A estas alturas, que muchos partidos tendrían que hacer un balance de la jornada electoral que vivimos hace una semana, continúan rasgándose las vestiduras en las mesas de análisis para contrastar quién perdió y quién ganó. Si se revisan a detalle los números, desde luego, podemos tener un panorama más claro de la percepción que hubo. De hecho, los mismos registros demuestran, ya con las actas computadas en su totalidad, que habrá que llevar a cabo una profunda evaluación, pero sobre todo de valoración de lo que constituye una alianza que, en décadas, ha marcado la enorme diferencia. Por eso, el diseño de unidad debería ser una de las principales banderas de Morena a fin de continuar profundizando el proyecto de transformación que, en sí, es la principal prioridad. Bajo esa consigna, en los meses venideros, seguramente existirá otra postura para unir más los lazos entre las fuerzas progresistas del país.
Vayamos por partes. En Durango, uno de los enclaves que ha gobernado la derecha por años, hubo distintos matices y elementos que influyeron en la elección de Veracruz. En la primera entidad, pese al cochinero que primó en la capital, la coalición Seguimos Haciendo Historia obtuvo triunfos importantísimos, sobre todo presidencias municipales que, tiempo atrás, se antojaban muy difíciles por la hegemonía que predominó en aquel entonces. Al existir más claridad de lo que aconteció, podemos decir que la izquierda ganó terreno. Sabemos que la oposición está sosegada por el tema capital, pero no debe rehuir al saldo que dejó la jornada, especialmente porque le quitaron de las manos puntos estratégicos para un proceso gubernamental, donde las condiciones ya se cuecen aparte. Eso, en su momento, se verá plasmado si Morena, en conjunto con los aliados, sellan un acuerdo de unidad. Ahí se puede marcar la diferencia que, en el mejor de los casos, lleve al lopezobradorismo a coronarse.
Entonces, es claro el ejemplo que deja la jornada en Durango. Siendo así, echemos un vistazo a lo que pasó en Veracruz. Ese asunto, que podemos comprenderlo como una situación aparte, tuvo una lectura muy amplia que no se puede soslayar. La clave de todo ello, sin duda, radica en el tema de participación por fuerzas. Morena, en el estado, no quiso negociar con los aliados incondicionales como el PT y, por ende, su percepción de votación bajó. No podemos hablar de un fracaso como tal, pero sí de un posible escenario que podría acontecer si se hubiese llegado a un acuerdo. Esa, entre muchos aspectos más, es una explicación de porque no se movilizó tanto el voto hacia una sola causa. El partido guinda, para ser más precisos, perdió más de 700 mil votos en Veracruz. Y, por si eso fuese poco, dejará de gobernar un poco menos de la mitad de las alcaldías que tenía en su poder antes de este ejercicio democrático. Es verdad, pasó por encima del PAN en puntos claves, aunque, también, soltó otros que, pese a su magnitud, pueden marcar la diferencia en el proceso intermedio en que habrá de renovarse el legislativo federal.
El objetivo principal, además de pasarle por encima al PRI, radica en las posiciones legislativas y, de igual forma, por la mayoría de entidades que estarán en juego. Por eso hay que detenernos un poco en los números que promedió el PT. El Partido del Trabajo, antes de este ejercicio, gobernaba tan solo ocho municipios en Veracruz. Una vez que se oficializaron los datos, en concreto, podemos constatar que el PT ha dado un brinco significativo al apoderarse de 28 alcaldías y, de paso, incrementar el número de participación a su causa con más de 300 mil votos a favor. Primero, se cumplieron las proyecciones que realizó el coordinador de los diputados del PT en San Lázaro. Seguido de ello, desde luego, constatamos que la coalición Seguimos Haciendo Historia, por encima de cualquier aspecto, debe ir en unidad, en especial por lo que se va a definir en un par de años más. De hecho, la dirigencia nacional de Morena, que vemos que tiene apertura con Luisa María Alcalde, seguramente trae los números en el radar y, en un momento dado, habrá de reconocer la capacidad de convocatoria que tiene esta gran estructura del PT, que ha dado un salto hacia adelante muy importante.
Es muy probable que el saldo de esta elección, sumada a la consagración de partidos como el PT, sean el punto de unión para refrendar una coalición que, ahora, vive cierta turbulencia, especialmente en el legislativo federal, pues existe, todos sabemos, un cierto menosprecio de uno que otro actor que excluye, en ocasiones, la postura que debe tomarse en consenso. Morena no puede ser omisa a lo que aconteció en Veracruz. Hay un mensaje muy claro de la población civil ahora que se han dado a conocer los resultados finales. Al igual, queda claro, existe mucho tema de análisis de la autocrítica que deben realizar aquellos que, sosegados, piensan que las elecciones se pueden ganar solos. Quizá en algunas partes sí, sin embargo, tomamos como punto de referencia lo que sucedió en el año 2021. Desde luego que el estupor que causó ese momento hizo modificar la estrategia al mismo Andrés Manuel López Obrador. Él, recordemos, tomó el control total de la sucesión y, de paso, diseñó un acuerdo al más alto nivel para evitar pugnas internas.
Otro punto clave, que también marcó la diferencia, fue quitarle peso a las decisiones de las dirigencias estatales de Morena. Propusieron, pero, al final de cuentas, desde la capital se ungieron a los representantes del pueblo. Lo digo así porque, en el mayor de los casos, los gobernadores han tomado el control de las estructuras internas. Tienen dirigentes afines y eso, para una democracia participativa, acota las posibilidades en los registros de los participantes. Siendo así, la prioridad radica en la unión y no la fragmentación. Eso lo entiende perfectamente la presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum, que sabrá manejar a la perfección el juego que se avecina en 2027. De la misma forma, tenga usted por seguro, la jefa de Estado reconocerá el poder político que ha ido acumulando el PT para continuar uniendo frentes progresistas.
Vale la pena analizar el tema de Veracruz, sobre todo porque queda como el claro ejemplo de que la unión entre las izquierdas, pese al derecho a disentir, es un hecho inminente. En lo legislativo, por ejemplo, se ha notado el aporte de los aliados, en concreto para construir la mayoría calificada. La forma en cómo se dieron las circunstancias en la entidad de Veracruz, debe abrir el compás para la reflexión, pero también para la autocrítica, pues la coalición Seguimos Haciendo Historia, pese a lo que uno que otro piense, es inexorable si la visión es seguir profundizando la vida pública de México.
Notas finales
Siguen las negociaciones al más alto nivel político entre los funcionarios del vecino país y nuestro representante en ese rubro, Marcelo Ebrard. Con esa experiencia que tiene él, sin duda, muy pronto veremos más resultados positivos que jueguen a favor de la economía en México. En efecto, Ebrard, en conjunto con las instituciones que tienen una relación inherente con ese tema, lleva una plena coordinación, en especial para impulsar y proyectar, pero también para blindar la insignia de Hecho en México. Precisamente allí, con ese olfato que ha demostrado quien está a cargo del IMPI, ha trascendido el trabajo arduo que llevan a cabo para poner muy en alto lo que nuestro país produce y, a su vez, cuidar y proteger lo que las manos mexicanas elaboran que, desde luego, son de muchísima calidad.