Recupero en estas líneas algunos de los argumentos esgrimidos por Héctor Aguilar Camín en su columna intitulada “Por qué creo que Morena perderá en 2024″ publicada ayer en Milenio. En síntesis, el historiador sostiene que el partido oficial perderá las próximas elecciones presidenciales porque AMLO no aparecerá en las boletas y porque será incapaz de transmitir su popularidad al candidato de su partido.
Difiero en algunos puntos. En primer lugar, a pesar de los múltiples fracasos en prácticamente todas las materias evaluables, y no obstante los escándalos sobre sospechas de corrupción de persona cercanas a AMLO, el presidente conserva altos índices de popularidad que le brindan algo cercano a una inmunidad política frente a la base dura de su electorado.
En segundo lugar, la popularidad de los presidentes en turno sí que ha tenido efectos positivos o negativos sobre el candidato de su partido. Miremos hacia la historia reciente. Enrique Peña Nieto, con niveles de aprobación a ras de suelo (como resultado de la casa blanca y de los múltiples escándalos de personajes del PRI como los Duarte, entre otros) contaminó la candidatura de José Antonio Meade, a pesar de que éste aparentaba ser lejano al círculo cercano de Peña. El PRI, con Meade a la cabeza, sucumbió en 2018 a un lejano tercer lugar.
La victoria de Felipe Calderón en 2006 (ajustada quizá, y algunos seguirán sosteniendo que robó la elección) derivó en buena medida de la popularidad que aún gozaba Vicente Fox en aquel año. Ello, desde luego, sumado a las alianzas del PAN con el gremio magisterial.
Por tanto, resultaría iluso, a mi juicio, pensar que AMLO no transmitirá al abanderado de Morena su popularidad. ¿Será ésta suficiente para ganar la presidencia? Como bien señala Aguilar Camín, su nombre no aparecerá en la boleta electoral, lo que asegura que el candidato de Morena no ganará -si efectivamente gana- con la mayoría absoluta de los votos como lo hizo en 2018.
Sin embargo, derivado de la ausencia de una segunda vuelta presidencial en México y de la bochornosa ausencia de líderes de la oposición que hagan sombra a personajes como Claudia Sheinbaum, el candidato de Morena sí puede ganar, mismo si lo hace con porcentajes cercanos al 30 por ciento tal como lo hizo Peña Nieto en 2012 o el propio Calderón en 2006.
En suma, Morena sí puede ganar, y probablemente lo hará en 2024. Ello será el resultado, según estimo, de haber heredado “algo” de la popularidad de AMLO y de la ausencia de líderes carismáticos en la oposición; tan ausentes que, al día de hoy, nadie suena como candidato viable. Desafortunadamente, la victoria de Morena no será -quizá- para el bien de la nación.
José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4