China respaldó a Rusia. Los presidentes Xi Jinping y Vladimir Putin dijeron que se oponen a una mayor ampliación de la OTAN. Presentaron un frente unido en conversaciones pocas horas antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing. Emitieron una declaración conjunta después de la reunión del viernes pasado. Acordaron profundizar la cooperación en seguridad y en sus vínculos políticos y económicos.

Durante la reunión se llegó a un nuevo acuerdo entre Gazprom de Rusia y CNPC de China para suministrar gas a través de una nueva ruta con entregas de 10 mil millones de metros cúbicos al año, durante 25 años.

Xi y Putin dijeron que se apoyarían mutuamente en la defensa de la soberanía y sus intereses, al mismo tiempo que lidiarían con las interferencias externas y las amenazas a la seguridad regional. Criticaron los intentos de “ciertos estados” de imponer sus propios estándares democráticos en otros países. Dijeron que estaban preocupados por el pacto de seguridad Aukus entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos.

Se comprometieron a aumentar la cooperación para contrarrestar los intentos de fuerzas externas de socavar la seguridad e interferir bajo cualquier pretexto. La declaración conjunta de Putin y Xi crea un frente común para hacer retroceder la presión estadounidense sobre Rusia y China en Europa, Asia y en todo el mundo.

El 30 de noviembre pasado escribí aquí que había una alerta máxima en Ucrania. Rusia estaba lista para la invasión. Putin quiere consolidar su lugar en la historia restaurando el control ruso sobre su vecino.

¿Qué ha hecho Putin hasta ahora?

  1. Ordenó el desplazamiento de tropas, tanques, artillería a la frontera con Ucrania, así como a Crimea (una región que Rusia arrebató a Ucrania en 2014) y a Bielorrusia (un aliado cercano de Rusia y vecino de Ucrania). Putin ha acumulado 130 mil efectivos alrededor de las fronteras de Ucrania.
  2. Desplegó un amplio respaldo logístico: hospitales de campaña, cisternas de combustible, grandes reservas de municiones; todo lo que se necesita para una ofensiva real.
  3. Exigió que Ucrania no sea admitida en la OTAN.
  4. Demandó que la OTAN no despliegue fuerzas en estados miembros cercanos a Rusia, como Polonia y los Estados Bálticos.

En la opinión de Putin, si Ucrania y Occidente rechazan estas exigencias, la diplomacia no sirve. Luego vendría una invasión. Ni los propios rusos la quieren. Sólo Putin y su círculo íntimo que domina el país piensan que Ucrania no es un país diferente. No han podido superar el hecho de que ya no dirigen una superpotencia. Sus hombres cercanos lo engañan y le dan información inexacta. Por eso, aunque sea muy racional, Putin puede tomar decisiones peligrosas.

Putin está obsesionado con su legado histórico. Odiaría que en los libros de historia sea visto como el líder que perdió Ucrania, que permitió que la OTAN y Occidente se salieran con la suya. Putin quiere que Ucrania se vea obligada a un estado de neutralidad, lo que significa que siempre será vulnerable a Rusia y garantiza que nunca se unirá a la OTAN. Putin quiere que la OTAN regrese a donde estaba en 1997.

La influencia de Occidente sobre Putin es bastante limitada. Putin ha pasado los últimos siete años convirtiendo a Rusia en una economía a prueba de sanciones. Lo único que podría devastar la economía rusa es que Europa no compre gas natural o petróleo rusos. Pero eso significaría aumentos masivos en los precios y una escasez tal en Europa, en pleno invierno, que morirían de frío muchos adultos mayores.

Por su parte, las acciones de Moscú en Ucrania podrían interrumpir la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, el proyecto insignia de política exterior. Se estima que el 85 por ciento del tráfico ferroviario chino a Europa pasa por Bielorrusia, y podría verse afectado por las hostilidades en la región. Ucrania fue concebida como uno de los pilares del BRI y Beijing todavía tiene la vista puesta en ese país, siendo China su mayor socio comercial.

Las rivalidades de Rusia y China con Occidente están acercando a los dos países más que nunca. Habrá apoyo mutuo y acciones cada vez más coordinadas. ¿Qué significados concretos tuvo la cumbre Xi Jinping – Vladimir Putin del viernes pasado? ¿Qué evidencia concreta hay para la preocupación de Estados Unidos?

  1. Tanto China como Rusia comparten el mismo objetivo de acabar con la primacía de Estados Unidos en el orden mundial.
  2. Es el inicio de una nueva era en los lazos entre Beijing y Moscú, que continúan fortaleciéndose política, económica y militarmente. Mostraron un frente común.
  3. Putin y Xi dicen que las relaciones son las mejores que han tenido en la historia. Y seguirán profundizándose.
  4. Dejaron la retórica y ahora habrá más acciones concretas basadas en la sustancia. Habrá consulta y coordinación: una “asociación estratégica integral de coordinación”. Esta es una categoría singular en la diplomacia exterior china que se aplica sólo a Rusia.
  5. Rusia y China se oponen a una mayor ampliación de la OTAN y piden que Occidente abandone sus “enfoques ideologizados” de la Guerra Fría.
  6. Beijing expresó que se unió a Rusia para tratar de bloquear la acción sobre Ucrania en el Consejo de Seguridad de la ONU.
  7. Rusia tendrá que depender más de China para compensar las sanciones occidentales provocadas por una eventual invasión a Ucrania.
  8. La participación de China en las exportaciones de petróleo y gas de Rusia en 2020 fue del 31% y 5%, respectivamente. En los últimos cinco o seis años, el papel de Rusia como proveedor de energía para China ha crecido considerablemente y ahora es el segundo mayor proveedor de petróleo crudo de China y el tercer mayor proveedor de gas natural. Las empresas rusas también están aumentando los suministros de carbón de alta calidad a China.
  9. Las exportaciones de bienes de Rusia a China se triplicaron de 16 mil millones de dólares en 2009 a 58 mil millones en 2019. Aproximadamente cuatro veces más que las exportaciones de bienes a los Estados Unidos para el mismo año. Moscú también está buscando formas de diversificar sus exportaciones a China, que aún dependen en gran medida de los hidrocarburos.
  10. El comercio de Rusia con la Unión Europea es considerablemente mayor que su comercio con Estados Unidos o China, especialmente cuando se tienen en cuenta las exportaciones de energía, y es muy poco probable que las economías más grandes de Europa rompan o incluso reduzcan drásticamente sus relaciones comerciales con Rusia.
  11. Lo más preocupante para Estados Unidos es el intercambio de tecnología militar de Rusia con Beijing y las ventas de armas de Rusia a China.
  12. Frente a las amenazas de Occidente sobre sanciones, el apoyo económico y político chino señalaría un cambio geopolítico que podría alterar la política exterior de Estados Unidos.
  13. La mayor atención de Biden en los temas de Rusia significaría que el presidente de Estados Unidos tendría menos tiempo para dedicarse a China, que es el principal objetivo de política exterior de su administración.

En suma, la relación cada vez más estrecha entre Beijing y Moscú ha surgido de un compromiso mutuo de no agresión y de no amenazar los intereses importantes del otro, lo que permite a cada gobierno centrarse en sus objetivos estratégicos.

Washington puede desarrollar estrategias para administrar la relación Rusia-China y debería poder afectar el cálculo de cada gobierno para apoyar al otro hasta cierto punto. Pero, por ahora, la alineación Rusia-China llegó para quedarse.

El frente común entre China y Rusia parece prometedor en el corto y mediano plazo. Esta debería ser la mayor pesadilla de un planificador estratégico de política exterior.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino