?
En fin, que esto ya se volvió un artículo bastante dramático. Pues pido perdón por ello, pero así vivo mi realidad.
A lo mejor tú que me lees, te sientes totalmente libre de presiones. Me alegra por ti, en verdad que sí. Pero hoy, en este día que escribo esto, siento que el positivismo se me ha extraviado en algún lugar.
Si te identificaste con lo que escribí, tengamos esperanza de que esto mejore, no sé cómo, no sé o de qué manera.
Como siempre, he pensado y he creído que juntos podemos salvarnos dándole la mano al otro. Es la única manera de sobrevivir.
Gracias por permitirme desahogarme. Quizá vengan tiempos mejores, de salud y de trabajo... De paz.
Añoro esa sensación de tenerlo todo y estar en paz. Hoy siento que me han robado la esperanza. Pero lucharé hasta el fin por recuperarla.
Es cuanto