El día de hoy, en lo que será una ceremonia inédita en la política nacional, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le entregará a Claudia Sheinbaum Pardo el bastón de mando del movimiento que devino en el actual oficialismo.

Esto no quiere decir que dicho acto trascienda de lo simbólico. Porque ni la popularidad ni el carisma de AMLO son transferibles.

Claro que la figura del tabasqueño servirá de soporte para Sheinbaum. La metáfora de la efigie de la exjefa de gobierno de la Ciudad de México proyectando la sombra de Andrés Manuel será clave en la boleta electoral. Mas no suficiente.

Ha llegado el momento de que Sheinbaum Pardo deje de hacer campaña para el inquilino de Palacio Nacional y comience a dirigirse a todos los mexicanos.

Si Claudia logra entretejer un discurso que prometa continuidad en los aspectos positivos del obradorato y cambio en sus múltiples deficiencias, podrá ampliar su ventaja frente a quien será su adversaria, la opositora, Xóchitl Gálvez.

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Los números de la otrora mandataria capitalina son excelentes. Vence a cualquiera en todos los careos. En aspectos de reconocimiento ya se acerca al 80% y sus positivos son más del doble que sus negativos. Esto se desprende de todos los estudios demoscópicos serios de reciente publicación.

Aunado a lo anterior, el día de la jornada electoral habrán 23 de 32 gobernadoras y gobernadores operando a favor de la candidatura oficialista.

Si a esto le sumamos la inevitable e ilegal injerencia que tendrá presidencia en las campañas políticas, se podría anticipar un conato de elección de Estado.

Sheinbaum tiene todo para ganar la elección presidencial. Sin embargo, no puede confiarse. Porque Xóchitl ha venido sumando y podría acercársele en los poco menos de diez meses que faltan para la elección.

Dicho esto, para quien será postulada por el oficialismo a la titularidad del ejecutivo federal será imprescindible crecer en simpatías y predilecciones entre los ciudadanos. En quienes deberá enfocarse es en quienes no simpaticen con el lopezobradorismo. Pues con el respaldo de los obradoristas ya cuenta.

Así las cosas, pronto Claudia tendrá que contrastarse de López Obrador. Además, para lograr la legitimidad anhelada por lo que hace al feminismo, será ineludible una sublevación al patriarcado oficialista. No puede haber emancipación con sumisión. Y AMLO lo sabe. Será tolerante y entenderá que Sheinbaum se distancie lo suficiente para ganar esos votos.

Será interesante ver a una Sheinbaum que se valga por sí misma, que no pretenda emular al líder oficialista. Que se distinga en sus capacidades, en sus virtudes como científica y en su sensibilidad en problemas como el medio ambiente, la educación, la salud y la violencia imperante.

Esa mujer no sólo sostendría su ventaja, sino que bien podría ensancharla.

X: @HECavazosA