Los grandes medios insisten en dejar sus mejores espacios, en radio, prensa y TV, a comentócratas con olor a naftalina. Es nefasto ver y escuchar a un López-Dóriga, alto funcionario en la rama de comunicación social del presidente José López Portillo y con cercanía a otros incluso anteriores, por ejemplo, y ver en los videos acerca del terremoto del 85 cómo no pocos periodistas que cubrían aquel armageddon capitalino ser los mismos nombres que hoy aparecen a cuadro o en el dial de los radios y sus principales estaciones y programas de información y análisis. Los llamados intelectuales orgánicos, la mayoría ya octogenarios, se han refugiado en los medios en los que les han abierto las puertas y parecen aferrarse a un imposible: el no paso del inexorable tiempo.

Escuchamos, vemos y leemos a unos Aguilar Camín, Enrique Krauze, Pepe Cárdenas, Francisco Martin Moreno e incluso a un Diego Fernández de Cevallos destilar veneno, un día sí y otro también. Un escenario en el que no caen en cuenta, o nublados por el credo neoliberal, que su implementación en México tenía aparejados no pocos privilegios y beneficios, algunos obscenos y de muy dudosa ética y congruencia, por decir lo menos, como el penoso caso de María Amparo Casar (que por cierto, casi todos sus pares se erigieron en “abajofirmantes” a favor de la corrupción).

Que si hay excepciones, por supuesto que las hay, y también esfuerzos (así sea tímidos) de renovación en sus cuadros, por parte de los grandes medios. En cuanto a las excepciones vemos a un portal de noticias líder en dar voz y oportunidad a voces y plumas que forman un auténtico crisol de puntos de vista, y a un par de mesas de análisis donde se presenta un loable equilibrio en sus participantes, teniendo cómo resultado ejercicios lo más equilibrado posible.

En lo referente a la renovación de cuadros, se ven caras frescas, como Noelia Jiménez, en un espacio estelar del canal de Televisa Foro Tv, a todas luces preparada, objetiva y comprometida con nobles causas; lo mismo se le ve a cuadro que yendo a comunidades apartadas a reportear a un grupo de mujeres organizadas en grupo de autodefensa, por ejemplo. En fin, ojalá pronto veamos un más acelerado cambio en ese rubro, que muy bien haría al hoy tan crisapado y poco equilibrado debate público en México.