Con asombro, hace días vi una entrevista banquetera hecha en el extranjero a Felipe Calderón, en la que se le preguntaba su pronóstico para la Selección Mexicana en el próximo Mundial de Qatar, su respuesta me dejó pues atónito, ya que tras sugerir que no era nada optimista al respecto, de inmediato citó dos de los más grandes logros de México a nivel selecciones: el título del campeonato mundial sub-17, celebrado aquí en México en 2011, y la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, pero sugiriendo, sin ambages ni rubores que “ocurrieron durante su sexenio”, por “la mentalidad ganadora, el apoyo al deporte y más...” (como si el futbol mexicano precisara del respaldo del Estado para su buena o mala marcha). Sin duda me quedó algo muy claro, es tan evidente, no tan sólo los magros resultados positivos de la administración calderonista (espuria por definición), y más aún, los indeseables daños indelebles por muchos años que dejó en el país, que el mismo se cree que ese par de logros de selecciones mexicanas con límite de edad fueron gracias a él; sin duda, su megalomanía y/o mitomanía parecen no conocer los límites.
En cuanto al argentino avecindado en México, ya desde hace muchos años, Fernando “Tano” Ortiz, hoy exitoso D.T. del Club América, en el ya lejano torneo clausura 2009 hizo trizas una leyenda urbana ya muy arraigada en el mundillo del futbol mexicano: que “el América es corrupto, compra partidos y títulos”, y si bien lo que a continuación relato ocurrió también durante el sexenio calderonista, a la par de que tampoco tiene mérito alguno el ex presidente, “Tano” Ortiz si lo tiene todo, y es que siendo Grupo Televisa propietario en ese tiempo del América y del Necaxa, ambas escuadras se veían las caras en la penúltima jornada del torneo regular, teniendo la obligación de ganar el hoy cuadro hidrocálido al América, para poder salvarse del descenso (una franquicia de primera vale unos 40 millones de dólares en primera y sólo cosa de un millón en la categoría de plata) debía entonces sí o sí ganarle al América, y ante miles de especulaciones acerca de que el partido estaría arreglado, para que el Necaxa ganase con cierta ayuda de su equipo hermano el América evitando así descender, este le ganó por uno a cero, con un contundente remate de cabeza de Fernando Ortiz, entonces zaguero águila que se incorporó al ataque y sentenció el descenso “al infierno” al combinado de necaxista; desde ese día, las lenguas biperinas que sugerían corrupción en nuestro futbol, con especial énfasis en torno a los equipos propiedad de Grupo Televisa amainaron de forma considerable. Ese gol, pues, demostró que tal desaseo deportivo en el balompié mexicano no existía, siendo este si, un logro digno de aplauso para el “Tano” Ortiz, no así tampoco por cierto, para Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, quien sí puede presumir de algo relacionado con este deporte: el haber asistido junto a toda su familia y parte del gabinete a la inauguración del Mundial de Sudáfrica en 2010, movilizando recursos públicos de todo tipo, hecho que en la presente administración federal sería prácticamente impensable