“Se dobla la corte”. Así tituló Reforma su nota sobre el rechazo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a eliminar por completo la prisión preventiva oficiosa establecida en el artículo 19 de la Constitución para 16 delitos.

Es el tono en el que encabezan sus artículos mi amigo muy inteligente Jorge Castañeda en El Independiente (“Las presiones funcionaron”) y mi examigo, con menos luces, Raymundo Riva Palacio en El Financiero (“El presidente avanza sobre la corte”). Se equivocan, sin duda.

Quedó claro que la mayoría de ministros y ministras querían cambiar la Constitución. De hecho, podían haberla modificado. Pero no debían hacerlo, y entonces no lo hicieron.

Las personas más valiosas saben fijarse límites éticos a sí mismas. La frase que pasará a la historia en este episodio es la del ministro Alberto Pérez Dayán, quien sorprendió por su genialidad: “No me corresponde asumir una tarea que no se me asignó, no soy quien para desprender hojas de la Constitución”.

Todos los ministros y todas las ministras —inclusive quienes votaron a favor de cambiar la Constitución— nos ofrecieron un gran debate. Destaco algo de lo expresado por Margarita Ríos Farjat, presidenta de la primera sala de la corte, donde sus integrantes han encontrado fórmulas para “ir acotando la prisión preventiva sin cuestionar a la Constitución”. Ni duda cabe, la jurista Ríos Farjat se ha convertido en un referente del poder judicial.

Como en todo debate, nadie tiene absolutamente la razón ni nadie está totalmente equivocado. Aunque quedaron en minoría valdrá la pena rescatar lo que dijeron:

√ Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, el presidente de la SCJN quien de nuevo demostró ser un hombre brillante;

Loretta Ortiz Ahlf, inteligente y comprometida con el movimiento social que ayudó a construir;

√ Norma Lucía Piña Hernández, sensata y merecedora de que le prestemos mayor atención, sin duda;

√ Juan Luis González Alcántara Carrancá, a quien, mientras argumentaba, llegué a considerar un ejemplo de sabiduría, así de claras fueron sus palabras;

√ Yasmín Esquivel Mossa, mujer que destaca por las características de quienes poseen la virtud del liderazgo, lo que le pondrá en la carrera por la presidencia de la corte;

√ Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, invariablemente lúcido, a pesar de su pasado tecnócrata.

√ José Mario Pardo Rebolledo, de perfil discreto pero experto en su materia, como lo demostró;

√ Javier Laynez Potisek, prudente y también con madera de líder, para lo que pronto se ofrezca ahí mismo, √ y Luis María Aguilar Morales, cuyo proyecto no triunfó en la corte, pero sí logró una victoria mayor: la de convencer a la opinión pública de que la presión preventiva oficiosa debe ser eliminada —y tarde o temprano ocurrirá—, eso sí, por las vías correctas.