Destaco lo siguiente de la entrevista con el excanciller Jorge El Güero Castañeda que Stephanie Palacios realizó para SDPnoticias: (aquí puede consultarse completa:

“Ebrard tiene un equipo bastante mediocre: Castañeda sobre el escándalo Lozano”

  • Que el actual canciller, Marcelo Ebrard, “tiene un equipo bastante mediocre”. Sin duda esto es cierto, tal como lo demuestra el más reciente escándalo, absolutamente innecesario, acerca de la agregaduría cultural de México en Madrid.
  • Que el cargo de agregado o agregada cultural en cualquier embajada es muy vistoso y hasta importante, pero no deja de ser un cargo menor en el contexto del gobierno mexicano.
  • Se trata de un cargo de “jerarquía relativamente baja” que, por esa razón, ha devenido en un escándalo más bien “excéntrico”.
  • Totalmente de acuerdo con Castañeda: “Es un poco excéntrico que el presidente discrepe en público del secretario de Relaciones Exteriores, a propósito de una designación de jerarquía muy menor”.
  • El de Brenda Lozano como agregada cultural en Madrid “NO es un nombramiento presidencial, es un nombramiento de la Secretaría de Relaciones Exteriores”.
  • Brenda ha dicho que ella no renuncia, pero “si el propio presidente dice que no debe estar en ese cargo, pues… ¿por qué insiste en estar en ese cargo?”.
  • Brenda Lozano no va a renunciar, pero “el presidente, de facto, ya la renunció”.
  • Ni Brenda Lozano ni el anterior agregado cultural en España, Jorge Hernández, son integrantes del servicio exterior mexicano. Por lo tanto, no tienen ningún derecho como miembros del SEM.
  • Brenda no quiere renunciar, pero ni siquiera sabemos si realmente se formalizó su nombramiento: “No sabemos si su nombramiento ya lo firmó el secretario de Relaciones, no sabemos si ya le expidieron su pasaporte diplomático, no sabemos si ya le hicieron todos sus trámites administrativos que se deben de hacer. No sabemos nada de eso”.
  • El presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene por qué pedir al canciller Marcelo Ebrard que nombre a una poeta indígena en el cargo: “El presidente no tiene por qué pedir, él da instrucciones, que las puede dar”, aunque no tendría el primer mandatario por qué meterse a poner orden en un nivel tan bajo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
  • Castañeda, como canciller, nombró a 40 agregados culturales, a propuesta de quien era el director del área de relaciones culturales, Gerardo Estrada, “pero jamás le llevé uno de esos nombramientos al presidente”.
  • Resulta humillante para Ebrard que el presidente deba corregirlo incluso en algo tan sencillo como realizar cambios en la agregaduría cultural en Madrid: “Esta es, en parte, la forma de conducir la cancillería de Marcelo Ebrard. Es decir, él acepta todas las humillaciones públicas que sean, todas. No hay una que no acepte. Tiene una lista de humillaciones y él las va palomeando”.
  • Ebrard, desde luego, debería mostrar un poco de más dignidad: “Si el presidente le dice al secretario de Relaciones: ‘Oye, este nombramiento, no’, y que se lo diga en público, el secretario debería de decir: ‘Si al presidente no le gusta como conduzco la cancillería, pues me voy’; pero, en este país y en este gobierno, la gente NO renuncia, salvo Urzúa que sí renunció, hay que reconocérselo”.
  • En todas las administraciones públicas hay funcionarios que no están de acuerdo con algunas decisiones del gobernante, pero en ciertos casos el acuerdo con el presidente debe ser pleno: como en el ejército y la marina… y el servicio exterior.
  • Los diplomáticos deben coincidir con el presidente “en el ámbito específico que se le encomienda, pero no necesariamente tienen que estar de acuerdo con todo lo demás”.
  • Estar en desacuerdo en algunos temas, pasa, pero “ya hacerlo en público, en una columna cotidiana, semanal, ya es un poco más complicado”. Sí, como lo hizo Jorge Hernández al cuestionar al rediseñado de los libros de texto gratuitos, Marx Arriaga.
  • En ese y en otros casos el presidente López Obrador tiene razón: “Y lo dijo a propósito, si no me equivoco, del cónsul general de México en Nueva York hace unos meses. Y lo dijo a propósito de Brenda Lozano”.
  • Tiene razón AMLO, si los diplomáticos no están de acuerdo con la política de la 4T, “¿qué hacen ahí?”.
  • En el caso de los miembros del servicio exterior mexicano, “como ocurre con los servicios de carrera en todos los países”, estas personas tienen la característica de que sirven al gobierno de turno: “Son permanentes, son de carrera”, pero “si llega un presidente que cambia la política exterior, en tal o cual aspecto, el servicio sigue esa política exterior”.
  • “La gente del servicio, normalmente, sigue con un gobierno o con otro”, con las administraciones de Fox, Calderón, Peña Nieto y López Obrador, “que son gobiernos muy distintos, con temas de política exterior muy distintos, y sin embargo ha sido más o menos el mismo servicio exterior el que ha puesto en práctica la política exterior que cada uno de esos presidente determinó”.
  • “Otra cosa, es cuando tú NO eres miembro del servicio exterior y te invitan a ser parte del gobierno. Pero cuando tú aceptas ser parte del gobierno, aunque sea en un cargo de baja jerarquía como el de agregado cultural, pues de todas maneras ‘mas o menos’ estás o debes estar de acuerdo”.
  • No puede el agregado cultural opinar en Milenio sobre los libros de texto, porque “¿qué tiene que ver eso con la representación cultural de México en Madrid?”.
  • Y no es violar la libertad de expresión de nadie. Porque nadie les puso una pistola en la cabeza diciendo ‘tienen que aceptar este cargo’. Nadie los obligó a eso, entonces, es necesaria cierta obligación de reserva, que más bien es un término militar, pero que se aplica también a los servicios civiles de carrera, o a los cargos en el extranjero. Sí, cierta obligación de reserva: tú no vas andar opinando sobre temas que no te involucran, en columnas, entrevistas en la radio y televisión. Menos criticando al gobierno”.
  • “Cuando uno ingresa a un gobierno, uno acepta una serie de limitaciones a su desempeño. Acepta restricciones de sueldo, horarios distintos, limitaciones a la capacidad de expresión. A la libertad de expresión, por supuesto que sí. Ahora, nadie está obligado a eso, NO obligan a nadie a ser agregado cultural en Madrid”.
  • Para Castañeda, el canciller Ebrard “tiene un equipo bastante mediocre de gente suya, no la del servicio que trabaja con él, sino la que él llevó a la secretaría”.
  • Gente valiosa se ha ido de la cancillería: “Se le fue su jefe de oficina, se le fue su primer subsecretario encargado del despacho del secretario A, se le fue su embajadora en Washington, Martha Bárcena, y podríamos seguir así. Mucha gente o le ha renunciado o los ha tenido que despedir”.
  • En el caso de la agregaduría cultural en Madrid, quien ocupe el cargo puede no estar de acuerdo con el Tren Maya, pero “sí tiene que estar de acuerdo con que el rey de España pida perdón” por las atrocidades de la conquista. “¿Por qué? Porque es el rey de España, y el agregado o la agregada van a estar en España”

Ximena Caraza y su coordinación con la agregaduría

  • “En Madrid, hay una cosa un poco peculiar, porque en los hechos, hay una casa de México, digamos financiada, en gran medida, por el sector privado. No por el gobierno. Y hay de facto una directora de esta casa, de nombre Ximena Caraza, muy competente, que lleva muchos años en Madrid, en distintos cargos”.
  • “Se trata de la institución con más peso, de materia cultural de México en Madrid, porque es la institución que tiene dinero. Una casa muy hermosa, que se instaló hace tres o cuatro años, en el sexenio de Peña Nieto, con aportaciones muy valiosas”.
  • “Es una situación poco peculiar frente a otras agregadurías culturales. Lo primero que va tener que hacer la persona que llegue, sea Brenda o sea quien sea, es entenderse con Ximena Caraza y trabajar en colaboración con tal casa. No es tan fácil”.

El perdón que deben pedir los españoles

  • “La nueva persona que llegue tendrá que definirse en los hechos todos los días, ante los medios, sobre el perdón del rey y la conquista. Y si vienen o no los españoles el 27 de septiembre a México”.
  • “Y si lo pide López Obrador en la mañanera, que no le han contestado los españoles, lo tiene que hacer, pues son temas eminentemente culturales”.
  • “¿Que el agregado o la agregada cultural puede siempre decir: ‘Yo, en eso no me meto, pregúntenle a la embajadora’? Seguro que sí, y la embajadora, María Carmen Oñate, que es muy competente, muy profesional, con mucha experiencia, sabrá qué decir. Pero la persona que llegue a la agregaduría cultural va tener que lidiar con este tema, que no es menor”.

¿Y si Ximena no está de acuerdo con la poeta indígena en el tema de que se disculpe el rey de España?

  • Conocí hace años a Ximena Caraza, en Madrid. Me consta que Castañeda dice la verdad: ella es una mujer extraordinariamente competente que realiza un excelente trabajo promoviendo la cultura de México en España.
  • No creo que Ximena esté interesada en involucrase en un tema tan polémico como el del perdón exigido por el presiente mexicano al rey español, pero si le preguntaran —pienso que inevitablemente le preguntarán, sobre todo reporteros de aquel país—, probablemente ella estaría en contra de tal perdón, que hasta donde entiendo no están siquiera dispuestos a discutir los responsables de conducir las instituciones de tal monarquía.
  • Baso mi convicción de que la señora Caraza no apoya la idea de que el rey Felipe VI se disculpe porque la Casa de México en España, que ella dirige, parece tener más importancia para el gobierno español que para el mexicano.
  • Tal casa se ubica en un edificio cedido, en noviembre de 2016, por el Ayuntamiento de Madrid. La cesión es por 25 años.
  • La casa fue inaugurada en 2018; según sitios de internet del gobierno de España, en el evento de apertura estuvieron los entonces ministros de exteriores de ambos países, Josep Borrell y Luis Videgaray; la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena; la embajadora mexicana, Roberta Lajous; la directora general de la casa, Ximena Caraza, y el presidente de la Fundación Casa de México en España, el empresario mexicano Valentín Díez Morodo.
  • Si la directora de la Casa México en España no apoya el perdón, todo lo contrario ocurrirá con la poeta indígena —quizá Natalia Toledo— que termine por hacerse cargo de la agragaduría cultural en Madrid, quien en voz muy alta sí exigirá, como el presidente López Obrador, que Felipe VI se disculpe.
  • ¿Podrán coordinarse para promover la cultura mexicana en Madrid dos personas, dos mujeres —inteligentes y cultas— que no coinciden en algo que claramente confronta a los gobiernos de México y España?
  • No se trata de un asunto menor porque el tema del perdón que nuestro presidente exige al rey español no se agotará el 27 de septiembre de 2021; todo lo contrario, creo que a partir de esa fecha entraremos verdaderamente en el laberinto, si no de infinitos, sí de numerosos callejones diplomáticos sin salida.