IRREVERENTE
Les platico primero la definición de “bulo”:
Falsedad articulada deliberadamente para que sea percibida como verdad con un fin específico.
El anglicismo de dicho término es “hoax”, que se refiere a engaños masivos por medios electrónicos.
Ahora sí, vayámonos por partes, como decía el Dr. Jack The Ripper en sus gustadas clases de disección anatómica en la Facultad irlandesa de Dublín:
Calvario judicial:
Gracias a Guadalupe Taddei Zavala -impuesta por Andrés Manuel como consejera presidenta del INE el 4 de abril de 2023- las impugnaciones y recursos legales contra los resultados de las pasadas elecciones son y serán un calvario judicial.
Nada que vaya contra los intereses de Morena y de sus rémoras aliadas tendrá éxito.
Taddei Zavala y su parentela son contratistas y empleados de muchas dependencias y organismos del actual gobierno federal.
Secretaría de la Amnistía del Bienestar:
De hecho, me animo a decir que la sonorense sería buena opción para ocupar una nueva cartera que a lo mejor Claudia crea en su gobierno, para legitimar lo que hoy se sabe a voces:
La Secretaría de la Amnistía del Bienestar, cuyo fin sería concedérsela a un montón de delincuentes que hoy están en lista de espera para salir del sótano de sus vidas al penthouse de la luz pública.
La degradación actual de la política mexicana puede ir todavía más allá.
La nueva Secretaría cumpliría tal propósito.
El nuevo gabinete:
Y ¿quiénes serán los nuevos secretarios de Estado del gobierno que se nos echa encima a finales de este año?
Aquí les van los perfiles de muchos de ellos:
- Cara de hormigón armado.
- Andares o caminados de galán o del Metro.
- Damas cuyas caderas llegan primero que ellas a los lugares donde van.
- Maquiavelos de manual.
- Monumentos al cinismo.
- Oportunistas hijos e hijas de mártires de la democracia, que mutaron de sus partidos a otro y luego a otro y luego a otro y que hoy están enquistados bajo las enaguas de la presidenta electa, como voceros, como asesores, como coros de loros o como senadores plurinominales.
- Incapaces e inútiles para restaurar la democracia erosionada durante seis años, pero -eso sí- fieles, dóciles y agachones hasta la médula ante los designios del amo o el mesías.
- “Educados” con mascarillas durante la pandemia, mientras cientos de miles morían y otros agonizaban.
Las elecciones deberían servir para restaurar las formas y la verdad en el gobierno y en la política. Pero a todas luces no va a ser así.
Deberían servir para algo crucial: erradicar de manera tajante la corrupción que galopó impunemente en este gobierno que agoniza. Pero a todas luces no va a ser así.
Deberían servir para que el influyentismo no tenga cabida en el nuevo gobierno y mucho menos, premio. Pero a todas luces no va a ser así.
Las sospechas de corrupción no dañan al gobierno en sus entornos e inmediaciones.
Dañan al corazón mismo del Palacio Nacional.
Las sospechas de inmunidad, de incapacidad, de trastocamiento de prioridades nacionales por otras muy privadas, dañan al gobierno en su núcleo más íntimo.
A muchos de esos que brincarán del actual régimen al próximo, deberíamos llamarles IMPUTADOS, en vez de corruptos.