“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.

RYSZARD KAPUSCINSKI

“Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles”.

HERMANN HESSE

En su mañanera de ayer miércoles el presidente López Obrador comentaba la encuesta de De las Heras Demotecnia en la que tiene 75% de aprobación. Dijo: “Y miren lo que les ha servido lo de ‘narco presidente’, el New York Times y el periodista más famoso del mundo, y la gran escritora de ficción”.

Alguien de la prensa lo interrumpió: “Dice que usted la censura”. Puntualización: “la gran escritora de ficción” que se queja de la presunta —en realidad inexistente— censura de Andrés Manuel es la periodista Anabel Hernández, autora del libro La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa.

El presidente López Obrador respondió a la acusación de censura con el recuerdo de la única vez que vio a Anabel, en su campaña presidencial de 2006 o en la de 2012: “Fíjese eso, fíjese… Creo que la vi una vez, fue a una oficina nuestra de campaña, no sé si como en el 6 o el 12, en una de esas campañas. Y no sé, a lo mejor nos los aclaran. Me gustaría que escribieran sobre ella, sobre la impresión que tienen de ella. No sé si fue Federico Arreola o el que fue director del Reforma, pero al inicio, Ramón Alberto Garza, con alguno de ellos fue”.

Anabel Hernández fue mi compañera de trabajo cuando yo dirigía el diario Milenio. Dejé esa empresa en 2005 y, en cuanto supo de mi retiro, AMLO me invitó a participar en su primera campaña presidencial. Si le presenté a Anabel tuvo que haber sido ese año o en 2006, pero sinceramente hablando debo decir que no me acuerdo de haberlo hecho.

Con la pena admito que mi memoria es tan mala como la de Bernardo Bátiz, quien olvidó haber consultado con Andrés Manuel el tema del fallecimiento del esposo de María Amparo Casar. Hay un refrán que alguien creó para aplicarlo a viejitos como Bátiz y yo: “La memoria es como el mal amigo; cuando más falta te hace, te falla”.

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Por desmemoriado no podré ayudar al presidente López Obrador a recordar si fui yo o si fue Ramon Alberto quien le presentó a Anabel. Quizá lo hizo mi amigo Ramón, otro vejestorio del periodismo nacional... Digamos que fue Ramón, y problema solucionado.

¿Qué opino de Anabel Hernández?

Me consta que fue muy buena periodista en Milenio. Ella elaboró un reportaje famoso en el sexenio de Vicente Fox, el Toallagate. Ha colaborado en otros medios de comunicación y escrito y vendido numerosos libros escandalosos sobre política y narcotráfico. Cito los que enlista Wikipedia en el perfil biográfico de Anabel:

  • 1. En 2005 La familia presidencial.
  • 2. En 2006 Fin de fiesta en Los Pinos.
  • 3. En 2008 Que el Presidente frene la represión.
  • 4. También en 2008 Los cómplices del presidente.
  • 5. En 2010 Los señores del narco.
  • 6. En 2012 México en llamas. El legado de Calderón.
  • 7. En 2016 La verdadera noche de Iguala. La historia que el gobierno trató de ocultar.
  • 8. En 2016 La ira de México: Siete voces contra la impunidad.
  • 9. En 2019 El traidor. El diario secreto del hijo del Mayo.
  • 10. En 2021 Emma y las otras señoras del narco.
  • 11. En 2023 Las señoras del narco: Amar en el infierno.
  • 12. En 2024 La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa.

¿He leído los libros de Anabel? Quizá uno, no recuerdo cuál, pero lo más probable es que no haya leído ninguno. Excepto el último de la lista anterior no puedo juzgar si se trata de trabajos serios de investigación periodística o de relatos con un elevado contenido de ficción.

