ESTIRA Y AFLOJA
México femenil ya le ganó a Estados Unidos en un premundial. Sí, en 2010, con gol de Maribel Domínguez en el estadio Andrés Quintana Roo de Cancún, una de esas noches simbólicas del futbol mexicano, sin duda.
Pero las cosas no están para eso en este momento. El fracaso de las selecciones nacionales es de todos, absolutamente todos los que trabajan en esta cara e importante estructura que debe deportivamente dar resultados, ya que no es gratuito, cuesta mucho dinero. Entre patrocinadores de selecciones nacionales, que tienen más ahora que éxitos deportivos y el contrato con Soccer United Marketing (SUM), deben generar más de 500 millones de dólares en el cuatrienio entre Copas del Mundo. Así se ven a Adidas, Coca Cola, AT&T, Banorte, Kavak, Bitso, Corona, G500, Betcris, Lala, Visa, Xiaomi, Izzi, LG, BeGo, DraftTea, Sabritas, ADO, Hiperice, una lista que parece interminable y que en año mundialista suman y suman más sponsors.
Hasta ahí, muy bien. Saben vender extraordinariamente su producto, evidentemente saben mucho más de mercadotecnia y venta de patrocinios que de futbol, porque la crisis en la que están metidos es evidente.
Mujeres y hombres que no les falta nada, futbolistas que tienen absolutamente todo para destacar y ¿qué es lo que pasa?, todo se tira a la basura porque la dirección deportiva de las selecciones nacionales no tiene pies, ni cabeza, ni rumbo. En la selección mayor no hay quien cuestione a Gerardo Martino sobre sus decisiones en convocatorias de futbolistas en decadencia, en la Sub 20 se impuso a un entrenador como Luis Pérez que ni en México vive y que de los futbolistas juveniles ni idea tenía, mostrado contundentemente con la no convocatoria de varios futbolistas destacados que ni se asomaron en el fracaso de San Pedro Sula. Y las mujeres, también muchas decisiones incongruentes de su entrenadora Mónica Vergara.
Un equipo desconcentrado, sin ambición, que perdió con el inframundo del futbol caribeño como Jamaica y Haití, cuando Vergara tuvo todo, absolutamente todo el apoyo y lo desperdició. Soberbia, “estrellas” mexicanas que minimizaron a sus rivales como Katty Martínez, Stephany Mayor, y una defensa de papel, de miedo y hasta de pena.
La selección femenil ha acudido a tres mundiales, no es nuevo esto. No es para aprender como dicen los imbéciles que solo sobre protegen al futbolista mexicano, porque esto señoras y señores no es nada más. De echarle ganas, es de saber detectar talento, de conocer a fondo a sus futbolistas y de trabajar con la conciencia de que minimizar al rival es absurdo, que creen ser lo que no son y que desafortunadamente lo único que demuestran es la misma soberbia del entorno directivo que mueve este futbol.
Que lejos está México de ser de elite en este deporte. Esa noche de Maribel Domínguez en Cancún fue solo una fantasía de que el futbol femenil iba por buen camino, han echado todo a perder.