Todos suponíamos que la oposición, a estas alturas, tendría una evaluación más clara de aquellos componentes o pormenores que los ayudarán a salir de la crisis profunda en la que se encuentran. De igual forma, pensamos que las derrotas que han venido arrastrando, especialmente en la última década, los ayudarían a levantar. No solo han quedado pasmados, sino helados ante la impotencia de saber que, hagan lo que hagan, sus estrategias no servirán de mucho porque se enfrascan en una hostilidad, y no apuestan a lo que realmente requieren que es contacto con la población civil para escuchar su demandas. El PAN y el PRI, que velan por los intereses individuales de sus liderazgos, son fácilmente presa de sus mismos errores.

El bloque opositor, se ve, está prácticamente mermado por la incapacidad de quienes han llevado las riendas. Alejandro Moreno, por ejemplo, se ha convertido en senador, líder del PRI, vocero y, según él, crítico del gobierno. Que no busque excusas ni mucho menos explicaciones: su labor es, sin duda, la peor gestión de un presidente nacional. Si hay algo que debemos poner sobre la mesa, son los tropiezos constantes y la debacle de otrora partido todo poderoso del siglo XX. El PRI, que ha quedado en la orfandad, no puede escapar de esa realidad. Alito, sin ningún empacho, es captado de vacaciones al más puro estilo de las excentricidades y la parafernalia. Y él, que habla de autoritarismo, es el único mandamás del PRI. No solamente tiene el control total, sino que decide puestos y posiciones de elección popular.

Ya hemos hablado de los pronósticos negativos con los que cuenta el PRI. La pérdida de simpatizantes y la minoría raquítica que representan en el legislativo, sin duda alguna, los hace sucumbir ante el dominante paso que tiene Morena y la presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum. Eso mismo le pasa al PAN. Inclusive, el ADN que les corroe tiene las mismas características; es decir, el panismo carece de un plan o estructura. No tienen agenda y, para el colmo, han decidido lanzarse con las mismas estrategias perniciosas que, en casos como este, no ayudan en prácticamente nada. Proponer lo mismo, entonces, los llevará a ese punto de quiebre como la caída que tuvo el PRD, que, por desgracia terminó por ser gris. El PRIAN no tiene forma ni algo promisorio que pueda llamar la atención.

El PRIAN, sabemos, tiene las esperanzas depositadas en tres enclaves que, a nuestro juicio, están en riesgo de perder. Saben que las encuestas, como en otros tiempos, no les favorecen. En Chihuahua, por ejemplo, el avance sistemático del lopezobradorismo, a estas alturas, es más favorable que el PAN. Si hoy fueran las elecciones, en sí, el partido oficial entregaría el despacho. Lo peor de todo es que el PAN, en esos presagios, considera que ganará. Eso, que no es otra cosa que la negación, son los gritos de frustración. Hemos visto caer al PRI en el Estado de México, pero también al PAN en Yucatán. Hoy, de hecho, la presidenta constitucional tiene una legitimidad muy amplia a nivel nacional, inclusive en Querétaro y Aguascalientes. Ella, además de consagrarse por su trabajo, ha ido abonando para que los gobiernos se consoliden ante ese apoyo irrestricto de las políticas públicas integrales.

Basta ver la clara muestra de Chiapas, Puebla, Guerrero y Michoacán. Esas cuatro entidades, calificadas en lo más alto por su eficiencia en el manejo de los temas prioritarios, gozan de un respaldo abrumador a favor de los gobernadores. Los cuatro enclaves, en efecto, han visto reducir significativamente las cifras en el tema de inseguridad. Son, a su vez, ejemplo de un gran número de obras que, propiamente dichas, tienen el sello particular del proceso de transformación. Efectivamente, todos los territorios que citamos, vale la pena decirlo, son gobernados por la 4T. Luego de darse a conocer los avances, que se muestran en registros de las dependencias oficiales, vemos con mucha claridad que las estrategias de seguridad son eficaces.

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Se observa, de igual manera, que los polos de desarrollo, uno de los planes más ambiciosos de Sheinbaum, vendrán a revolucionar el desarrollo de Chiapas, Puebla, Guerrero y Michoacán, que muestran su lealtad incondicional a ser, ni más ni menos, los puntos con mayor apoyo a la 4T.

Sin patetismos, hay una enorme diferencia entre un proyecto y otro. Mientras el PRIAN sigue empeñado en esgrimir una inútil guerra propagandística, el lopezobradorismo, entre sus prioridades, pone principal acento en las necesidades que aquejan a la ciudadanía. Bajo la premisa del humanismo, en efecto, los principios del proyecto de transformación, existen testimonios, son altamente efectivos.

Con eso, evidentemente, es más que suficiente para sucumbir, ya lo dijimos, la inútil guerra sucia de la oposición. Es más, la modernización de las entidades gobernadas por la 4T, que le apuesta al desarrollo innovador y vanguardista, está muy por encima de los enclaves que encabeza el PRIAN. Esto no es algo novedoso, sino el fruto del trabajo que le ha tocado desempeñar a los protagonistas que, en todo caso, podemos sintetizar como humanistas.