Pedro Ferriz de Con ha sido uno de los conductores de radio más exitosos en la historia de la industria mediática mexicana. Pocos periodistas han sido más influyentes entre las clases medias y altas de nuestro país. Su buen trabajo, por supuesto, se tradujo en excelentes resultados económicos para las empresas en las que colaboró hasta antes de dejar la comodidad —en efecto, comodidad— de realizar periodismo amparado en el capital de empresarios dispuestos a invertir en un negocio excesivamente competido y siempre amenazado por grupos de poder económico y político —y hasta religioso— , a los que molesta la difusión de noticias y opiniones de cualquier tipo. Sus honorarios normalmente fueron tan elevados como su popularidad entre el sector económicamente más pudiente de la sociedad mexicana.
Dejó la radio por sus excesos. Se sintió superior a los propietarios de la empresa en la que participaba y hacía exactamente lo que le daba la gana. Nadie lo censuró, simple y sencillamente se le invitó a hacer su santa voluntad en su propio negocio o en cualquier medio que se lo permitiera. A eso se dedicó, aunque antes de convertirse en un emprendedor que empezaba desde abajo, pretendió ser presidente de México. Su andanza política fracasó, a pesar de los pronósticos que muchos hicimos. En lo personal, llegué a pensar que él tenía posibilidades de irse a vivir, en ese tiempo, a Los Pinos, y así lo dije en mis escritos. Me equivoqué… Pedro también se equivocó.
Cuando aceptó que su campaña electoral era un desastre, la abandonó. Entonces, decidió volver a los medios, como emprendedor con recursos limitados, es decir, ya sin depender de grandes capitalistas para armar costosos equipos periodísticos y, por supuesto, para no tener problemas al cobrar quincenalmente cuantiosos honorarios. En su nueva etapa periodística en Central FM, tuvo algunos socios y tronó con ellos, lo que le obligó a convertirse en empresario solitario. Le fue mal, es decir, no tuvo la capacidad para competir con éxito. No cumplió sus objetivos de ventas y ha anunciado en estos días que cierra su negocio.
En vez de admitir que lo suyo no es la difícil aventura empresarial sin contar con dinero de sobra, ha culpado al gobierno de su fracaso. Dijo que los anunciantes han sido son amedrentados para que la familia Ferriz no obtenga ingresos. ¿Es en serio?
Pedro Ferriz pretende convencer de que cierra su negocio porque no hay libertad de expresión en México. No se vale utilizar ese argumento.
La libertad de expresión existe en nuestro país y es mucho mayor en la 4T que en sexenios anteriores. En los periódicos, en la radio, en la TV y en internet todos los días y a toda hora se leen opiniones y reportajes fuertísimos, algunos de espanto, contra el presidente López Obrador y su administración. A nadie se le molesta por ello.
¿Que López Obrador cuestiona a medios y periodistas en las mañaneras? Es su derecho, como es derecho de los aludidos responderle en el tono que quieran. El debate es sano. Quizá molesta a los críticos que se les critique, pero deberán acostumbrarse: Andrés Manuel no dejará de hacerlo, y los críticos criticados no dejarán de cobrar sus altos salarios y honorarios si aportan buenas audiencias a sus empresas.
En otros gobiernos, con menos libertad, quien quería ejercerla y pagaba el costo, lo hacía. Pero, antes y no ahora, en general los periodistas de elevados ingresos no se daban el lujo de ser demasiado críticos con el presidente. Había excepciones, como Carmen Aristegui: hizo lo que quiso, le cobraron la factura, emprendió su propio negocio y le ha ido muy bien. Admirable su trabajo empresarial.
Antes, quiero subrayarlo, en general la libertad de expresión sin límites la ejercían los periodistas con ingresos medianos y aun bajos de medios históricos, como Proceso y La Jornada.
Quiero destacar otra excepción —honor a quien honor merece—, la de El Norte y Reforma: consiguieron grandes utilidades monetarias con un periodismo muy crítico. Lo hizo posible el genio del empresario Alejandro Junco.
¿Por qué al negocio de Aristegui le fue bien en un periodo de gobierno adverso para ella y, en cambio, a la empresa de Ferriz le ha ido tan mal? Los especialistas en gestión empresarial sabrán explicarlo.
No puedo dejar de mencionar que SDPNoticias —nació como El Sendero del Peje en el sexenio de Felipe Calderón—, a pesar de tener al poder político en contra durante sus primeros años de vida, es una empresa que nunca tuvo pérdidas. ¿Qué hicimos? Trabajar, ahorrar, vender. Lo que se hace en cualquier negocio que avanza.
Ferriz es un mal empresario, pero es un buen periodista. Si admite su propia realidad, la de que ya no está de moda, y modera su exigencia de honorarios sobrarán empresas de medios que lo contraten. Y si no, pues no.