La secretaria del trabajo ya comentó que no se legitimarán más de 10,000 contratos colectivos vencido el plazo establecido en la reforma laboral de 2019, por lo que a partir del primero de mayo de 2023 habrán desaparecido todos los contratos de protección que servían para mantener a miles de lideres sindicales que vivían de la extorsión y la venta de derechos laborales.

El sector obrero oficial, de las centrales obreras que vivieron de la simulación durante los últimos 50 años, en que se instauró el corporativismo obrero, quedarán como grandes gigantes de barro que no pudieron cruzar el rio de la democracia en las fuentes de trabajo, ni un paso adelante pudieron dar sin desmoronarse, todo el glamour que pavonearon de representar a 10 millones de trabajadores quedará en muecas tiesas, su capacidad política y económica será convertida en una triste estela de miseria de la clase trabajadora que regaron en todo el país.

Muchos se preguntan qué pasará cuando estén libres miles de empresas de sus contratos de protección, ya que pareciera que existe la posibilidad de que se desate una lucha por recuperar los contratos colectivos vencidos, pero seamos realistas, la mayoría de esos sindicatos solo eran de membrete, no tienen organización política, no tienen bases ni estructura, no están organizados, muchos se reducían a un rico líder sindical rodeado de un séquito pequeño de operadores, secretarias y cobradores de cuotas, eso sí, en contacto con grupos de golpeadores, pues esa era realmente su fuerza, escoria que se vendía al mejor postor para reunir grupos de 30 personas dispuestas a golpear a los trabajadores.

Sino pudieron mantener y construir un diálogo en las empresas a donde tenían celebrados contratos colectivos de trabajo, menos podrán entrar a organizar obreros y trabajadores para que se afilien a sus garras.

Hay un factor que no podemos dejar de considerar en la ecuación de los escenarios, es el del trabajador con acceso a redes sociales, pues es difícil pensar que la mayoría no tiene por lo menos una red social de comunicación, así que la información fluye de manera muy distinta a lo que estaban acostumbrados los sindicatos charros, ya no son los volantes o el tratar de convencer a unos trabajadores, se necesita el apoyo de una mayoría para que se firme un contrato colectivo de trabajo, cuyo acceso a la información no controla el patón ni nadie, la organización digital de los trabajadores será lo que de la otra vuelta de tuerca. En política y elecciones ese ha sido el gran catalizador de cambio en los países para los golpes de timón democráticos que hemos visto en la última década, no podemos ser tan inocentes de pensar que el mundo laboral no está sumergida en esa realidad digital.

Habrá peleas sindicales en la etapa post legitimación, seguro si, pero se irán extinguiendo poco a poco los lideres charros casi de forma instantánea como de un golpe de meteorito, pocos se adaptarán al nuevo ecosistema. Más bien la duda es saber a qué se van a dedicar, pues si algo es seguro es que no saben trabajar.

Twitter: @riclandero

Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM