Como nunca antes en mi vida he venido escuchando constantemente los términos “clasista” y “racista”.

Me queda claro que esos conceptos son las armas verbales perfectas para el presidente. Las usa constantemente, diría yo que diariamente, como una manera de dividirnos unos contra otros y marcar diferencias entre los mexicanos.

El presidente ha condenado a los que tienen dinero y son de tez blanca.

Claro que mientras lo adoren  e idolatren, entonces él no tiene ningún contratiempo con ellos; si le aplauden ya no le importa si son clasistas o si son racistas.

La palabra clasismo la usa cotidianamente, como para poner en él escenario de la obra de teatro que ha montado, como villanos a las personas adineradas.

Si bien es verdad que siempre han existido estas situaciones (el clasismo y racismo) no solo en nuestro país sino en prácticamente en todo el mundo.

El presidente usa estos conceptos para debilitarnos como nación. Y porque además los que se identifican con esto que dice el presidente, es porque en el fondo hay un complejo muy grande de inferioridad.

El que se centra apasionadamente en el clasismo y en el racismo es porque los complejos que tienen desde su niñez por ser morenos o por no haber sido adinerados los llevan hoy a cargar como bandera y estandarte estos dos términos… Como para tirarse al victimismo.

Mi tez es blanca y no por eso he tenido más privilegios que nadie. La vida no me ha sido fácil y he tenido que tocar puertas como todos para conseguir trabajo y salir adelante.

Me casé con un hombre de tez muy morena. Tengo una hija de piel morena y un hijo de tez blanca y ojos claros. Ambos tienen amigos y no son rechazados en ningún lado.

Si bien, cuando mi hijo era un bebé llamaba la atención por sus ojos claros, como si los ojos obscuros de mi hija no fueran maravillosos también. Pero no han crecido con resentimientos y afortunadamente todavía están lejos del discurso polarizante del presidente por ser aún ellos adolescentes.

El clasismo siempre ha existido. Y es algo en lo que no estoy de acuerdo, pero también acepto que si alguien tiene para pagar distintos  privilegios está bien y está en su derecho.

Todos estos por ejemplo  pases  VIP en todos lados… sin ir más lejos contaré la experiencia que tuve en el parque de diversiones Six Flags de la CDMX.

Ahí estaban la mayoría de las personas haciendo filas de poco más de una hora para accesar a los juegos mecánicos, pero habían otros que contaban con su pase VIP que los hacía no formarse y entrar de manera rápida y directa, sobre todo casi por encima de los que ahí estaban formados para subirse primero a los juegos.

Y bueno uno cae en la desesperación y dices: “Yo quisiera tener uno de esos pases”. Después te da un poco de coraje hacia aquellos que gozan de estos privilegios, pero analizas que está bien que hagan uso de ellos y están en su derecho y piensas: “Si yo tuviera, también lo pagaba”... Y así pasa con todo  en realidad, los vuelos de clase ejecutiva, primera clase, así como la salas de espera Premium (creo le llaman) en los aeropuertos.

Pues sí… uno los pueden pagar, otros no.

Y esto ha sido de toda la vida. Pero el complejo que tiene el presidente tal vez por no ser de tez blanca (y ninguno de sus hijos lo son) y porque sufrió carencias en su niñez y juventud que ahora utiliza esas diferencias para que entre unos y otros se genere el odio, la competencia, la rivalidad, el resentimiento.

El presidente debería de entender que las personas de el color de tez que tengan no son más valiosas ni menos valiosas y que si alguien puede gozar de privilegios, está en su derecho de gozarlos aunque tristemente otros no puedan.

Debería de dejar de usar estos términos (clasismo/racismo) como manera y arma de confrontación porque en nuestro país habemos tanto de piel  morena como de piel blanca y tantos hay privilegiados como los que no lo son.

Eso no se acabará nunca.

Aunque lo que él quiera es que todos seamos pobres para ser felices.

Muchos que adoran al presidente tienen bastante dinero, es ahí cuando no entiendo porqué se identifican con él.

Los que menos tienen o los que más duramente les fue la vida en su niñez y juventud es entendible que se conecten con el discurso de odio y de resentimiento del presidente.

El presidente ataca a los racistas porque él lo el… El presidente ataca a los clasistas, pero él lo es. Vivir en Palacio Nacional es de privilegiados... Y él lo es.

Ojalá tengamos inteligencia emocional para no caer en estos discursos de odio.

Somos todos, todos de diferente color de piel. De diferentes estratos sociales.  Pero todos mexicanos, somos uno.

Basta por favor. Ayudemos a quienes siguen enganchados con el presidente generando odio en sus entrañas.

No permitamos que un monstruo siga alimentando a sus criaturas.

Es cuanto.