Yeidckol Polevnsky, diputada federal, ex presidenta de Morena y figura prominente del partido, compartió ayer vía twitter el mensaje : “Honor y gloria a la memoria de Mao Zedong en la conmemoración de su nacimiento…” En otras palabras, la legisladora, en una artimaña comunicativa, celebra el onomástico del fundador del Partido Comunista chino, régimen que se caracterizó por la represión, la pérdida de libertades y por el retroceso social en ese país durante décadas.

Sin embargo, no es la primera vez que miembros y simpatizantes de Morena han expresado abiertamente su admiración por regímenes comunistas. La propia Polevnsky lo ha hecho sin ambages. Ha hablado en favor de los regímenes cubano y venezolano. Gerardo Fernández Noroña, otro admirador del comunismo, no ha titubeado en rendir homenaje público a la memoria de Fidel Castro, de Hugo Chávez y se ha enorgullecido defendiendo al impresentable Nicolás Maduro en la Cámara de Diputados.

¿Cómo podemos comprender el apoyo de estos políticos a los regímenes del pasado en el siglo XXI? A la luz de la propia evidencia, y con el desarrollo del pensamiento y la victoria de las libertades sobre la represión en el mundo occidental, el comunismo no es la vía para la solución de los problemas sociales. Por el contrario, hombres y mujeres están llamados a combatir cualquier régimen de opresión que atente contra las libertades individuales y que inhibe el desarrollo personal e intelectual.

Si bien es verdad que el Estado juega un papel principal en el combate contra la pobreza y la desigualdad, la apuesta por recetas económicas del pasado resulta un despropósito colosal. Y sin embargo – sorprendentemente- miembros de la pseudo izquierda latinoamericana añoran – o juran añorar- las recetas fracasadas del pasado.

A pesar del supuesto apoyo de estos personajes a regímenes comunistas, los de la “izquierda mexicana” gozan abiertamente de los lujos del capitalismo. Disfrutan comer en restaurantes de alta cocina, compran bolsos caros, visten con ropa de marca de diseñadores, se transportan en lujosos automóviles, viajan a París, y en suma, disfrutan privilegios a los cuales apenas una pequeñísima minoría de mexicanos tiene acceso.

Tras haber disfrutado de plácidas vacaciones en Europa, vuelven a Twitter dispuestos a despotricar contra la desigualdad de oportunidades en México, la pobreza lacerante, los capitalistas, a la vez que reiteran su apoyo a un fallido régimen cuyo estandarte moral es la pobreza franciscana y “primero los pobres”

México no necesita a personajes como Polevsky o Noroña, políticos oportunistas que buscan el espacio público para ganar votos o conseguir apoyos para satisfacer su hambre narcisista y sus intereses políticos; ni hombres y mujeres que juran aborrecer la desigualdad pero gozan en privado de los placeres del libre mercado, sino ciudadanos de Estado que ejerzan verdadero liderazgo y sepan conducir al país hacia un mejor destino.