El presidente AMLO dijo ayer, en su conferencia de prensa matutina, que en el proceso de consultas que solicitaron los gobiernos de Estados Unidos y Canadá sobre las violaciones al T-MEC se va a aclarar todo y que ya le ha pedido al Embajador Jesús Seade, a través del secretario de Relaciones Exteriores, que le ayude. Es una excelente noticia que el presidente de México pregunte a los que sí saben. Porque vamos a entrar en un periodo complejo en donde se demostrará el grave daño que ha causado al país la política energética. Es momento de reflexionar y tomar decisiones en favor de los mexicanos.

Las preguntas ayudan a los presidentes

En 2019 vi con atención a Pia Lauritzen en un video de TEDx. Su exposición se llamaba “Lo que no sabes sobre las preguntas”. Lauritzen es cofundadora de Qvest, una empresa de tecnología. Hace unos días leí uno de sus artículos en el sitio de internet de “strategy+business”, sobre las “seis razones por las que a los líderes exitosos les encantan las preguntas”. Los líderes exitosos hacen preguntas. Hacer preguntas ayuda a los presidentes a tomar mejores decisiones.

La Ley de Industria Eléctrica viola el T-MEC

Desde hace muchos meses escribí aquí que la Ley de la Industria Eléctrica violaba el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). El gobierno no hizo caso. Los responsables de diseñar e implementar la política energética de México siguieron obcecadamente su camino. Hoy llegan los reclamos de Estados Unidos y Canadá.

Ahora, el presidente AMLO tendrá que dejar la retórica nacionalista a un lado, entender bien la naturaleza de las consultas, decidir sobre lo que es importante, tomar en cuenta las situaciones de las empresas nacionales y de otros países y repensar sus ideas a la luz de un objetivo compartido de los países de América del Norte.

No basta ya con escuchar a los Tigres del Norte, a Rubén Blades o a Chico Ché en las mañaneras. La política exterior de México exige una arquitectura moderna, no puede someterse a una albañilería folklórica. Es buena noticia, por eso, que el presidente AMLO le haga preguntas al Embajador Seade.

La necesidad de hacer preguntas

Pia Lauritzen cita a extraordinarios expertos para argumentar sobre la necesidad de que los líderes hagan preguntas.

