En el marco de la controversial consulta sobre la revocación de mandato del presidente AMLO, cientos de personas marcharon el pasado domingo en la Ciudad de México, desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución.
La marcha, cuyo principal objetivo fue demostrar su rechazo a la consulta, fue severamente criticada por los lopezobradoristas. En tono burlón y sarcástico, los simpatizantes de la 4T ironizaron en las redes sociales “los fifís hacen una mini marcha para pedir que AMLO se vaya, pero piden no votar este 10 de abril para que AMLO se vaya”.
En primer lugar, a mi juicio, la intención de los integrantes de la marcha no fue pedir la dimisión de AMLO. Por el contrario, buscan que la gente no salga a votar el próximo domingo bajo el razonamiento que ello supone “hacerle el juego a AMLO” pues según, estiman, y no están desprovistos de razón, no se trata más que de un teatro mediático. Bien saben que el presidente ganará la consulta, mismo si los índices de participación serán bajos. Ni en el mejor de los casos se alcanzará el 40 por ciento, lo que haría -recordemos- legalmente vinculante el resultado de la consulta.
En segundo lugar, por tanto, los hombres y mujeres que marcharon perciben la consulta un artilugio populista de AMLO para simular un ejercicio democrático, y para, a la postre, nutrir la narrativa lopezobradorista para que éste se consolide, hacia la conclusión de su segunda mitad de gobierno, como el caudillo de millones de mexicanos.
Lo que quizá no entendieron los marchistas, y para ello he dedicado otras líneas en este espacio de SDPnoticias, es que la baja participación del padrón electoral en el ejercicio del próximo domingo for-ta-le-ce-rá la narrativa de AMLO contra el INE. El presidente, en este tenor, tendrá, con los resultados en la mano, el argumento perfecto para exponer al INE como el organismo culpable de que la gente no haya acudido a las urnas; pero que, sin embargo, y a pesar de las artimañas antidemocráticas de la derecha conservadora y de la autoridad electoral, la voz del pueblo se hizo escuchar.
Con ello, AMLO buscará legitimar (lo que él entiende como legítimo, huelga señalar) su búsqueda de reforma electoral, la cual pretende, en palabras del propio jefe del Estado, hacer de las autoridades electorales, léase el INE y el Tribunal, sujetas a una elección inicial por parte de los tres poderes de la Unión, y luego, de la ciudadanía. Se trata, a todas luces, de una estratagema dirigida a terminar con ambos organismos.
En suma, la marcha anti consulta fue legítima. Sin embargo, no fue representativa y conducirá a nada. Pero sobre todo, no fue correctamente articulada desde sus orígenes pues sus peticiones (que no salgamos a votar el próximo 10 de abril) favorecerá a AMLO y a la 4T, lo que contraviene, irónicamente, el deseo de los marchistas.
José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4