Antes de ejercer la autocrítica, muy necesaria en estos momentos, digamos lo que es obvio para cualquier demócrata: el INE saboteó la primera consulta popular no llevándola a cabo junto con las elecciones intermedias, instalando menos de un tercio de las mesas que en anteriores ocasiones, haciendo mínima difusión de la misma y castigando a quienes si lo hicieron.

Los medios corporativos, a semejanza del “cerco informativo” de 2006, hicieron lo mismo. Cuando se hablaba de la consulta, solo era en términos negativos, con el fallido argumento de que la “justicia no se consulta”, además de llamarla consulta “patito”, cuando fue (mal) organizada por el INE.

¿Entonces el INE es un instituto patito?

En fin. Lo positivo: como señaló el presidente, esta consulta: “es el inicio formal y legal de un proceso de participación ciudadana en el marco de la democracia participativa”. Democracia no es únicamente votar cada seis años, sino ejercer nuestros derechos de forma constante. Con un ejercicio similar, muy seguramente no estaríamos pagando el Fobaproa, ni se habría privatizado parte de Pemex. Por eso la derecha autoritaria de nuestro país detesta la democracia directa. Son lobos con piel de oveja.

El resultado de los casi siete millones de votos fue abrumadoramente a favor de que se enjuicie a los expresidentes y a los actores políticos del pasado. Siete millones de votos representan más afiliados que el PAN y el PRI. Más votantes de los que tienen estos partidos en elecciones intermedias. Siete millones de votos rebasa a los habitantes de países como Dinamarca, Nueva Zelanda o Irlanda.

Siete millones de votos no son “cualquier cosa”.

Los adultos mayores, las poblaciones rurales y los pueblos indígenas sí tienen memoria y acudieron a votar, en masa, por el “Sí”.

Las columnas más leídas de hoy

Lo negativo: Sabíamos que teníamos todos los medios y las instituciones “autónomas” en contra y aún así, faltó conectar y lograr transmitir la importancia de la consulta a los jóvenes. Esperemos que se resuelva este problema en subsecuentes consultas.

El propio presidente cometió, a mi juicio, un error estratégico al señalar que el votaría por el “no”, fiel a su política de “borrón y cuenta nueva”.

Bueno, quizás el pueda perdonar, pero millones de personas que fuimos afectadas por la guerra fallida del espurio Calderón y por los saqueos prianistas, ni olvidamos, ni perdonamos.

El pésimo papel de los medios corporativos en el cerco informativo a la consulta.A fin de cuentas, la consulta sienta un precedente importante, histórico y trascendental en la atropellada historia de la democracia en nuestro país. Ni es un “éxito”, ni la hecatombe electoral que quieren vender algunos. No se fracasa si existe un comienzo. Esto ha sido tan solo el inicio de algo grande para nuestra nación.