El politólogo y comentarista Leo Zuckerman ha dedicado esta semana, en su programa La Hora de Opinar, largos espacios para comentar sobre la visita del presidente cubano Miguel Díaz-Canel y el hecho de que AMLO le haya condecorado con la Orden Mexicana del Águila Azteca, evento que tuvo lugar hace unos días en el estado de Campeche.

El suceso se inscribió dentro del seguimiento del trabajo de los médicos cubanos y de la estrecha colaboración que la Ciudad de México y La Habana han mantenido en materia sanitaria.

Héctor Aguilar Camín, destacado historiador mexicano bien conocido por sus posturas contrarias a la ideología postulada por la 4T (tildado como intelectual orgánico por el propio AMLO) opinó que la condecoración derivó de una voluntad del presidente mexicano de acercar a nuestro al modelo de Estado cubano. Desde su punto de vista, AMLO buscaría por todos los medios replicar las prácticas cubanas en México, mismo si ello conlleva el atropellamiento de las libertades individuales y de los derechos humanos.

Enseguida, Aguilar Camín describió a AMLO como un admirador de Castro y de la Revolución Cubana. Si estuviese en sus manos -expresó- AMLO conduciría a México hacia lo más cercano imaginable de Cuba. Sin embargo -continuó- México no es Cuba, y no existen las condiciones geográficas, políticas y estructurales para que nuestro país siga los pasos de la isla.

Por su parte, Gibrán Ramírez, otro invitado al programa, y bien conocido como el gran apóstata de la autoproclamada 4T, expresó que los honores rendidos a Díaz-Canel en Campeche no respondieron a una voluntad de AMLO de legitimar al presidente cubano y a su régimen autoritario, sino como una necesidad del tabasqueño de recuperar el apoyo de los grupos más radicales de la izquierda mexicana; quienes, sorprendentemente, miran hacia el modelo de Estado cubano como una guía para alcanzar la plena igualdad y el desarrollo.

En mi opinión, la realidad se encuentra entre ambos argumentos. AMLO, como priista de origen, conoce bien los límites del modelo cubano y su inviabilidad en términos de desarrollo. Sin embargo, aspira al control del Estado realizado en Cuba, primero por los Castro, y ahora, por Díaz-Canel.

Por otro lado, no comparto la idea de que AMLO busque atraerse el apoyo de la izquierda radical de Morena. El macuspano, líder indiscutible de lo que ellos llaman “izquierda” ha sido capaz de emular al PRI de antaño, y ha conseguido la unión de su partido en torno a su voluntad y decisiones, a imagen y semejanza del priismo presidencialista del siglo pasado. Esta unidad podría resquebrajarse, empero, una vez que AMLO haya dejado las riendas del poder.