Al volverse un hecho histórico por el significado especial que tiene, la toma de protesta de Claudia Sheinbaum está envuelta en un clima de confianza, certidumbre y transformación. Mañana, por primera vez en la historia contemporánea de nuestro país, seremos testigos de un episodio inédito. Tendremos la fortuna, ante los distintos medios de comunicación, de poder observar a la primera mujer con la banda presidencial. De hecho, todo está listo en el Congreso federal para llevar a cabo la ceremonia, que es justamente lo que millones de mexicanos anhelamos con el voto mayoritario que depositamos el pasado 2 de junio.
Claudia Sheinbaum, está más que claro, está lista para sujetar las riendas del país. Tiene, además del apoyo incondicional del pueblo de México, la capacidad social y política para tomar las decisiones correctas que, desde luego, beneficien a la población, especialmente a los sectores que más requieren atención. Ella misma, por su parte, ha ido armando una columna vertebral traducida en su gabinete legal y ampliado. Cada uno de ellos, de hecho, reúne los aspectos indispensables para garantizar un desarrollo que, para el caso, esté a la altura de las circunstancias, por la vocación y la madurez que imprimirán.
Ese momento crucial llegará mañana mismo en las primeras horas del arranque del mes de octubre. En las condiciones como arribará al poder, en efecto, hemos ido haciendo un pequeño balance de lo que acontecerá en los primeros meses. De modo que hay proyectos que no se han concluido por los tiempos, Sheinbaum, a lo largo de esta transición, ha ido anunciando que dará acompañamiento para concretarlos lo más pronto posible. Asimismo, está claro que hay un andamiaje importante de proyectos de obra e infraestructura que, como jefa de Estado, le tocará coordinar para avanzar hacia la construcción del segundo piso que, hoy por hoy, tiene sus cimientos en el legislativo federal. Recordemos que, la semana pasada, la fracción parlamentaria de Morena intensificó los quehaceres en cinco puntos medulares que, al final de cuentas, quedaron aprobados para reformar el marco constitucional.
Cuando hablamos de los inicios del segundo piso de la llamada 4T, evidentemente, tenemos que hacer notar los trabajos que ha llevado a cabo el coordinador de la Cámara de Diputados, y pieza crucial en el armado, Ricardo Monreal. En el plano legislativo, a propósito, se aprobaron cinco modificaciones en temas sustanciales. Esos quehaceres, en efecto, se retomarán una vez que Claudia Sheinbaum tome protesta como presidenta de México. Hablamos de 15 rubros que forman parte del paquete de iniciativas que propuso López Obrador. Siendo así, lo que está en juego es de vital importancia. De hecho, el mismo líder de San Lázaro, una y otra vez, ha hecho hincapié en los efectos positivos que esto traerá a la postre. Lo más importante de todo es que, de manera conjunta, Monreal y Sheinbaum evalúan periódicamente los avances y, gracias a ello, vemos una fracción altamente unida y echada para adelante.
Morena, de por sí, ha mostrado mucha convergencia en los últimos años. Seguramente ese fenómeno tendrá un punto de solidez con la llegada de Luisa María Alcalde, nueva presidenta nacional del partido guinda. Desde ahí, de hecho, Claudia Sheinbaum tendrá una base social de apoyo muy fuerte, especialmente para tener una participación más activa de la ciudadanía. Esa misma estructura, para lo que se avecina, aspira a ganar las quince entidades federativas que estarán en juego. Eso, para la construcción del segundo piso de la 4T, también constituye un enorme desafío que sabrá canalizar la nueva dirigencia. De entrada, seguirá poniendo en práctica la democracia participativa y los espacios de opinión, como mecanismo de representación del pueblo de México. Será, no tenemos la menor duda de ello, otro sexenio histórico en desarrollo social. Las reformas constitucionales, por decirlo así, son el principal sostén y el motor de impulso para materializar los cambios sociales. Y para garantizar eso, naturalmente, es de vital importancia la proporción numérica que tiene la fracción parlamentaria de Morena en ambas cámaras legislativas. En San Lázaro, por ejemplo, Ricardo Monreal, además del trabajo quirúrgico exitoso, representa la experiencia y la madurez que hay que tener en cuenta para manejar ese nivel que se ha mostrado en los debates y análisis de los temas dominantes de la agenda.
Y qué decir del Senado de la República. Ahí, de hecho, han realizado una buena mancuerna el líder de la fracción, Adán Augusto López, lo mismo que Gerardo Fernández Noroña. Ellos, en definitiva, han contribuido a conseguir el consenso necesario para sacar adelante la mayoría calificada que se necesita. La operación política tras bambalinas, desde luego, ha dado como resultado la labor eficaz. Siendo así, el gobierno de Claudia Sheinbaum, que es en esencia la construcción del segundo piso de la cuarta transformación, garantizará eso que López Obrador concretó en seis años. Hablamos de democracia, progreso, desarrollo económico y otros rubros que aumentarán.
Eso, entre muchos aspectos más, constituyen el segundo piso de la cuarta transformación. Dadas las condiciones, el desarrollo social está más que garantizado, especialmente por el esquema de reformas constitucionales que vendrán.