Podemos entender perfectamente lo que políticamente está aconteciendo en nuestro país. No es un secreto a voces que, de nueva cuenta, la derecha se organiza para competir en las próximas elecciones del 2022. De hecho, ya se apuntó en varias entidades y, será en su momento indicado, cuando el anuncio se haga oficial.

Aún es muy prematuro. Sin embargo, la brecha está abierta para la competencia. Todos los partidos empiezan a moverse, incluido los actores; se habla de una coalición en al menos cuatro estados de la República que vivirán procesos de transición del ejecutivo para enfrentar el poderío que acumuló Morena en vísperas de una nueva fase de votación.

Parece que se repetirá el mismo escenario. Se percibe de acuerdo con los estudios demoscópicos que, al menos, cinco entidades son perfectamente ganables para Morena. Además de eso, conquistaría los estados con un margen monumental; se ha puesto de manifiesto algunas mediciones que evalúan, incluso, con toda la oposición aglutinada.

No obstante, en esa conformación participaron el PT y PVEM pero con Morena.

Es posible que el acuerdo se selle luego de comenzar las nuevas tareas legislativas en San Lázaro donde, de hecho, hay afinidad para trabajar en conjunto. Sería entonces, una contienda de alianzas de derecha e izquierda.

De acuerdo a la lógica el gran vencedor sería nuevamente Morena. Si bien el panorama apuntala a la constitución de ese bloque, dependerá muchísimo de las posibilidades y los acuerdos políticos que puedan alcanzar en unidad. Sin poder evitar ese posible marco que además surge por la sobrevivencia de la oposición, Morena seguirá viviendo un momento de consagración.

Esa gloria nace luego de reflexionar una combinación de aspectos: ni el PAN, PRI, y PRD pueden juntos, ni mucho menos tienen cuadros en sus movimientos que, en estos momentos, sean capaces de sobresalir.

Entretanto siga pasando el tiempo, no se le ve por dónde pueda la oposición, siquiera, competir. Por esa razón, visualizamos un axioma que tarde o temprano llegará. Así pasa al menos antes de que finalice este año.

Eso justifica la guerra mediática entre las fuerzas aliancistas.

Todo parece indicar que, el 2022, habrá un choque de coaliciones. De hecho, los que ahora están a cargo de sus respectivas dirigencias Nacionales de la oposición han ratificado su dirección tras la advertencia de que irían juntos en 2024. Esa razón responde a la lógica que anticipamos: 2022 será la semejanza o, tal vez, la remembranza del 2028 y 2021.

Tratándose de ganarle al presidente a como dé lugar, no hay duda de lo que acontecerá. Ojo, esto no significa que la oposición tenga chances de triunfar; podrán fusionarse, más no ser competitivos. Me explico: Morena domina Tamaulipas, Durango, Quintana Roo, Oaxaca e Hidalgo Detrás de ese dominio, arrastra una intención de voto exorbitante; eso habla de que, ni juntos, han podido detener el avance sistemático.

A la oposición solo le queda esa alternativa. Ya comprobaron que, solos, se hunden. Su rostro que muestran de exacerbación a la política lopezobradorista dice más que mil palabras. Y, si a eso le sumamos la aprobación del presidente, aseguramos que esto crece más.

Al lado de ese dominante paso– apuntala nuevamente el Senado de la República con los actores mejor evaluados. Lilia Margarita Valdéz y José Ramón Enríquez en Durango; Julio Menchaca en Hidalgo; Américo Villarreal en Tamaulipas, de igual forma, Rodolfo González que es el director del RTC; para Quintana Roo la senadora Marybel Villegas Canche; y, en Oaxaca, el senador Salomón Jara.

Qué potencial tiene el Senado de la República en este tipo de coyunturas electorales. Un auténtico epicentro o laboratorio de aspirantes que, por su capacidad, son la punta de lanza en sus entidades. Eso sin duda, se debe al compromiso que han sabido ganarse en sus territorios y, su aportación, por supuesto, a la agenda de la 4T. Recordemos que allí salió Félix Salgado Macedonio, Miguel Ángel Navarro, Cristóbal Arias Solís, Rubén Rocha, Víctor Castro Cosío y, en todo momento, fue muy competitivo Cruz Pérez en Chihuahua en la elección interna de Morena.

Anótelos en la lista y no los pierda de vista. Hay que contemplarlos porque, seguramente, la mayoría de ellos estarán en la boleta del 2022.

La lucha está cantada, al igual que las alianzas. No hay duda, será una elección de fuerzas, eso sí, con amplio margen para Morena quien expandirá su dominio. Un Perogrullo.