Vivimos momentos claves en la vida pública del país. Quizá, esta nueva etapa, abrió la brecha y el universo de la pluralidad así como el derecho a disentir. La expresión venga de donde venga tiene que ser, al menos en el momento, respetada, máxime si se trata de un ambiente educativo visto desde todos los ángulos en un campo de ciencia.

Desde el 2006 hasta el 2018 creo en el proyecto de nación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Tengo la plena seguridad que es un hombre honesto y fiel a sus principios y valores; nunca he dudado del estilo y la forma de gobernar, no obstante, en algunos aspectos no estoy de acuerdo y no por eso debe castigarse o señalarse a rajatabla.

Debemos ser tolerantes y respetuosos en nuestro derecho de opinar y disentir libremente. Nadie puede descalificar ni sesgar la postura propia que se toma; lo digo con el reflejo o el espejo de lo que acontece. Si el presidente tiene un juicio personal de la UNAM debe ser respetado. Él, seguramente— midió el costo de la narrativa con la comunidad educativa y científica de la máxima casa de estudios del país, empero, los que estamos del lado de la Universidad Nacional Autónoma de México— por congruencia, se debe prevalecer en la libertad de opinión.

No pasa nada.

Esto nada tiene que ver con si apoyamos o no la administración del mandatario. Quienes nos expresamos de una forma u otra debemos, al menos por derecho a la pluralidad, ser escuchados. Yo voté tres veces por el presidente Obrador en tiempos de campaña y lo voy a decir abiertamente, aunque, eso no significa que no voy a mostrar mi inconformidad cuando no pienso igual.

He ahí la gran diferencia de vivir en un ambiente democrático. Es curioso y hasta cierto punto es una pena que muchos servidores y funcionarios digan si a todo. Creemos que en varios aspectos hay una razón justificable como el caso de la lucha contra la corrupción, el nepotismo y la opulencia.

Hasta ahí considero que todos vamos por el mismo canal; pero tal parece que, hasta los comentarios a la máxima casa de estudios, obligan a muchos incluso -se ven forzados- a dar respuestas a medias o titubeantes.

O estás de acuerdo o no. Creemos que con la madurez del mandatario no se va a tomar el asunto personal. Muchos legisladores de Morena y actores de la clase política que apoyan a la 4T lo hicieron y no pasó nada. Se les aplaude y reconoce su postura. Debe haber congruencia. Nuestra posición ante la sociedad tiene que ser el instrumento más sagrado de nuestros principios; no obstante, suele ocurrir lo contrario cuando se defienden más los intereses políticos o se está en una línea de batalla, simulando el derecho a disentir.

De hecho, el propio mandatario ha sugerido y ha hecho énfasis en lo importante de sostener nuestra conducta; entre ellos están, por supuesto, la libre manifestación que no agravia a nadie en un marco de respeto y tolerancia de quienes diferimos en un tema de un modo u otro.

Que nadie se sienta ofendido. Fueron las formas las que tenemos que aplaudir y no soslayar; pero también, debemos señalar aquellos que tratan de evitar o más bien, replican con una inercia que verdaderamente representa lo contrario.

Lo digo sobre todo para las figuras públicas que egresaron de la UNAM y ahora se quejan o quieren salir bien libradas con mensajes enredosos que no dicen nada para cuidar más la diplomacia y, políticamente, no verse envueltas aunque, en todos los casos, es obvio el espiral de contradicciones.

Es lamentable porque, de entrada, no hay congruencia con lo que haces y dices. Si vamos a defender la educación que sea con el orgullo de la camiseta sin titubeos, máxime de una de las instituciones con mayor reconocimiento del mundo.

Bien por los actores que sin tapujos defendieron la Universidad Nacional Autónoma de México. Por encima de todo debe estar el orgullo que sentimos y manifestar los valores, eso sí, poniendo sobre todas las cosas el derecho sagrado a disentir. No pasa nada. Es una perspectiva de opinión, nada más. No hay que fanatizarse ni hacer prejuicios; son posturas diferentes de una libertad de pensar, hasta ahí.

Javier Lozano en Twitter: @JavierLozanoMor