Como ciudadana he visto prometer a los candidatos mil promesas que difícilmente cumplieron. Hoy, ya no son precisamente candidatos los que prometen y quieren deslumbrarnos. Hoy lo preocupante es que los que ya ganaron y están en el puesto de sus sueños en la política. Están en una especie de campaña continua, donde se empeñan en demostrarnos que realmente valió la pena haber votado por ellos, pero ¿y para qué? ¿Es que acaso dudan de ellos mismos que nos quieren convencer que sí son buenos? ¿O es que acaso se piensan reelegir toda la vida?

Es un poco el caso de la pareja Samuel-Mariana. Hablo de ambos porque uno no se concibe sin el otro. Es difícil separarlos en el imaginario público, parece que uno no funciona sin el otro. Y aunque Samuel parezca el más machista o lo sea, sin Mariana no es nada.

Esto de estar llevando cámaras y micrófonos a los actos tan altruistas que hacen, como Mariana al cambiarse de look para solidarizarse con un niño con cáncer, o en recientes fechas sacar a “pasear” a un bebé para luego regresarlo a su albergue, ¿no es ya un exceso? ¿Las mañaneras no son un exceso ya? ¿Qué buscan? ¿Qué pretenden todos? ¿Qué quieren de nosotros? Cuando tú das resultados no los tienes que presumir. Ni exhibir la buena persona que crees que eres.

Eso se sabe de boca en boca. Eso se transmite y se permea en la sociedad. ¿Hasta cuándo y cómo irán a terminar estas campañas permanentes, que además nos cuestan muchísimo dinero a todos?

Si van a ayudar me parece perfecto, pero sin cámaras y reflectores. Eso le resta credibilidad, le resta humanidad, convierte el acto amoroso en un un ruin acto político.

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Y ellos, los “no candidatos”, gobernadores, políticos, dirían: “¿Entonces cómo se dan cuenta de que estoy haciendo las cosas bien si no llevo cámaras y reflectores?” Mi respuesta sería: Solo hagan las cosas bien porque ese es el puesto que decidieron tomar; porque eso eligieron. Porque esas son sus funciones y sus obligaciones.

Porque ya estamos hartos de verlos darles besitos a los niños, para luego abandonarlos. Porque queremos seres humanos sensibles y no ambiciosos en la política. ¡Caray! ¿Es mucho pedir?

Claudia Santillana Rivera en Twitter: @panaclo