Érase una vez en Querétaro

El periodista queretano Agustín Escobar publicó una interesante nota en donde nos cuenta lo que ocurrió el pasado 23 de septiembre, cuando al nuevo gobernador, Mauricio Kuri, se le ocurrió armar una bonita y civiliozada reunión, toda cordial y armoniosa, entre exgobernadores queretanos.

Estuvieron presentes, por supuesto, Francisco Domínguez, José Calzada, Francisco Garrido, Enrique Burgos y Mariano Palacios.

Cuenta la leyenda que todo transcurría en santa paz, pero sabrá Dios si Mauricio Kuri, como excelente anfitrión que debe de ser, dio un par de tequilitas a los invitados y entonces se armaron los trancazos.

Sí, amigo lector, así como lo lee: el priista José Calzada increpó al panista Francisco Domínguez y le dijo que debería de estar tras las rejas después de el chisme de las maletas llenas de dinero que recibió, ante lo cual Domínguez le contestó: “¿Ah sí? Pues también tú tendrías que estar en la cárcel por tener un amplio expediente de anomalías en tu gestión”.

Eso calentó a Pepe Calzada, quien le propinó tremendo derechazo noqueado a Pancho Domínguez.

Se dice que como réferi intervino don Mariano Palacios, político siempre prudente, quien por más que intentaba separarlos, nomás le salía volando su corbatita.

Don Enrique Burgos, casi infartado, solo decía que cómo era posible que ellos, siendo tan fifís y pirruris, se estuvieran desgreñando de ese modo, y Francisco Garrido mientras tanto —y con más filosofía— carcajeándose.

El gobernador Kuri no los vuelve a juntar. Realiza buen trabajo visitando a la agente, así que no necesita para nada a los exgobernadores, excepto los consejos de los más sabios, como Mariano Palacios, y si las cosas se le dan, como militante panista en su momento tendrá que hacer lo que pueda por Domínguez, quien suspira por la candidatura presidencial del PAN en 2024.

Las pesadillas que tendrá Calzada si las circunstancias conspiran y llevan a la grande a Pancho Domínguez: desde Palacio Nacional se cobrará el nocaut con un golpe mucho más duro; sí, habitación con vistas en Almoloya.

Pero dejemos ese escenario, posible, pero improbable, y vayamos a otros terrenos relacionados con el 2024.

Érase una vez en la Ciudad de México

Usemos la imaginación y la fantasía. ¿Sería posible que Claudia Sheinbaum armara una reunión con sus antecesores? No, no es posible.

La verdad de las cosas es que mi tocaya no está en condiciones —y tal vez ni siquiera tiene ganas— de armar una reunión con los exjefes de gobierno capitalinos.

Imposible reunir a tan distinguidas personalidades:

  • Andrés Manuel López Obrador es el jefe político de Sheinbaum. Sería el invitado VIP por ser el jefe de jefes. Pero, por tal motivo no es políticamente correcto convocarlo: AMLO es el que invita, si se le pega la gana, y se acabó.
  • Marcelo Ebrard es el rival político de Claudia. Sería de esos invitados que no quieres invitar pero tienes a fuerza que hacerlo. O sea, el antipático competidor.
  • ¿Cuauhtémoc Cárdenas es el gurú político de Sheinbaum y de todos en la izquierda. O es el tlatoani, el sensei… el viejito de la tribu (con todo respeto). Los líderes morales acuden si quieren y si no quieren, no. Y a veces asisten solo para regañar a todo el mundo; la edad así los pone. Mejor ni invitarlo.
  • Miguel Ángel Mancera está llamado a ser la salvación política de la jefa de gobierno. Está remanchada su honra por tantas acusaciones, contra él y contra sus colaboradores, que hoy por hoy se investigan y se persiguen. Si Sheinbaum termina por armar correctamente los expedientes, y si proceden las denuncias, demostrará con hechos —palabras ya no queremos— que iba en serio el combate a la corrupción, y de ahí a las alturas. No, a Claudia no le conviene invitar a Mancera.

Mejor con la gente, todos y todas a los barrios

Entonces no, una reunión como la de Querétaro sería imposible para Claudia Sheinbaum, quien por cierto, cuenta el Reforma, ya anda movidisima de gira artística, cercana a la gente, repartiendo ayudas, saludando, abrazando y demás. Los malos dirán que está haciendo campaña, los no tan malos replicarán que está bien que vuelva a donde viven los ciudadanos y las ciudadanas que votaron por ella, ya que, según sus propias palabras, “me mantuve distante por la pandemia”.

Pues sí, Claudia está en su derecho, ya sea para recuperar votos perdidos, para sumar apoyos o porque en realidad le interesa reactivarse en eventos sociales y masivos de beneficio para las familias.

Su comportamiento será imitado por muchos gobernadores, muchas gobernadoras e integrantes del gabinete que tratarán de moverse entre la gente. Pero no vayamos a pensar mal, no lo harán para publicitarse, sino por un genuino interés de cercanía ahora que parece ser que la pandemia ya aplacó toda su ira y rigor. ¿O aprovecharán que el covid anda a la baja para hacer grilla?

Lo que sea, por favor, sigámonos cuidando.

Es cuanto.