Vivimos una época marcada por la conectividad, la inteligencia artificial, el posible ascenso de nuevas potencias económicas y un entorno cada vez más multilingüe. Frente a este dinamismo y constante reconfiguración geopolítica, vale la pena preguntarse: ¿seguirá siendo el inglés un idioma estratégico para México? ¿O acaso está perdiendo su papel como lengua franca? ¿Será sustituido por otros idiomas como el mandarín?
En mi perspectiva, el inglés no solo se mantendrá vigente, sino que reafirmará su papel como impulsor de la movilidad social y del desarrollo económico del país. El inglés no es una moda o una ventaja opcional: es una herramienta de largo plazo que, bien incorporada, puede ser clave para el progreso individual y colectivo.
Un referente compartido
Sin duda, hay una gran riqueza de idiomas en el mundo: todos aportan, todos abren puertas, todos enriquecen. Pero quiero enfocarme en el inglés por una razón clara: su alcance global. De acuerdo con estimaciones de Statista, en 2025 aproximadamente 1,530 millones de personas hablan inglés como lengua nativa o secundaria; es decir, cerca del 19% de la población mundial. En otras palabras, uno de cada cinco habitantes del planeta.
Y lo más relevante, dado su enorme alcance, es que en contextos multilingües y multiculturales el inglés actúa como un puente común. Puede compararse con una red social global: cuanto más amplia es la comunidad que lo habla, más útil y poderosa se vuelve la herramienta. Por eso, seguirá siendo clave en la ciencia, tecnología, negocios, diplomacia y cultura: porque brinda un referente común para innovar, colaborar y enfrentar desafíos globales en conjunto.
A esto se suma que el crecimiento del idioma ha estado estrechamente ligado al desarrollo de internet, hasta volverse inherente a la evolución del ecosistema digital. Viendo hacia atrás, la red se construyó en gran medida en inglés, lo que creó una arquitectura donde dominar este idioma implica acceso privilegiado a conocimiento, herramientas y oportunidades.
Mirando hacia adelante, al ser la lengua dominante en la creación de estándares tecnológicos y de interoperabilidad entre plataformas, quienes lo dominan están mejor posicionados para contribuir activamente a lo que viene: desde la ciencia abierta hasta la IA. Es la diferencia entre formar parte de la innovación global o limitarse a consumirla.
Estas son solo algunas razones por las que el inglés seguirá desempeñando un papel estratégico en México y el mundo. Y la demanda global lo confirma: según el más reciente reporte de Research and Markets, el mercado del aprendizaje del inglés —que en 2024 superó los 28 mil millones de dólares— crecerá hasta alcanzar más de 70 mil millones hacia 2030.
La pregunta entonces no es si el inglés seguirá siendo relevante, sino de qué forma. Lo veo en dos vías para el país: en lo individual, como herramienta de movilidad social; pero también a nivel macroeconómico, como palanca de crecimiento.
Desarrollo individual, oportunidad colectiva
En términos individuales, el inglés es sinónimo de acceso: a mejores oportunidades laborales, a becas, a programas de intercambio, a mejores salarios. Es una llave que abre puertas concretas. En México, diversas estimaciones indican que las personas con dominio de este idioma pueden llegar a ganar hasta un 50% más que quienes no lo hablan.
Pero va más allá de lo económico. En lo social, el inglés amplía la capacidad de las personas para acceder a información desde múltiples fuentes, formar parte de comunidades internacionales y participar en la conversación global. Incluso en el entretenimiento, la cultura y el esparcimiento, permite disfrutar películas, música y literatura en su idioma original. Facilita entender el mundo desde otros ángulos y establecer relaciones personales y profesionales que de otro modo no existirían. En otras palabras, contribuye a una ciudadanía más activa, informada y conectada.
Ahora, en el nivel macro, las implicaciones de su dominio son aún más profundas. Está documentado que existe una relación directa entre la competencia lingüística en inglés de una población y el desempeño económico del país. El Foro Económico Mundial ha señalado cómo el PIB y el ingreso nacional bruto tienden a ser más altos en naciones donde una mayor proporción de la población domina este idioma.
¿Por qué? Porque una fuerza laboral con dominio del inglés resulta más atractiva para la inversión extranjera. Porque permite a las empresas expandirse con mayor facilidad hacia mercados internacionales. Porque abre el acceso a tecnologías, metodologías y redes globales que impulsan la innovación. También porque habilita a los emprendedores a integrarse en ecosistemas globales de startups, acceder a fondos internacionales y participar en aceleradoras mundiales. Además, posiciona mejor al país frente a socios comerciales y potencias emergentes, donde el inglés sigue siendo la lengua común de los negocios. Estos son solo algunos ejemplos del valor estratégico que representa para la economía.
Hacia adelante…
No se trata de renunciar a nuestras lenguas originarias ni a nuestra identidad, sino de sumar. De abrir posibilidades. De construir puentes. El futuro —ese que se teje desde hoy— no será monolingüe, pero sí requerirá lenguajes comunes que nos conecten. La pregunta entonces es: ¿estamos preparando a las nuevas generaciones para comprender, participar y liderar en ese mundo interconectado?
Darren Coyle, director del British Council para México y el Caribe. Síguelo en LinkedIn.