Porque tengo un pasado, dice el bolero

Algo le pasa al presidente. Algo le ha venido pasando desde hace meses o años, o desde que entró al poder. Y es las cosas que él hizo, vivió, tocó, experimentó y conoció en su pasado, son las mismas que él ahora detesta, critica, señala y en el mejor de los casos ignora.

Hay algo en el pasado del presidente López Obrador que no lo hizo feliz y que lo ha arrastrado ahora a su presente, por lo tanto pienso que ahora tampoco sea feliz .

Una de tantas cosas del pasado de AMLO es el tema de la UNAM.

La Universidad Nacional, sin temor a equivocarme, es un símbolo de todos los mexicanos que nos representa en el mundo entero. Es nuestra máxima casa de estudios y nuestro mayor orgullo académico.

Una gran universidad para todos

Mi hija hace unos días me preguntó cuál universidad mexicana estaba entre las mejores del mundo y le dije sin titubeos que solo dos: en primerísimo lugar la UNAM, propiedad del pueblo de México, y después el Tecnológico de Monterrey, esta última una escuela privada auspiciada por el capital regiomontano, es decir, elitista.

Siempre he admirado a la gente que en la UNAM estudió. Hubiera sido muy feliz en haber podido entrar ahí a cursar mi carrera. Impensable. En verdad yo sentía que esa universidad era, en mis tiempos estudiantiles — y sin duda lo sigue siendo— , solo para los eruditos y yo nunca fui la mejor estudiante.

Pero, ¡oh sorpresa!, Andrés Manuel López Obrador sí estudió ahí. No era nada fácil —ni es ahora mismo— ingresar en la UNAM y mantener el nivel para terminar una carrera.

Pensé, por lo tanto, que AMLO le tendría amor, respeto y lealtad a la casa de estudios que, de manera gratuita (y vaya que él tanto ama el tema de la gratuidad), le abrió las puerta, pero…

Contra la UNAM y contra Narro

Ya van dos días consecutivos en que el presidente ataca y ofende a la Universidad Nacional.

Hoy la llamó “universidad derechista”, como si eso fuera ofensa. Como si solamente los de izquierda pudieran estudiar ahí. Se le olvida que la UNAM ha sido siempre para todos los mexicanos jóvenes que cumplan con el único requisito, que no es menor, de la excelencia académica.

Hoy la criticó, la denigró y la señaló, pero no nada más a la Universidad Nacional, sino también a su exrector José Narro Robles, a quien no es la primera vez que agrede y ataca. No sé por qué dijo hoy que José Narro sigue “muy activo” en tono sarcástico y burlón; si así fuera, pues qué bueno, ¿no?. También lo llamó nini, digo, señor presidente, tenerle más respeto a un hombre de 71 años de edad y a la figura que representa y representó, no estaría mal.

Literalmente le faltó al respeto.

No sé qué tema trae AMLO contra José Narro Robles. Son casi contemporáneos, pero sí creo que son muy diferentes.

He platicado y escrito en otras ocasiones acerca de que me consta la calidad humana que posee José Narro. La de veces que le ha tendido una mano —o las dos— a quien se lo pide. Eso él no lo cuenta porque de hecho, en mi caso, me pide que no lo cuente: “Que nadie se entere, doña Claudia”, me dice.

Ese es el exrector de la UNAM  y ex secretario de Salud. Para ser un buen funcionario público tienes que ser una buena persona y el doctor Narro lo es.

El capo neoliberal de la UNAM trabaja en la 4T y puede ser sucesor de AMLO

Por cierto, Narro solo continuó en la UNAM el trabajo que hizo su antecesor Juan Ramón de la Fuente, hoy amigo del López Obrador, precandidato presidencial y embajador en la ONU.

Si hubo alguien que dio el giro neoliberal a la UNAM —llegó ahí a poner orden en el caos de una revuelta estudiantil de izquierda— fue De la Fuente; entonces ¿a qué hora lo va a poner de patitas en la calle el presidente López Obrador?

Otras preguntas: Si De la Fuente es héroe progresista, ¿por qué Narro no, si representan exactamente lo mismo y hasta son amigos cercanos? ¿Por qué el presidente agrede tanto al segundo y apapacha al primero si ambos fueron pilares del mismo proyecto universitario tan supuestamente burgués? ¿Qué le provoca o cuál es la causa que lleva al presidente a atacar a Narro cada vez que se le antoja y a admirar a De la Fuente, que en todo caso ha sido el capo neoliberal en la UNAM?

Por cierto, De la Fuente fue leal colaborador del más neoliberal de los expresidentes, Ernesto Zedillo, padre del Fobaproa, consejero de empresas transnacionales que lucraron con el patrimonio mexicano y hoy —o hasta hace muy poco tiempo— profesor en la muy neoliberal universidad norteamericana de Yale.

La hora de cambiar, presidente

Es que, seamos honestos y sinceros, si no cambia su actitud este presidente nunca va a poder alcanzar algunos vuelos y niveles que otras figuras políticas alcanzaron. Ojalá lo entienda y actúe en consecuencia.

Ojalá AMLO no sea como aquel que toma clases de canto y se esfuerza por ser el cantante que todos esperaban, pero si no les da el rango de voz, si no tienen la calidad interpretativa, la capacidad de transmitir emociones, pues no podrán alcanzar ese estrellato, por más que se esfuercen, y entonces culpan a todos los demás intérpretes de lo que les pasa.

En fin, que el presidente ataque a la universidad que le abrió las puertas es preocupante. ¿O es que pretende que la UNAM pase a ser la Universidad del Bienestar? Sería absurdo, pero a estas alturas del juego ya no es impensable.

¿No se da cuenta AMLO de que si lastima a la UNAM podría generar una conflicto mayor en la sociedad mexicana — ha. ocurrido otras veces— o, por lo menos, lo que va a lograr es que en México solo destaquen las universidades privadas? ¿Le gusta más al presidente el Tec de Monterrey que la UNAM? Que responda quien tenga que responder.

Por más que analizo, no entiendo a este presidente. Por más que trato de comprenderlo y de desmenuzar su personalidad, no doy.

Por lo pronto, lo que nos toca como mexicanos es pedirle a Andrés Manuel que no se meta ya con lo que es sagrado para nosotros los mexicanos, y no hablo de la Guadalupana, sino de una institución de educaciòn superior que nos enorgullece. Si la UNAM no es sagrada para el presidente, al menos que deje de manosearla.

Es cuánto.