El libro de Anabel que sí puedo enjuiciar

Dije que a pesar de no haberlo leído, sí puedo juzgar el más reciente de los libros de Anabel Hernández, La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa. ¿Es poco profesional que opine sobre una obra que no he analizado a profundidad? Pienso que en este caso puedo opinar con conocimiento de causa basado nada más en notas de diarios. Lo que sucede es que Anabel afirma que el narco financió la campaña presidencial de AMLO en 2006, pero esto es absolutamente falso. Estuve en esa campaña, inclusive colaboré en lo relacionado con la recaudación de donativos privados, y no hubo dinero de las mafias. Me consta.

En el tercer debate presidencial, Claudia Sheinbaum —quien también estuvo en la campaña de 2006 de López Obrador— desacreditó el libro de Anabel calificándolo de “ficción” y, con buen humor, recomendó mejor la lectura de dos obras literarias realmente importantes de ciencia ficción, Crónicas marcianas y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.

Este miércoles, en su mañanera, AMLO dijo que Anabel Hernández es “la gran escritora de ficción”. ¿Lo es? De alguna manera sí: me consta la falsedad de lo que sostiene Anabel en su libro acerca de la campaña de 2006 de Andrés Manuel. Conste, no digo que ella mienta: digo nada más que sus fuentes no le hablaron con la verdad.

Hasta donde estoy enterado, la periodista Hernández reside —o al menos pasa buena parte de su tiempo— en Estados Unidos, que es el reino de la ficción política cuando se trata de dañar a gobernantes que ideológicamente no coinciden con quienes mandan en ese país. Es el caso del presidente López Obrador, ubicado demasiado a la izquierda de lo que puede tolerar inclusive la parte más liberal del establishment estadounidense.

Por tal razón, para combatir a sus enemigos ideológicos, las agencias de inteligencia y seguridad nacional de EE. UU. dan vida, proporcionando materiales y hasta financiamiento, a escritores y escritoras de fábulas políticas. Todas las fuentes las controla el gobierno de Estados Unidos, todo lo que se escribe lo revisan quienes aportan la información. Me dicen que hay hasta cursos para guionistas de ficciones políticas o ideológicas. El extraordinario Bertolt Brecht vivió tan triste experiencia en California y regresó a Europa espantado.

En el último debate presidencial Xóchitl Gálvez utilizó el libro de Anabel Hernandez para atacar al presidente López Obrador y a Claudia Sheinbaum. Inmediatamente después de ese evento comenté en un artículo que el trabajo de la periodista Hernández no puede ser considerado un libro, o no un libro valioso porque, como dijo el gran Hermann Hesse, “los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles”. Estoy convencido de que lo escrito por Anabel, calumnioso independientemente de las intenciones de la autora, como no aporta nada positivo a la sociedad mexicana, de plano no vale nada.

Se publican demasiados libros amarillistas sobre AMLO porque, parafraseo a Kapuściński, como la información es negocio, la verdad ha dejado de ser importante. Hace unos días elaboré una lista de 20 libros contra AMLO y el primero contra Sheinbaum

  • 1. Anabel Hernández. La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa.
  • 2. Maria Amparo Casar. Los puntos sobre las íes. El legado de un gobierno que mintió, robó y traicionó.
  • 3. Denise Dresser. ¿Qué sigue? 20 lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo.
  • 4. Pablo Hiriart. AMLO. El costo de una locura. $2,520,000,000,000.00.
  • 5. Elena Chávez. El gran corruptor. Prólogo de Sergio Negrete Cárdenas.
  • 6. Macario Schettino. México en el precipicio. El fracaso económico de la 4T.
  • 7. Hernán Gómez Bruera. Traición en Palacio. El negocio de la justicia en la 4T.
  • 8. Elena Chávez. El rey del cash. El saqueo oculto del presidente y su equipo cercano.
  • 9. Sara Dulché. Delirios: Un tirano al desnudo.
  • 10. Macario Schettino. El dinosaurio disfrazado. De opositor a demagogo.
  • 11. Pablo Hiriart. El destructor.
  • 12. Francisco Martín Moreno. Cuando México perdió la esperanza.
  • 13. Graco Ramírez. Contra la regresión autoritaria. Memorias desde la izquierda.
  • 14. J. Jesús Esquivel. A sus órdenes, mi general. El caso Cienfuegos y la sumisión de AMLO ante el poder militar.
  • 15. Raúl Olmos. La casa gris. Todo lo que revela el mayor escándalo obradorista.
  • 16. Francisco Martín Moreno. Ladrón de esperanzas.
  • 17. Marco Levario Turcott. Los farsantes de la 4T.
  • 18. Rosario Robles. Rosario de México. Testimonio de una infamia. Prólogo de Ciro Gómez Leyva.
  • 19. Bernardo Barranco y Roberto Blancarte. AMLO y la religión: El estado laico bajo amenaza.
  • 20. Francisco Martín Moreno. México Roto.
  • 21. Orquídea Fong Varela. La Gran Farsante. Biografía Política De Claudia Sheinbaum. Prólogo de Fernando Belaunzarán.
  • 22. Hay que agregar un libro de Ramon Alberto Garza, Dinastías: Dos familias, una nación.

