Los tiempos actuales retratan lo que hemos atestiguado en los últimos años. Hay una forma más sencilla de abordar esa perspectiva sociopolítica por los acontecimientos que pasan a menudo. Para tal efecto, Morena demostró que la victoria del 2018 no fue una mera casualidad, ni mucho menos un golpe de suerte. Además de la solidez de una base social, el movimiento que encabeza López Obrador ha demostrado compromiso y responsabilidad. Eso, una vez más, fue el común denominador para que la ciudadanía manifestara su respaldo en las pasadas elecciones. Repito, esa decisión, independientemente de los factores que pueden permear, son mérito del trabajo que asumieron los principales protagonistas de la Cuarta Transformación.

Es verdad, hay una oposición endeble que, a lo largo de estos meses, sigue mostrando la incapacidad para edificar una política que esté a la altura de las circunstancias. Sea cual sea el punto dominante de la agenda, la derecha ha dejado de ser protagonista. Es más, parece que no tienen las ganas y el aliento para ser un verdadero contrapeso. Para llegar a ello, desde luego, se necesita congruencia y honestidad, concepciones con las que no cuenta el PRIAN. Xóchitl Gálvez, por ejemplo, no será nunca un referente o liderazgo. Muy atrás quedó el fallido intento de llegar a ganar la presidencia de la república. Fue tan mala la decisión de postular su imagen, como tan dañina la coalición que la abanderó.

La respuesta más sencilla es, ni más ni menos, el golpe demoledor que ha llevado a cabo el presidente nacional del PRI. Nadie se atrevió a tanto al modificar los estatutos a modo para elegir su mandato una vez más. Además de limitar la democracia participativa, Alito ha iniciado la autodestrucción del Revolucionario Institucional. No lo querían creer y, para sorpresa de ellos, el PRD dejó de existir. Fue una verdadera pena por lo que representó en su momento el ‘Sol Azteca’. Eso, por un lado, es el destino político del PRI. Y, por otro, es lo que realmente se merecen por traicionar al pueblo de México. De hecho, jamás aprendieron la lección que les dejó el proceso electoral del 2018.

Del otro lado, hay que decirlo así, ha nacido una fuerza que ha sabido cargar con la enorme responsabilidad social. Morena, como un movimiento consagrado, se ha puesto en el primer plano ante la decisión que, en su inmensa mayoría, ha dado el voto de confianza a la causa lopezobradorista. Y no solamente hablamos del triunfo abrumador de Claudia Sheinbaum, sino de la dominante capacidad legislativa que tendrá el grupo parlamentario de Morena, sumado a los grandes aliados del Partido Verde Ecologista de México y PT. Todos ellos, de acuerdo con los cálculos, son mayoría calificada. En Morena, por ejemplo, la fracción quedará conformada por 248 diputados, si contabilizamos aquellos que, en la pasada elección, se ganaron un lugar por la vía proporcional.

Esta representación, desde luego, se dará a conocer en los próximos días cuando el Instituto Electoral oficialice los resultados. Sabemos que esa noticia no le gustará a la oposición, pero, de manera clara, las cartas están echadas y, de paso, es una realidad que nadie puede negar. Así que, a pesar del berrinche del PRIAN, Morena contará con mayoría calificada que, evidentemente, se ha ganado a pulso en las urnas. Eso, al final de cuentas, es la consecuencia de lo que sucede en el país. De hecho, la encuesta que publicó MetricsMx, para SDP Noticias, muestra el respaldo incondicional del pueblo para que la coalición Seguimos Haciendo Historia cuente con los representantes populares necesarios para modificar el marco constitucional. Es simple: hay un amor profundo a los colores de la 4T.

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Teniendo una lectura muy clara, la oposición no tiene más remedio que respetar los resultados para la conformación de las posiciones de representación proporcional. La distribución, de hecho, será en su gran mayoría para la causa de Morena. Con esa capacidad legislativa, y la legitimidad del voto popular, la coalición Seguimos Haciendo Historia está obligada a responder a la ciudadanía y desde luego, modificar la constitución a través de la iniciativa de reforma al poder judicial. Tiene, además del apoyo irrestricto del pueblo, una esencia democrática que traerá cambios para mejorar la impartición de justicia y, con ello, poner fin a las excentricidades de los ministros de la Corte.

Siendo así, la mayoría calificada que tenga Morena, además de constituir una fuerza sólida, será punta de lanza. Es, como dijo Monreal, una responsabilidad para beneficio de la población. Así lo percibimos quienes, a lo largo de dos décadas, hemos seguido muy de cerca la esencia de la 4T.