Gran éxito tuvo el largometraje mexicano, hará ya unos diez años, “Nosotros los nobles”, dónde una familia de clase muy alta es la protagonista, los hijos de un gran empresario son haraganes, frívolos e ingenuos. ‘Xavi Noble’, uno de los hijos, tenía ideas, mucho más extrañas e inviables qué brillantes, de prospectos de negocio, pero en los que sus “grandes amigos le siguen el juego en todos sus proyectos innovadores, hasta le “dan el avión” en cuanto a que “si, qué van a invertir con él, que, si lo que tu digas, Xavi, si genial, si somos tus hermanos, si, si y si, etc... “, todo en un ambiente de oropel, fiesta y abundancia.

En la trama, el padre viendo que los hijos no valoran el costo del dinero, no saben trabajar, y viven en la frivolidad, decide armar un muy creíble montaje referido a que han caído en la bancarrota, en la ruina, con todas las consecuencias y reacciones por parte de los hijos, qué creían haber caído de los cuernos de la luna a cien metros bajo tierra en cuestión de días. El caso aquí, es que el super prospecto de negocio estrella de Xavi Noble era una suerte de empresa repartidora de gasolina a domicilio, y al momento de haber ya caído en desgracia, este se reúne, uno a uno, con sus amigos del alma, con la propuesta de arrancar con el negocio, pero, dado su desesperada situación económica, aportando ellos el capital, con la promesa de irles pagando con el flujo de efectivo correspondiente a las futuras utilidades de la misma empresa ya cuándo las estuviera generando; ahí, en ese justo momento, los “compañeros incondicionales” de Xavi ya no ven tan brillantes sus ideas, todos le dicen un rotundo y categórico no y lo mandan al diablo, dejándolo sólo en sus supuestos prometedores afanes.

Pues ahora bien, Marcelo Ebrard y su disparatada idea (no exenta de megalomanía y rasgos narcisistas) de pretender crear un nuevo partido político en torno a su figura, cómo si tuviera la fuerza de un Andrés Manuel López Obrador, sería algo así como el caso del personaje cinematográfico Xavi, y ahí es dónde, pago por ver, constataremos cuántos de sus supuestos incondicionales lo seguirían en esos horizontes políticos supuestamente idílicos, qué por lo complicado que es en México conformar un partido político de alcances nacionales y mantener su registro (ejemplos de fracasos rotundos, sobran), no puedo ver más cercano un escenario de desbandada, cómo el qué las voces dentro del cerebro de Ebrard le aseguran, sucederá, sino justo lo opuesto, si insiste en el camino de acaudillar ese ya sugerido en su discurso, partido político nuevo., las supuestas lealtades incondicionales se someterán a la más dura prueba, una de fuego, y puedo estar seguro, que cómo le sucedió a Xavi Noble en la película aquí referida, constatará lo que es irse quedando sólo, que las supuestas lealtades de décadas de antigüedad y para toda la vida no lo son tanto, y después ya de todo eso (si se mantiene, Marcelo, firme), hay una sola lucha para este hipotético partido “Movimiento Progresista”, de llegar a obtener su registro ante el INE, qué sería, la de intentar, elección tras elección, ir conservando el preciado registro, pero no habría mucho más allá de eso.