¿Son libros valiosos porque conducen a la vida y le son útiles? Creo que no. Pueden hasta ser libros interesantes y muy vendidos, pero aportan poco o nada porque se prestan a la politiquería, particularmente los que se difunden en periodos electorales, como es el caso de los trabajos de Anabel y Ramón Alberto.

El mejor deportista de todos los tiempos

Todas las actividades humanas, para ser consideradas realmente valiosas, deben serle útiles a la vida. Ocurre en el deporte. ¿Quién es el mejor deportista de la historia? Por sus méritos deportivos sobran candidatos y candidatas:

  • 1. Nadia Comaneci, gimnasta.
  • 2. Pelé, futbolista.
  • 3. Roger Federer, tenista.
  • 4. Jesse Owens, atleta.
  • 5. Michael Phelps, nadador.
  • 6. Eddy Merckx, ciclista.
  • 7. Muhammad Ali, boxeador.
  • 8. Michael Jordan, basquetbolista.
  • 9. Fausto Coppi, ciclista.
  • 10. Mark Spitz, nadador.
  • 11. Abebe Bikila, maratonista.
  • 12. Larisa Latýnina, gimnasta.
  • 13. Tiger Woods, golfista.
  • 14. Maradona, futbolista.
  • 15. Usain Bolt, velocista.
  • 16. Serena Williams, tenista.
  • 17. Michael Schumacher, automovilista.
  • 18. Naim Süleymanoğlu, levantador de pesas.
  • 19. Yelena Isinbáyeva, especialista en salto con garrocha.
  • 20. Gino Bartali, ciclista.

Cualquiera de los y las deportistas de la lista precedente tiene méritos atléticos para que se le considere el o la mejor de todos los tiempos. Pero si además se sopesan méritos más allá del deporte, sin duda el más destacado es el ciclista Bartali.

Gino Bartali ganó dos veces el Tour de Francia —en 1938 y 1948— y en tres ocasiones el Giro de Italia —en 1936, 1937 y 1946—. Pero además de eso, aprovechó durante la Segunda Guerra Mundial la admiración que sentía por él Benito Mussolini para que nadie lo molestara mientras entrenaba en las carreteras italianas de Toscana y Umbría llevando pasaportes y otros documentos escondidos en el cuadro de su bicicleta y debajo del sillín que sirvieron para salvar la vida de unas 800 personas judías. Lo hizo y no lo contó a nadie. Vivió durante mucho tiempo con el estigma de haber sido un fascista por su buena relación con Il Duce. No resistí la tentación de contarlo en la última de los tres semanas del Giro de Italia 2024.

Digamos no a la basura editorial

Especialmente rechacemos la basura editorial relacionada con la politiquería, sin duda mala ficción que se redacta solo para manchar prestigios. ¿Buenas obras de ficción? Las que mencionó Claudia Sheinbaum en el tercer debate, Crónicas marcianas y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, o una más reciente, Proyecto Hail Mary, de Andy Weir. Una pena que los libros de calidad en el México actual se vendan menos que perversidades literarias como las filtradas por agencias estadounidenses para golpear al más honesto de los presidentes, AMLO.