La Jornada así calificó —como tácticas de terror— lo que estamos experimentando desde hace días en no pocas regiones de México.

Táctica es un concepto militar, que solo se entiende ligado a otro: el de estrategia. Para simplificar digamos que la estrategia es la planificación general, de mediano plazo, la ruta a seguir para llegar a un objetivo. La táctica, en cambio, es el conjunto de misiones concretas a realizar en cada momento de la aplicación del plan.

La Jornada, en su editorial de este sábado, ha diagnosticado adecuadamente lo que está pasando:

“La semana que termina ha estado marcada por despliegues de violencia a gran escala por parte de diferentes facciones del crimen organizado”.

“La noche del martes y la madrugada del miércoles”, en distintos municipios de Jalisco y Guanajuato, “integrantes del cártel Jalisco Nueva generación ( CJNG) se enfrentaron a fuerzas federales, incendiaron al menos 28 negocios y 31 vehículos, arrojaron objetos metálicos puntiagudos conocidos como ponchallantas sobre diversas vías de comunicación y efectuaron bloqueos carreteros después de que elementos de la Secretaría de la Defensa interrumpieran una reunión entre dos bandas criminales”.

“El jueves al mediodía, una riña en el Centro Estatal de Reinserción Social (Cereso) número 3 de Ciudad Juárez, en Chihuahua, dejó tres muertos dentro del recinto y dio paso a una ola de ataques que paralizaron a la urbe fronteriza y obligaron a negocios, instituciones y ciudadanos a autoimponerse un toque de queda”.

Los ataques en Ciudad Juárez se prolongaron hasta la mañana de ayer viernes, “cuando diversos individuos armados obligaron a los choferes de camiones de transporte de personal de las maquiladoras a descender de sus unidades para luego incendiarlas”.

“Cuando apenas se extinguían las cenizas de estos atentados, habitantes de los municipios bajacalifornianos de Tecate, Rosarito, Ensenada, Tijuana y Mexicali difundieron imágenes de bloqueos y autobuses de transporte público incendiados; al menos 12 en Tijuana y un número indeterminado en otras demarcaciones”.

Por si eso no fuera suficiente, la madrugada de este sábado comandos armados incendiaron una gasolinera y un vehículo en Zitácuaro, Michoacán.

Sembrar terror

Para quienes editan La Jornada —el gran diario de izquierda dirigido por la señora Carmen Lira— no hay duda de que “en la magnitud de la violencia desatada durante estos días y en la elección de los blancos puede verse un propósito de aterrorizar a la población y alterar en el máximo grado posible la vida cotidiana”.

De ahí que el editorial del citado periódico exija a las autoridades dos cosas:

(i) “Localizar, detener y procesar judicialmente” a quienes sean responsables de las tácticas terroristas contra México.

(ii) Desenmascarar a quienes diseñaron la estrategia —evidentemente de desestabilización—, con el propósito de “esclarecer los porqués de este giro hacia las tácticas de terror y tomar todas las medidas para que no se conviertan en componentes habituales del acontecer nacional”.

Habla La Jornada de un “giro hacia las tácticas de terror”. Es verdad, sin duda, porque la violencia del narco no se expresaba así. No tan coordinadamente en distintos puntos de México. No teniendo como acción principal incendiar tiendas Oxxo, cadena comercial que tanto ha cuestionado el presidente AMLO porque sus establecimientos pagan menos luz que las familias modestas.

Por qué los Oxxo

Estoy seguro que nadie se lo pidió, pero el comentario de ayer en su columna de El Financiero del periodista Juan Ignacio Zavala —cuñado de Felipe Calderón— será usado, en otra fase de la estrategia de la derecha, para culpar a AMLO:

“Como ha sido público, el presidente ha culpado a esas tiendas (Oxxo), a sus dueños, de rapacería en materia energética; ha dicho que saquean con la luz, que hacen uso indebido de las nuevas energías y pagan menos que el pueblo. Es claro: el presidente señala al enemigo, y el crimen se encarga de hacer el trabajito”.

Es inmoral lo que hace la derecha, ojalá ya le pare. Se comprende que sus líderes busquen desprestigiar a Andrés Manuel. Pero de esa manera no lo lograrán y, por lo tanto, seguirá creciendo la fuerza electoral de Morena.

Más vale que la derecha, sus periodistas, sus intelectuales, sus políticos, dejen de jugar con fuego. Así no ganarán elecciones, pero sí podrían generar muy serios problemas a toda la sociedad mexicana.

Si lo que busca la derecha es que Andrés Manuel se desespere y envíe a las fuerzas armadas a exterminar delincuentes para exhibirlo como promotor de la barbarie, no ocurrirá. La gente que combate a AMLO debería ya entender que este no hará lo que sí hizo Calderón: aniquilar muchachos pobres en todos los barrios de México, según él porque eran sicarios. El esposo de Margarita Zavala atentó contra derechos humanos y no solucionó nada; de hecho, más bien complicó las cosas.

La apuesta por la paz del presidente López Obrador es correcta. Tardará en llegar la pacificación, pero llegará. Bien lo dijo un estratega genial, Sun Tzu: “Las ruedas de la justicia giran lentamente pero giran bien”.

La guerra que perdió Calderón por haber apostado tanto a la violencia, Andrés Manuel la ganará apostando por la concordia. Una prueba de que la victoria está cerca es la forma en que la derecha empresarial y política de México evidentemente ha pactado con el narco para sembrar terror en distintas localidades, exhibiendo como su bandera a las tiendas Oxxo, esas que no pagan correctamente la luz, pero que la pagarán, claro que la pagarán. Es lo decente, y así será.

El ejecutivo principal de los Oxxo, José Antonio El Diablo Fernández, si es un hombre de bien —y no tengo duda de que lo es— , deberá bajarle al fanatismo ideológico, aceptar una caída en sus utilidades y colaborar con el Estado mexicano por la vía de aceptar que no paga lo justo por la luz, para, a partir de tal confesión, retribuir a la CFE correctamente; ello regresará a esa empresa la reputación que desde finales del siglo XIX ha tenido: la de aliada de México, no enemiga de este enorme y bellísimo país.