“La legitimidad representa los valores de rectitud y transparencia”. Esta es la definición correcta para entender lo que hace Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad: periodismo ilegítimo.

Tal asociación civil, se supone, no tiene “fines de lucro”. Y, se lee en su página de internet, realiza sus funciones a través de “una agenda integral dedicada a prevenir, denunciar, sancionar y erradicar” lo que sus directivos y patrocinadores consideran que son actos de “corrupción e impunidad sistémicas que prevalecen en los sistemas público y privado de nuestro país”.

Para lograr sus objetivos, MCCI busca posicionarse “como un referente nacional” respaldado “por una agenda de investigación (¿periodística?) de vanguardia” que sirva para influir en México, social y políticamente hablando, mediante “recomendaciones relevantes y factibles y la habilidad de articular esfuerzos y colaborar con los actores más relevantes del sector público, del sector privado y de la sociedad civil”.

Para influir (“incidir”, dicen los editores de su web oficial), MCCI parte de “investigaciones de vanguardia”, que serían periodísticas si las realizara un medio de comunicación comprometido, nada más, con el periodismo por el periodismo mismo, es decir, sin agendas políticas o económicas. No es el caso de la asociación que presidió Claudio X. González, actualmente activista de la alianza PRI-PAN-PRD.

Dinero le sobra en la crisis de los medios

Para sus investigaciones —que lógicamente tienen un sesgo—, MCCI ha contratado, ofreciendo honorarios y salarios elevados, a profesionales del periodismo a quienes, en la actual crisis mediática, las empresas periodísticas en que participaban, les habían despedido, habían dejado de pagarles o les habían reducido sus ingresos.

Estamos en una situación lamentable: mientras los medios despiden o rebajan sueldos a los periodistas como resultado de la durísima competencia de internet, que ofrece gratis enormes cantidades de información, a no pocos de ellos —si no a los mejores, sí a los que se identifiquen con su ideología—, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad les recluta con el argumento de que obtendrán ingresos más que atractivos.

En los últimos años, pareciera que la investigación periodística la monopolizara MCCI, asociación “sin fines de lucro” que distribuye sus trabajos en los medios que considera más útiles para sus propósitos de “incidir” en la política y la economía mexicanas.

Quienes defienden a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad suelen mencionar que esta asociación investigó la “estafa maestra”. Se trató de un buen reportaje sin duda, pero ¿a favor de quién? Porque no se hizo solo por amor al periodismo.

MCCI no tiene “fines de lucro”, es verdad: ¡no necesita vender publicidad ni suscripciones... ni nada! A tal asociación la financian mexicanos pudientes y, también, ahora lo sabemos, el mismísimo gobierno de Estados Unidos a través de agencias para “el desarrollo internacional”.

Así no debiera pagarse la investigación periodística “de vanguardia”.

Lo que hace Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad es no solo algo así como competencia desleal que afecta a los medios —les ha pirateado profesionales especializados en investigación periodística—, sino que evidentemente ha puesto sus trabajos al servicios de ciertas causas políticas o ideológicas. Esta es una gran verdad.

Porque MCCI no investiga todo, sino solo lo que conviene, por la razón que sea, a los intereses de sus patrocinadores, entre los que está un gobierno extranjero, que si tuviera ganas de promover legítimamente sus proyectos en México, lo haría con transparencia absoluta, es decir, recurriendo a agencias de publicidad para contratar anuncios en los distintos medios de comunicación del país.

Como resulta ridículo pensar que el financiamiento estadounidense a Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad sirve para acelerar el “desarrollo internacional”, entonces, más bien, los recursos así obtenidos obedecen a una lógica de intromisión indebida en la política mexicana. Porque, es un hecho, MCCI es más una asociación con fines de activismo políticos —“incidir”, dicen sus directivos— que un medio de comunicación interesado en la costosa y poco rentable investigación periodística que se realiza solo por amor al periodismo.

Ciro dice

Dije hace rato que Ciro Gómez Leyva deberá pedir perdón otra vez —ya lo hizo en 2012— por difundir encuestas fallidas, si se da el caso de que no coincidan con las votaciones los resultados de los estudios de México Elige.

Según tal casa encuestadora, en las próximas elecciones Morena empatará con la oposición en siete estados —en uno más hay empate también, pero con el partido de AMLO en tercer lugar—, perderá en cinco y solo tiene asegurada la victoria en dos entidades.

Es decir, las encuestas difundidas por Ciro en Radio Fórmula no coinciden con la mayoría de los estudios de opinión cuyos números pronostican la victoria de Morena en al menos ocho estados en los que habrá elecciones de gobernador o gobernadora.

Ciro me aclaro que él —no los encuestadores— ,en cuanto escuchó los números anteriores, explicó a sus oyentes que Morena tiene dos gubernaturas seguras y probablemente siete más. Es decir, si Ciro apostara se la jugaría con el siguiente pronóstico: nueve victorias estatales, de quince elecciones, para el partido del presidente López Obrador.

Este comentario que el señor Gómez Leyva hizo al aire es más sensato —y mucho más viable— que lo expresado en los números de México Elige. Muchísimo más creíble, claro que sí.

La duda que me queda es la de para qué Ciro difunde encuestas cuyos resultados le parecen —como a mí y a muchas personas que analizan el tema— francamente absurdos.

Porque si Ciro creyera en los números de México Elige habría dicho: “Morena ganará dos gubernaturas, la oposición cinco y cualquier cosa podría pasar en las ocho restantes”.

En vez de eso, el siempre inteligente Ciro Gómez Leyva, para cuidar su credibilidad, prefirió pronosticar lo que se lee en otras encuestas: probablemente Morena ganará nueve gubernaturas y perderá seis. Es decir, refutó a sus propios encuestadores.

Puestas así las cosas, si México Elige falla, Ciro no tendrá que disculparse, sino los socios de esa casa encuestadora, mis amigos Sergio Zaragoza y Aldo Campuzano.

Claro está, si México Elige tiene la razón —es decir, si Morena sufre una tremenda derrota—, entonces estarán equivocadas casi todas las otras encuestas, y en tal caso yo me disculparé. Y asunto arreglado