“Existe este examen que se llama el examen de Comipems que supuestamente elige a los mejores estudiantes para las mejores escuelas. Esto está mal, todas las escuelas públicas tienen que tener el mismo nivel educativo…nosotros debemos avanzar a un sistema educativo que sea bueno para todos. Por eso vamos a desaparecer el examen del Comipems y a apoyar a todas las instituciones de educación media superior”.

CLAUDIA SHEINBAUM

“And if I only could

I'd make a deal with God

And I'd get Him to swap our places

I'd be runnin' up that road

Be runnin' up that hill

With no problems”

KATE BUSH

“Es terrible hablar bien cuando se está errado.”

SÓFOCLES

El nivel educativo no se iguala por decreto. O sí… pero para mal.

Ello viene a cuento porque, hace una semana, durante un mitin de campaña en Ixtapaluca, Claudia Sheinbaum propuso eliminar el Concurso de Asignación a la Educación Media Superior de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (COMIPEMS) para el ingreso a la educación media superior de este país. Ello como una forma de que “la juventud mexicana pueda tener una educación más accesible”...

No busco ahora defender este concurso en lo particular, tampoco al CENEVAL, organismo que lo diseña y administra (confío habrá oportunidad de hacerlo en otras contribuciones), sino hacerle notar a la candidata, a su equipo de trabajo, a los analistas y a mis lectores en general lo absurdo que es no darse cuenta de lo siguiente:

1) México SÍ requiere medir los aprendizajes de los niños y jóvenes —y luego, en consecuencia, actuar y modificar políticas públicas— para poder mejorar.

2) Hoy en día, las herramientas y la infinidad de posibilidades digitales hacen necesario monitorear, medir y evaluar no solo los aprendizajes, sino también las competencias y actitudes socio emocionales de alumnos y maestros, a fin de dar un verdadero salto positivo en equidad y calidad de las enseñanzas y de los aprendizajes.

3) Nuestras escuelas públicas no son igualmente buenas, lo que lleva al gobierno a una disyuntiva.

Y para anularla es que hallamos un instrumento como el COMIPEMS.

Veamos esa disyuntiva: por un lado, suponer que la escuela cercana es a la que tiene que ir determinado estudiante es reafirmar “origen es destino”. Es desechar cualquier posibilidad de movilidad social y de actuar en función de programas de detección de talentos. Por el otro, dejar al estudiantado (o a sus padres) la libre elección del plantel escolar llevaría a un nudo gordiano que la administración pública simplemente no puede —no tiene la capacidad, recursos e infraestructura para— resolver.

4) Es por lo anterior que el COMIPEMS fue creado por el CENEVAL a petición de ¡las propias instituciones públicas educativas! y de los gobiernos federal y de la Ciudad de México…

Este tipo de examen:

A. Ha resuelto el problema al que se enfrentaban los estudiantes (y sus padres) al tener que solicitar a varias / muchas instituciones a fin de asegurar un lugar en algún plantel (particularmente complicado si los educandos buscaban un lugar en las prepas de la UNAM y del IPN y, con ello, asegurar además un lugar en esas instituciones para los estudios profesionales vía lo que se conocía como el “pase automático”).

B. Ha permitido que no sea responsabilidad de las instituciones eeducativas ni de la SEP, sino del instrumento y del organismo (en este caso CENEVAL), el rechazar o aceptar a los jóvenes en determinados planteles.

C. Ha reconocido el MÉRITO educativo, pues COMIPEMS permite, además de poner orden en el proceso de asignación de plantel, asignar lugares con base en las preferencias de los jóvenes y también en sus resultados en UN solo examen.

La educación es probablemente el sector más rezagado en México después de la salud. Pero desaparecer el proceso de examinación y de evaluación ANTES de haber establecido un buen nivel educativo en las instituciones de carácter público y haberlo igualado en todos los planteles, es demagogia y es erróneo.

Asimismo, el no privilegiar el mérito, como variable nodal en los procesos de aceptación, asignación, evaluación y distribución de apoyos económicos varios es revivir nociones obsoletas y erróneas que nos remontan a épocas anteriores a PISA y a los debates actuales sobre evaluación, tiempos que se caracterizaban precisamente por reproducir las peores desigualdades. A esquemas viejos en ideas, espíritu y estilo.

Por cierto, el problema CENTRAL de la realidad de la educación media superior en México tampoco es el —escaso— número de planteles. Es la alta deserción que hay en ellos. Y la deserción es indicativa de la mala calidad educativa, pero también de su irrelevancia para los jóvenes de ahora. La deserción se da porque los estudiantes de ese ciclo de estudios ya no obedecen a sus padres y ante la aburrición y/o inutilidad que les provocan las clases, las abandonan.

Claudia Sheinbaum busca revivir a un fantasma —en este caso COMIPEMS— para hacer creer que sabe lo que se requiere hacer. Mucho cuidado; si ese consurso no era “el culpable” del fracaso educativo hace 20 años, menos aún lo es ahora.