  1. Sólo los humanos hacen preguntas. El neurólogo germano-estadounidense Erwin W. Straus dijo: “El acto de cuestionar no puede ser enseñado. Tampoco requiere de un maestro. La primera pregunta surge temprano en la vida de todo niño sano, desde las raíces mismas de su existencia. Somos capaces de hacer preguntas individuales porque estamos cuestionando a los seres en nuestro mismo núcleo”. En su artículo de 1955, “El hombre, un ser que cuestiona”, Straus presenta un caso convincente para entender a los seres humanos como “animales interrogantes”.
  2. Según el filósofo francés Maurice Merleau-Ponty, ni los seres completamente ignorantes (animales) ni los seres completamente conscientes (dioses) pueden hacer preguntas. Al ser una “mezcla frágil” de los dos, los humanos tenemos una disposición única para querer aumentar nuestro conocimiento, y lo hacemos haciendo preguntas. Como sabemos que no sabemos todo lo que hay que saber, sólo nos lleva unos segundos acceder a una conciencia colectiva que nos dice que dependemos unos de otros para encontrar las respuestas a nuestras preguntas.
  3. Cuestionar nos hace mejores solucionadores de problemas. Según Albert Einstein, hacer preguntas no debe ser para obtener respuestas, sino para resolver problemas. Y para resolver los problemas perversos de nuestro mundo incierto, los líderes deben resistir la tentación de apresurarse a encontrar una respuesta. Se supone que Einstein dijo: “Si tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, pasaría los primeros 55 minutos determinando la pregunta adecuada, porque una vez que sepa la pregunta adecuada, podría resolver el problema en menos de cinco minutos”.
  4. Las preguntas son datos. Según Straus, no hay mejor manera de movilizar y mapear la inteligencia colectiva de un grupo. En “El hombre, un ser que cuestiona”, escribe: “Las preguntas son tan reveladoras como los sueños, o incluso más. Como su selección depende de condiciones históricas, sociales y culturales, un inventario completo de las cuestiones que han animado y agitado o no han inquietado a una persona, una nación o una época nos brinda una visión histórica profunda”.
  5. Los líderes que deseen aprovechar estos datos deben concentrarse menos en responder las preguntas de todos ellos mismos y más en facilitar que las personas con las que están hablando (sus empleados) accedan y se ayuden mutuamente a responder las preguntas que tienen el mayor impacto en el desempeño general del gobierno.
  6. Cuestionar nos obliga a tomar decisiones importantes. Las preguntas son la clave para comprender mejor las dimensiones subconscientes de la persona que hace las preguntas. Puede ser extremadamente difícil entender por qué un presidente piensa de la manera en que lo hace y cómo ayudarlo a cambiar su mentalidad y comportamiento si es necesario. Entonces es lógico que las preguntas también puedan ayudar a los líderes a comprender mejor la cultura y los hábitos de su organización.
  7. En su artículo de 1988, “Hacia una historia de la pregunta”, el filósofo holandés C.E.M. Struyker Boudier escribe: “En y a través de sus preguntas, el ser humano puede llegar a lo divino y degradarse a sí mismo al infierno demoníaco del mal”. El cuestionamiento fuerza a las personas a la línea entre el bien y el mal, el sí y el no, los pros y los contras. Hacer preguntas está estrechamente relacionado con hacer una elección. No podemos abordar todo a la vez, por lo que para hacer una pregunta, debemos decidir en qué concentrarnos y cómo. Tenemos la opción de adoptar un enfoque optimista o pesimista, abstracto o concreto, individual o colectivo, amplio o estrecho, orientado al pasado o al futuro.
  8. La clave para cambiar la cultura de una organización no es decirle a la gente qué hacer, sino facilitarles que hagan las preguntas que les permita considerar su comportamiento actual. Sólo al dejar espacio para que sus colegas, empleados y otras partes interesadas hagan sus propias preguntas y activen su propia experiencia y conocimientos, los líderes pueden garantizar que la aceptación de las nuevas iniciativas por parte de las personas sea una opción activa y, por lo tanto, algo en lo que se sientan comprometidos a actuar.
  9. Sin preguntas no habrá cambios. No hay garantías de que la gente transforme su confusión en curiosidad. Como dijo el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer en su libro de 1960, “Verdad y método”: “No se puede construir experiencia sin la actividad de hacer preguntas”. Esto también se aplica al revés: cuando hacemos preguntas, estamos abiertos a nuevos conocimientos y dispuestos a aprender de ellos. ¡Por eso preguntamos! Y es por eso que los líderes que realmente quieren ayudar a sus empleados a aprender algo nuevo, y empoderarlos para desarrollar nuevas soluciones por sí mismos.
  10. Confiar en el proceso de hacer y escuchar las preguntas de otras personas es también una decisión de pensar en el cuestionamiento como parte de un proceso social, algo que hacemos para comprendernos mejor a nosotros mismos y a las personas que nos rodean. En su libro de 1978, “Preguntas y cortesía: estrategias en la interacción social”, la antropóloga Esther N. Goody escribe: “Cuestionar no sólo implica pedir información, sino que también conlleva una función de mando”.

La mañanera de AMLO no ayudará en las consultas por el T-MEC

Todo esto viene a cuento porque en la conferencia de prensa matutina de ayer, el presidente AMLO dedicó una buena parte del tiempo a reiterar una visión ideológica que no ayudará en el proceso de consultas sobre el T-MEC. Cuando el presidente AMLO deje sus ideas preconcebidas a un lado, y acepte que es necesario hacer preguntas, podrá resolver muchos problemas, compartir conocimientos, cambiar su comportamiento, confiar en sí mismo y asumir la verdadera responsabilidad de su gobierno.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino