Ajedrez

Lo he contado en otras ocasiones. Caminaba por uno de los pasillos del aeropuerto capitalino cuando recibí una llamada de Jorge Castañeda. Había pasado un día, dos cuando mucho, desde que se formalizara el desafuero de Andrés Manuel López Obrador.

En resumidas cuentas, el excanciller me dijo: El Peje ahora sí en jaque mate; no tiene escapatoria”.

No sé si Jorge es buen ajedrecista; si lo es, no se ha ganado el título de gran maestro ni lo alcanzará, ya que no pudo ver que AMLO sí tenía una salida.

No soy experto en ajedrez, pero conozco lo suficiente del juego como para entender que solo hay tres posibilidades para salir del jaque:

  • Capturar la pieza atacante.
  • Interponer una pieza entre la pieza que da jaque y el rey, a menos que la pieza atacante sea un caballo.
  • Mover el rey a una casilla donde no se encuentra bajo ataque.

Me pregunté si tenía Andrés Manuel una jugada disponible para escapar del jaque del desafuero. Existía, sí. Sus enemigos no la vieron, y AMLO evitó el mate. ¿Cuál era esa jugada?

No contaba el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal con fuerza suficiente como para capturar a la pieza que lo atacaba, esto es, al entonces presidente Fox, apoyado por el congreso, los empresarios, la corte suprema, el PRI, el PAN y algunos grandes medios.

Pero sí podía bloquear a su atacante. ¿Cómo lo logró Andrés Manuel? Para empezar, jamás pensó en huir para evitar que se le arrestara. En segundo lugar, se asesoró con juristas expertos, como Julio Scherer y Javier Quijano. En tercer término, hizo lo más importante, movilizar a una pieza que si se le convoca con sinceridad y decisión para defender la causa correcta, resulta invencible.

¿Con qué pieza, que sus rivales ni siquiera sabían que existía, pudo evitar Andrés Manuel el jaque mate? Con el pueblo que lo apoyaba, que no falló. La gente expresó su descontento en las calles, sus atacantes se atemorizaron y se rindieron.

¿Anaya tiene posibilidades de evitar el jaque mate?

Sin duda, si se lo propusiera, podría el excandidato panista escapar del jaque en que lo atrapó no el actual gobierno, sino uno de sus aliados del sexenio pasado, el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya.

Pero Anaya, para evitar el mate —insisto, con coraje e inteligencia podría conseguirlo—, debe dejar de huir. Si pretende, desde el extranjero, superar las acusaciones de lavado de dinero, cohecho y asociación delictuosa, el excandidato panista solo complicará su situación.

En lo político, si piensa que el apoyo de liderazgos calderonistas lo sacarán de la crisis, se equivoca. Es verdad, Margarita Zavala ha apoyado con una declaración a Anaya, y lo mismo han hecho otras personas de ese equipo político, como el hermano de la mencionada, respetada señora, Juan Ignacio.

Pero, evidentemente, en el grupo cercano a Felipe Calderón, de plano, de algunas pocas frases más en defensa del fugitivo no pasarán. Imposible que olviden lo realizado por Anaya cuando este dirigía al PAN: usar todos los recursos del partido para intentar destruir a la señora Zavala.

Para la mayor desgracia de Anaya, sobran videos y reportajes periodísticos —ya han circulado varios, hasta en la mañanera de este lunes 23 de agosto—, en los que prominentes aliados de Calderón, como Javier Lozano y Ernesto Cordero, acusan a Anaya, precisamente de lavado de dinero y todos los otros cargos que han llevado a un juez a procesar al excandidato panista.

Ricardo Anaya está en jaque, y desde luego, el jaque mate es evitable. Pero solo podrá alcanzar su meta dando la pela en México, esto es, enfrentando lo que tenga que enfrentar y pagando el costo, por elevado que sea.

Si sigue en el extranjero, será noticia en México unos días, sobre todo si se ordena su arresto. Después, discretamente lo buscará la policía internacional y la opinión pública lo olvidará. Solo si la Interpol lo captura, no sé en cuántos meses o años, volverán a acordarse de él sus aliados, los de verdad, que algunos tendrá, y quienes ahora lo apoyan solo por verse políticamente correctos, como aquellos del equipo de Calderón.