Irreverente
SLP.-
Les platico: En nuestras correrías por la ciudad capital del estado tunero por excelencia, nos topamos con la escenificación de la obra escocesa del bardo William Shakespeare.
Aunque no soy actor ni en el aire las compongo, me sumo a la tradición de muchísimas compañías de teatro que evitan referirse a “Macbeth” por su nombre para evitar la maldición milenaria que se cierne sobre esta obra icónica del repertorio mundial.
Ufff, acabo de mencionarla, espero que no pase nada y si pasare, seguro estoy de que os habrán de darse cuenta.
El Rino enamorado
Seguramente los integrantes de la compañía potosina “El Rinoceronte Enamorado” tampoco siguen esa tradición, porque por todos lados del bohemio barrio viejo de San Luis Potosí aparecen posters donde promueven con todas sus letras la quincuagésima segunda producción teatral de su acervo, desde que la fundaron en el año de Dios de 1995.
Imposible que la frase que adorna el título de este artículo fuera incluida en la presentación de casi 90 minutos que me tocó ver el sábado 15, porque forma parte de los diálogos originales de la escena 5 del quinto acto… y la versión que yo vi fue en un solo acto.
O a lo mejor algunas de las “brujas” de esta puesta en escena sí las pronunciaron, pero estaba tan absorto en la mágica producción que ni cuenta me di.
Sí, la producción de este “Macbeth” del Rino me atrapó sin medida desde que la primera bocanada de humo blanco invadió el escenario.
Y 416 años después...
El caso es que semejante título viajó 416 años en el tiempo para venir a instalarse con toda su crudeza en el México de la “4ª mutación” que nos toca vivir.
La proclividad de López Obrador a achacarle al pasado todas las desgracias no resueltas por su gobierno, no podrían ilustrarse de una forma más poética que con las palabras escritas por Shakespeare en el año 1606.
Aunque sé que mis sufridos lectores la conocen, no vaya a ser que el “alemán” les traicione y la hayan olvidado -o quizá borrado- de su disco duro.
Por lo tanto, aquí tienen la expresión completa que me tocó escuchar por primera vez en un teatro lleno de ratas y otros roedores mayores del bravísimo barrio de Camden, en Londres:
“Esa engañosa palabra mañana, mañana, mañana, nos va llevando por días al sepulcro, y la falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa”.
Otra frase -la cual escuché en inglés antiguo- ha sido utilizada incluso como título de famosas novelas, como “El ruido y la furia”, de William Faulkner y ofrece una visión oscura sobre la existencia humana. Díganme si no:
“La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, que no significa nada”.
¡Santísima madre del Dios de Spinoza!
Cuánta realidad hay en esas palabras, traídas al México que nos toca vivir ahora.

Leo eso...
…Y veo al que se siente dueño de FRENAA actuando lleno de ruido y furia como si fuera el “mesías” de la oposición que busca, busca y no encuentra cómo derrocar a su némesis, al cual se parece cada día más.
Sí, el que se cree dueño de FRENAA se parece cada día más a López Obrador y no sabe la que le espera cuando caiga el telón, pues no volverá a saberse de él; será condenado al ignominioso silencio al que tanto le teme, por más que vocifere que él no le tiene miedo a nada ni a nadie.
Otro trueno del pasado irrumpe en el presente
El trasfondo de “Macbeth” es que él y su esposa son la personificación de la ambición y el deseo de poder sin límites, que los lleva a cometer cualquier tipo de crimen; a traicionar a amigos y a personas a las que deben lealtad absoluta. A propósito:
1. ¿Acaso Andrés Manuel no le debe a Cuauhtémoc Cárdenas lo que es hoy?
2. ¿Acaso el presidente no ha condenado al olvido a quien él mismo reconoció como su mentora y casi institutriz, Elena Poniatowska?
3. ¿Acaso el dueño de Morena no vetó ya a su más fiel porrista Gerardo Fernández Noroña?
4. ¿Acaso Andrés Manuel no mandó al exilio a Tatiana Clouthier después de haberse valido del apellido del Maquío para afianzar su gane en las elecciones del 2018?
5. ¿Acaso López Obrador no usa a Marcelo Ebrard para que se ocupe -y muy mal, por cierto- de lo externo, a fin de que pueda arrecholarse como aldeano, para sembrar de votos potenciales a los “jóvenes sin futuro” y a los adultos mayores que estiran la mano sentados lánguidamente en sus mecedoras de banqueta?
La sentencia de Shakespeare
En “Macbeth”, da a entender que semejante proceder termina siendo castigado.
La cabeza arrancada que precede al final de la representación que me tocó ver, es la conclusión de que el castigo no puede evitarse.
Y el final sangriento del déspota (“El que a hierro mata, a hierro muere”), tampoco…
CAJÓN DE SASTRE
“El camino que conduce al poder está lleno de crímenes. Esa es la conclusión de ´Macbeth´… y podría ser la síntesis que nos pinta cruda y fríamente al México de nuestros días”, remata la irreverente de mi Gaby.
