La designación de Quirino Ordaz Coppel como próximo embajador de México en España ha generado un buen número de especulaciones en torno a las futuras pretensiones del presidente AMLO.

Mientras algunos estiman que la decisión de enviarlo a Madrid responde a la voluntad del presidente de coquetear con el PRI en aras de destruir una posible alianza opositora en 2024, otros opinan que AMLO busca imponer su voluntad en la Secretaría de Relaciones Exteriores, en detrimento de la autoridad ejercida por el canciller Marcelo Ebrard.

No obstante las elucubraciones pasadas, presentes y futuras, el todavía gobernador de Sinaloa tendrá la incómoda misión de construir una narrativa bilateral con el gobierno de España ( frente al rey Felipe VI) que permita dejar atrás los roces producidos por la absurda insistencia de AMLO de que el monarca ofrezca una disculpa por la Conquista de México en 1521. Hace apenas unos días, el despistado presidente acusó a España de soberbia, tras haber hecho caso omiso de la solicitud del jefe del Estado mexicano.

Si bien el presidente AMLO aseguró el fin de semana que la tarea de Quirino Ordaz estará dirigida a “reestablecer por completo las buenas relaciones con España” las desafortunadas – e innecesarias- declaraciones del presidente mexicano resuenan diariamente al otro lado del Atlántico. Échese un vistazo a los numerosos debates de opinión transmitidos por televisoras españolas, donde historiadores, con base en argumentos, desestiman la solicitud de AMLO al considerarla absurda y dañina para las relaciones bilaterales.

Quirino Ordaz, a reserva de contar con la aprobación del Senado mexicano y el beneplácito de las autoridades españolas, deberá atender la instrucción del presidente de “reestablecer buenas relaciones” con Madrid, pero a la vez, deberá sortear dificultades presentadas por el propio AMLO, pues con miras a la celebración del bicentenario de la consumación de la independencia de México, el presidente no escatimará en declaraciones y mañosas interpretaciones sobre el suceso histórico.