Empiezo diciendo lo que he dicho desde hace tantos años: ¡Es un honor estar con Obrador!”

Me ha alegrado el video del presidente de México dado a conocer hace rato en redes sociales. Salió del hospital, está bien y tiene autorización de los médicos para seguir trabajando.

Habló Andrés Manuel de que tiene un testamento político redactado para el caso —lejano afortunadamente— de que su corazón deje de funcionar. No dio detalles de ese testamento, pero no hacía falta: su testamento es su propio corazón, de hombre bueno e idealista que desde muy joven decidió entregar su vida a una causa noble como ninguna: la de luchar por mejorar las condiciones de vida de tantos millones de mexicanos y mexicanas pobres. Algo que él ha hecho desde la más admirable honestidad personal.

Esa es la razón por la que un periodista neoliberal como yo —con formación de economista abiertamente partidario de la libre empresa— un día de 2005 se unió al proyecto político de un dirigente de izquierda.

Su testamento, sí, está en su corazón generoso, entregado a lo mejor de nuestro país y valiente para luchar contra la adversidad.

No necesitamos de cateterismos ni de otros diagnósticos para conocer el corazón de un político de excepción. Que nos guíe su ejemplo.

Federico Arreola en Twitter: @FedericoArreola